Cuando la IX legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular sesione en el Palacio de las Convenciones, los días 18 y 19 de abril, se dará continuidad a un largo camino emprendido por nuestro pueblo hace más de 150 años, en los que se ha forjado la identidad nacional y una democracia revolucionaria genuinamente cubana que ha tenido paradigmas clave en las figuras de José Martí y Fidel Castro.
No le faltará simbolismo a la fecha escogida para que los 605 diputados electos de manera democrática el pasado 11 de marzo tomen posesión de sus cargos y juren fidelidad a la Patria y la Revolución, al tiempo que se comprometan a servir a los intereses del pueblo y a ser revocados en caso de incumplir con ese sagrado mandato.
Serán los días gloriosos de la victoria de Playa Girón. La victoria de todo un pueblo que en menos de 72 horas hizo claudicar a la brigada mercenaria 2506 y le dio al Imperialismo norteamericano su primera gran derrota en América Latina. Un triunfo que posibilitó que los pueblos de América fueran un poco más libres, como afirmara Fidel, artífice principal de aquellos acontecimientos.
Las nuevas generaciones estarán presentes como continuidad de la Revolución, nunca como ruptura. En ambas jornadas estará presente el ideal redentor de los mambises, quienes junto al machete libertario pusieron a igual altura las leyes, y plasmaron sus concepciones democráticas en las Constituciones de Guáimaro, Jimaguayú y de la Yaya .
Y como ha sido tradición, al lado de la bandera cubana estará la bandera enarbolada por Carlos Manuel de Céspedes en Demajagua, el 10 de octubre de 1868, y cuyo acuerdo fuera adoptado en abril de 1869, en Guáimaro, a propuesta del patriota Eduardo Machado.
También José Martí y sus concepciones acerca de la democracia serán líneas directrices que marcarán continuidad de ideales y principios. Sobre el rol de los delegados, afirmó el Héroe Nacional cubano: “Hombre encargado por el pueblo para que estudie su situación, para que examine sus males, para que los remedie en cuanto pueda, para que esté siempre imaginando la manera de remediarlos”.
De igual manera, en la nueva Asamblea Nacional del Poder Popular que se constituya por un mandato de cinco años, ocupará un sitial de honor el principio martiano del culto de todos los cubanos a la dignidad plena del hombre.
Fidel, y su ideal de democracia socialista, será otro de los omnipresentes. En realidad, será la primera Asamblea Nacional que se constituya después de su desaparición física, pues estuvo presente desde aquella primera, en febrero de 1976, y en todas impuso su sello indeleble de revolucionario marxista-leninista y martiano.
De ahí que en la nueva legislatura estará debidamente defendida aquella idea suya que afirmaba: (…) «Nuestro método ha sido, realmente, nuevo, original, y dentro del concepto de un partido. No hemos tenido que abandonar las ideas de Martí con relación al Partido. Para hacer la Revolución, para dirigir la Revolución y, en este caso, para construir el socialismo en nuestro país, hemos logrado conciliar el concepto de un partido con los más profundos conceptos de la democracia”.
Sin duda, serán sesiones históricas cargadas de emociones y sentimientos. Hombres que lo han entregado todo por la Patria, darán paso a los “pinos nuevos” para que sean quienes continúen su obra y legado.
Habrá lágrimas en muchas mejillas de mujeres y hombres. Unas, serán por el cariño y respeto hacia líderes que no continuarán ocupando tan altas responsabilidades y que, como en su momento Fidel, serán a partir de entonces “soldados de la Revolución y las ideas”.
Mientras otras lágrimas estarán impregnadas del compromiso por el hoy y el mañana de la Revolución. Por esta Revolución que en su renuevo constante seguirá siendo martiana, fidelista, marxista-leninista y cubana.
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