Ataques sónicos o acústicos…Ambos términos abundan últimamente en los medios de comunicación, y aluden a reportes realizados por diplomáticos estadounidenses radicados en Cuba. Algunos alegan haber sido víctimas de agresiones de este tipo -desde noviembre de 2016-, que les han provocado migraña, mareo y pérdida de la audición, además de deficiencias cognitivas, problemas para recordar palabras y lesiones cerebrales leves.
El Gobierno cubano indicó de inmediato la investigación con todos los medios necesarios para arribar a conclusiones certeras y hasta la fecha no se han registrado evidencias científicas ni posibles actores de los hechos que, por su naturaleza sensorial no dejan rastros ni huellas.
La Mesa Redonda de este lunes sesionó bajo el título Desmontando el Maine Sónico y la presencia de especialistas cubanos confirmó lo que incluso, investigadores estadounidenses desmintieron: Nada de lo que afirman haber padecido los funcionarios se puede relacionar con esos posibles ataques acústicos, pues después del proceso de investigación realizado, los sonidos de mayor intensidad registrados en los lugares donde supuestamente sucedieron los hechos son de 74,6 decibeles, y en la comunidad científica se habla de contaminación ambiental cuando supera los 80 decibeles.
James Jauchen, Joseph Pompei, Andrew Oxenham, Timothy Leighton, Tony Heys, Seth Horowitz, Collen G. Le Prell, Naudini Iyer, Jhon Oghalal y otros investigadores y científicos de Estados Unidos ya han demostrado con sus aseveraciones bien argumentadas que se trata de mentiras totalmente descabelladas porque se necesitarían enormes bocinas a grandes volúmenes o equipos del tamaño de un auto para provocar sonidos capaces de provocar esos daños cerebrales y conmociones que se plantean.
En el programa televisivo compareció el doctor Manuel Jorge Villar, especialista en Otorrinolaringología, quien explicó que de inmediato se conformó un Comité de Experto, integrado por ingenieros en Telecomunicaciones, audiólogos, neurólogos, psicólogos, sociólogos, entomólogos, especialistas en Salud Ambiental, otorrinolaringólogos, entre otros, con amplia experiencia asistencial e investigativa.
Se evaluó el único documento “médico” emitido de dudosa veracidad, “pues no se revela qué experto denunciaba esos supuestos ataques ni cuantos años de experiencia posee en su desconocida especialidad”. Se listaba una serie de síntomas, “fácilmente atribuibles a más de 20 enfermedades” y además se empleaba una metodología de clasificación para las “víctimas” difícil de creer, “pues le colocaban etiquetas similares a las víctimas de las guerras y desastres naturales, ajenos a la realidad en cuestión”.
Villar explicó que a partir del análisis del Comité de Expertos se plantearon tres líneas de investigación: Evaluar posibles daños, analizar otras causas médicas o alguna otra causa socio-psicológica.
“El sonido es envolvente, no se dirige como el láser o la luz. Ello quiere decir que, en caso de que se hayan producido esas agresiones acústicas, no pueden padecer los efectos solo algunas personas sino todas las que estaban en las zonas referidas. Incluso los animales son de los primeros en detectar sonidos con muy baja intensidad, imperceptibles en muchas ocasiones para los humanos".
“Las investigaciones realizadas tomaron en cuenta a los ciudadanos cubanos residentes en estas zonas para constatar si en efecto sufren consecuencias de esos posibles ataques y los resultados fueron negativos”.
La doctora Marta B. Martínez, jefa del servicio de Oftalmología del Hospital Salvador Allende comentó que se analizaron los antecedentes patológicos y familiares y se sometieron a esos pobladores a todos los exámenes requeridos. “Quienes padecen de hipoacusias moderadas y ligeras son personas que han trabajado en lugares donde prima la contaminación sonora o poseen antecedentes familiares, nada que ver con lo que se debatía en este caso. Además no se quejaron de ningún sonido “agresivo en ninguna de las fechas mencionadas”.
ORIGENES DE LA IGNOMINIA
El teniente coronel Roberto Hernández Caballero pormenorizó los detalles de la investigación realizada en Cuba para comprobar la veracidad de las acusaciones. “Lo primero es destacar que mucho tuvimos que investigar sobre el tema porque no disponemos de la tecnología requerida para ese tipo de acciones, solamente producida en Israel y Estados Unidos. No hemos producido nunca ese tipo de ataques, por lo que había que saber de qué se trataba en primera instancia”.
El funcionario explicó que se entrevistaron a más de 300 personas en los alrededores de las zonas, “las que son residenciales y no industriales”, se hicieron pesquisas en un radio mayor de 300 metros, se investigaron posibles reportes en consultas de Veterinaria en busca de afectaciones en los animales existentes en esos lugares, entre otras acciones, “y se ha corroborado que no hay evidencias de que hayan ocurrido estos hechos ni se han identificado posibles actores”.
Hernández Caballero refiere que lo más cuestionable es que no se ha permitido el acceso a las víctimas, “lo cual entorpece la investigación y la calidad de los resultados”.
En el caso de los hechos supuestamente acontecidos en los Hoteles Capri y Nacional, “¿cómo es posible que el resto de los turistas de otra nacionalidad no refieran haber sentido molestias por algún ruido? Tampoco los trabajadores… Teniendo en cuenta las características constructivas de ambas instalaciones, se reduce entre el 50 y el 60 por ciento del sonido ambiental en las habitaciones.. ¿ De qué manera, entonces, esos ataques sónicos pueden haberse producido?”.
La investigación exhaustiva continuará de ser preciso, pero sería esencial la colaboración por ambas partes, recalcó.
El coronel Ramiro Ramírez Álvarez, jefe de la Seguridad Diplomática del Ministerio del Interior asegura que “Cuba se precia de que en nuestro territorio no se ejecuten hechos fuertes y violentos de ningún tipo y el Cuerpo Diplomático puede dar fe de ello, incluyendo a los de la Embajada norteamericana desde 1967, cuando se instauró la Oficina de Intereses y en la actualidad”.
A Cuba siempre la ha caracterizado el nivel de comunicación fluido, cordial y respetuoso con los funcionarios diplomáticos acreditados en el país, sin dejar a un lado a los estadounidenses, por lo que llamó mucho la atención este tipo de reportes, “de los que mis colegas de la Oficina Regional decían no saber nada cuando los interrogué luego de recibir las primeras notificaciones. Cosa curiosa”.
Ramírez Álvarez destacó como ejemplo positivo el otorgamiento de visas para viajar a Cuba de amigos y familiares del personal diplomático norteamericano que reside en el país, “las que ascienden a 293 entre febrero y junio de este año”, así como la realización de viajes a otras provincias por razones de esparcimiento por parte de estos funcionarios, sin nada que los estorbe.
“Lo llamativo es que los reportes siempre se han realizado mucho tiempo después de que ocurra el hecho, supuestamente, y para colmo, no se nos es permitido hablar con las víctimas durante la investigación. Desde el primer encuentro definimos que es vital dedicarnos a fondo de manera bilateral al esclarecimiento de estos sucesos, y no ha sido posible”.
Ratifica el funcionario cubano que no existen evidencias sólidas de la ocurrencia de estos hechos y sus consecuencias, “y sí las hay científicas que desacreditan un ataque sónico o problemas de salud descritos a los funcionarios norteamericanos por parte de nuestro país”.
Cuba ha cumplido exitosamente y de forma impecable con la Convención de Viena, por lo que nunca ha recibido críticas por parte de las Naciones Unidas. “Siempre fue un interés del Comandante Fidel Castro cumplir estrictamente con lo establecido en dicha Convención. No se nos puede acusar de lo contrario”.
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