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jueves, 31 de octubre de 2024

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Solo los más vociferantes de la mafia anexionista de Miami acusaron a Cuba de haber realizado un asesinato político...

en Trabajadores 31/07/2012
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Accidente cuba
Jens Aron Modig, del Partido Demócrata Cristiano Sueco con nexos con organizaciones anticubanas.

Desde el pasado 22 de julio, se han publicado más de 900 informaciones de prensa y 120 mil mensajes en las redes informáticas sobre el lamentable accidente de tránsito ocurrido esa tarde en que fallecieron dos ciudadanos cubanos y resultaron lesionados un español y un sueco.

Solo los más vociferantes de la mafia anexionista de Miami acusaron a Cuba de haber realizado un asesinato político.

El candidato republicano en Estados Unidos, el Departamento de Estado y, curiosamente, el vocero de la Presidencia de Chile estuvieron entre el puñado de calumniadores que pidieron “una investigación transparente”.

La Nota Informativa del Ministerio del Interior, publicada el pasado viernes 27, cerró el paso a la infame insinuación, con testimonios irrefutables de peritos y testigos presenciales, incluidos los dos extranjeros participantes en el trágico suceso.

Es conocida la historia inmaculada de una Revolución que triunfó y ha sido defendida durante medio siglo sin una sola ejecución extrajudicial, sin un desaparecido, un torturado, un secuestrado, un solo acto terrorista.

No es Cuba, sino Estados Unidos, quien ostenta un vergonzoso récord en materia de asesinatos políticos y ejecuciones extrajudiciales, incluso con aviones no tripulados; de secuestros, torturas en campos de concentración como el de la ilegal Base Naval de Guantánamo y en las cárceles, aplicación arbitraria y racista de la pena de muerte, y crímenes contra civiles inocentes en Iraq, Afganistán, Paquistán y otras naciones.

Todos conocen también la participación de algunos de los aliados europeos de la OTAN en esos actos, en particular los secuestros de ciudadanos de otros Estados, los vuelos secretos de la CIA, las cárceles clandestinas en Europa y la intervención de su personal en las torturas.

Por su parte, el monopolio financiero-mediático, que tradicionalmente difama a Cuba, se concentró en enaltecer a los supuestos “luchadores por la libertad” sin respetar límites éticos ni la muerte de seres humanos, lamentable en cualquier circunstancia.

No se puede tapar el sol con un dedo: pese a la censura y la manipulación, es bien sabido que, en nuestra tierra, la contrarrevolución siempre ha sido y es mercenaria. Son vulgares agentes que el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados pagan, abastecen e instruyen. Traicionan a su Patria por unas monedas.

Algunos de ellos, sin mínima decencia, armaron un macabro espectáculo para la prensa extranjera que detuvo, en plena calle, el cortejo fúnebre de uno de los fallecidos en el accidente. La rápida y enérgica respuesta del pueblo obligó a la Policía Nacional Revolucionaria a extraerlos del lugar. Generosamente, no se les instruyeron cargos y regresaron a sus casas pocas horas después.

Pero lo más interesante de la desproporcionada cobertura de prensa internacional a los hechos acaecidos, es que pocos se preguntan qué hacían en nuestra isla los dos políticos europeos lesionados.

El conductor del automóvil era Ángel Carromero Barrios, no precisamente un turista español como los miles que disfrutan de sincera y cálida hospitalidad en nuestro país. Ahora se sabe que es el Vicesecretario General de Nuevas Generaciones, sector juvenil del Partido Popular de España, cercano a los connotados anticubanos José María Aznar, expresidente del gobierno, y Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid.

El otro pasajero era Jens Aron Modig, líder del Partido Demócrata Cristiano Sueco, émulo del ultraconservador “Tea Party” norteamericano, y presidente de su Liga Juvenil, con nexos, entre otras organizaciones anticubanas, con el Instituto Republicano Internacional (IRI) y vinculado a quienes en la derecha nórdica más nos hostigan.

Entraron a nuestro territorio el 19 de julio, con Visas de Turista, y disimuladamente, en violación de su estatus migratorio, se involucraron en actividades netamente políticas contra el orden constitucional.

No lo hicieron por su iniciativa, sino como parte de una operación organizada por Anikka Rigo, jefa de la Sección de Relaciones Exteriores del Partido Demócrata Cristiano Sueco, con el objetivo de traer financiamiento al minúsculo y contrarrevolucionario Movimiento Cristiano Liberación, que presidía Oswaldo Payá, uno de los fallecidos en el accidente; y de asesorar la constitución de una organización juvenil asociada a este.

Con ese propósito, el diputado del PP, Presidente de Nuevas Generaciones, miembro del Comité Ejecutivo Regional del PP y ex Asesor de Aznar, Pablo Casado Blanco, había instruido a Carromero ponerse en contacto con la española Cayetana Muriel Aguado, residente en Suecia y también del Partido Demócrata Cristiano Sueco, de la que recibió instrucciones, el dinero a entregar y un teléfono celular programado con los números necesarios. Posteriormente, Carromero contactó al sueco Modig mediante Facebook y luego se conocieron en un restaurante madrileño.

Modig ya nos había visitado en el 2009 con similares propósitos, bajo instrucciones de Víctor Olmedo Capdepon, dirigente del Partido Demócrata Cristiano Sueco y Redactor en Jefe de la revista contrarrevolucionaria “La Primavera de Cuba”, radicada en Estocolmo y financiada por el Centro Internacional Demócrata Cristiano Sueco.

Habiendo entregado el dinero al destinatario y asesorado la creación del grupúsculo juvenil, se dirigían a Santiago de Cuba con propósitos similares cuando ocurrió el accidente.

Los dos ciudadanos extranjeros recibieron asistencia consular. El español Ángel Carromero Barrios se encuentra instruido de cargo por homicidio en ocasión de conducir vehículo por la vía pública. Al sueco Jens Aron Modig se le permitió retornar a su país, pese a las actividades ilegales que realizó y a la violación de su estatus migratorio.

La operación descrita es una más entre muchas organizadas desde Miami, fundamentalmente, y también desde Madrid y Estocolmo.

Durante el pasado mes de marzo, días antes de la visita del Papa Benedicto XVI, ocho jóvenes mexicanos viajaron como turistas a territorio cubano, con el objetivo de incitar al pueblo a protestar en las calles y a tomar iglesias, distribuir volantes y crear desórdenes en las actividades del Sumo Pontífice.

Cuatro de ellos fueron detenidos, los que reconocieron haber sido pagados, entrenados e instruidos por Orlando Gutiérrez Boronat, del Directorio Democrático Cubano, de Miami, para llevar a cabo esa operación de abastecimiento y propaganda. Informaron además que el jefe del operativo en México fue René Bolio Hollarán, exSenador suplente del Partido de Acción Nacional (PAN), vinculado estrechamente a cabecillas de la mafia de la Florida.

Anteriormente, se había habilitado el sitio de Facebook “Por el Levantamiento Popular en Cuba”, que registra 13 proyectos para promover la “desobediencia civil”.

Uno de los planes de la organización abiertamente contrarrevolucionaria “Raíces de Esperanza” es el envío de más de 10 mil celulares para promover acciones contra el sistema político cubano.

Este año, se conoció la incitación mediante un servicio denominado “WoS”, que posibilita el acceso a sitios web con información sobre lo acontecido en el Medio Oriente, a desarrollar aquí “levantamientos populares” de corte similar.

Otros programas han estado dirigidos a fabricar eventuales líderes de “oposición”, proporcionándoles acceso a Internet, a las redes sociales, computadoras y variados medios técnicos, con manifiesto propósito político, en contraste con la aplicación del bloqueo en el área de las telecomunicaciones.

En la propia sede de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, con abiertos propósitos subversivos, se facilitan miles de horas de conexión ilegal a Internet y se imparten cientos de horas de cursos conspirativos, en abierta violación de las leyes nacionales y de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.

Hay copiosa evidencia de que el gobierno norteamericano sigue la política de “cambio de régimen” en nuestra nación, mediante el bloqueo económico, político y mediático y la subversión.

Solo entre el 2009 y el 2012, el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han recibido un presupuesto público de 75 millones de dólares para programas subversivos contra Cuba.

Otras agencias e instituciones norteamericanas y europeas canalizan fondos con idénticos objetivos: el Instituto Nacional Demócrata (NDI); el Instituto Republicano Internacional (IRI); la Fundación Nacional para la Democracia (NED); la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA); Solidaridad Española con Cuba; el Grupo “Prisa”; la Federación Española de Asociaciones Cubanas; el Instituto Democrático Europeo (EDI); “People in Need”; el Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina (CADAL) y la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUPAD); entre muchas otras, sin contar los millones en fondos secretos que los servicios de inteligencia, como la CIA, dedican a la subversión contra Cuba.

Con toda razón, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, durante la clausura del IX Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 23 de julio, expresó que “Estados Unidos no cesa en su afán de formar una quinta columna en suelo patrio y en el empleo de novedosas tecnologías con fines subversivos”.

Los grupos más reaccionarios y violentos de Miami no cejan en sus propósitos de incitar al pueblo a la “rebelión” contra el gobierno que, libre y soberanamente, ha elegido. Sueñan con desestabilizar el país, crear condiciones para repetir lo ocurrido en Libia o Siria y provocar una intervención militar norteamericana.

En el informe al VI Congreso del Partido, Raúl había advertido que “¼ lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a defender a su Revolución, puesto que la defensa de la independencia, de las conquistas del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá siendo el primer deber de todos los patriotas cubanos”.

Como exclamara Martí, “la razón es nuestro escudo”.


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