El tema de la mediación que ejercen las tecnologías comunicativas sobre los infantes genera polémicas desde hace bastante tiempo. Más, inclusive, del que puede considerarse asociado únicamente a la paulatina introducción de esos “recientes” dispositivos telemáticos que tienen en común el lenguaje digital, pues ya desde el surgimiento y extensión de medios como la radio y la televisión, la apropiación que hacían los más pequeños de aquellos espacios había sido objeto de análisis.
A día de hoy, ordenadores de las más diversas formas y en constante evolución, reproductores de video y audio, teléfonos móviles, y los escenarios virtuales generados durante el uso de esos y otros equipos similares, forman parte de la realidad de muchos menores.
Ciñéndonos a la estructura que hace posible espacios comunicativos como el que aloja a este artículo, hasta 2011 se estimaba que había 16 700 sitios web a nivel mundial que mostraban imágenes de abusos a niños, según el estudio de la UNICEF “Seguridad infantil en Internet: retos y estrategias globales“.
La indagación, divulgada en diciembre de ese año, reporta que cada vez es más baja la edad de los niños exhibidos en Internet, ya que el 73% de las víctimas tienen menos de diez años, y las representaciones son cada vez más gráficas y violentas.
El ciberacoso, la exposición a fotografías y videos de abuso, así como el grooming, en el que algunas personas se hacen pasar por niños para conseguir imágenes íntimas de los menores, son algunas de las amenazas que la citada investigación detectó en la navegación infantil en la red.
Asimismo, Internet alberga sitios con contenidos de pornografía, drogadicción, xenofobia, racismo, violencia de género u otros tipos, invitaciones a premios y concursos fraudulentos, de los que también debiera protegerse a un menor.
En los países con alta penetración de Internet, la preocupación por estas cuestiones ha sido ampliamente debatida; pero el tema resulta aún novedoso para las familias cubanas que de forma lenta, pero sostenida, se adentran en el universo en línea.
No obstante, desde el año 2004, el Ministerio de Relaciones Exteriores cubano hizo explícita la preocupación del gobierno por esos sucesos, al declarar en la Convención de Ginebra la “Posición de Cuba sobre la pornografía infantil“, según la cual desde aquel entonces se estudiaba ya la posibilidad de reunir, en un cuerpo jurídico único, las variadas disposiciones que sirven de base en el país al enfrentamiento de este tipo de hechos en Internet, y se mencionaban algunas estructuras nacionales para su control, entre ellas la Oficina de Seguridad para las Redes Informáticas, adscripta al Ministerio de la Informática y las Comunicaciones.
Pero, ¿es suficiente con las leyes para controlar un fenómeno que, por la propia esencia del medio en que transcurre, tiene carácter transfronterizo?
NATIVOS DIGITALES AL PODER
“A ningún adulto responsable se le ocurriría dejar a su hijo pasear solo por una gran ciudad”, escribió un cibernauta para intentar sensibilizar sobre la importancia de que la familia acompañe a los más pequeños en sus experiencias en las redes; extensas, plurales y enrevesadas cual gran urbe. Esa guía no se refiere a la presencia física de los mayores en cada instante que dure la conexión, sino a la preparación moral del infante para su inmersión en ese entorno.
El informe de la UNICEF sobre la seguridad infantil en la web recomienda, en primera instancia, enseñar a los niños a protegerse a sí mismos como el elemento fundamental para abordar el problema; porque ellos, en su interacción con el medio, resultan a la larga mucho más expertos en Internet que sus padres y maestros. “Muchos niños saben cómo bloquear o proteger sus páginas, y es a sus amigos a quienes acuden cuando tienen dificultades, antes que a los adultos, que entienden menos la realidad cambiante de las nuevas tecnologías y, además, pueden limitar su libre movimiento por Internet”, se señala en el sitio web de la organización.
Paralelamente, el informe defiende los enormes beneficios de Internet en campos como la educación, la socialización y el entretenimiento, así como en los derechos de los niños a acceder a esas ventajas. Se sugiere entonces que, para evitar las experiencias negativas que potencialmente acompañan a la navegación de los pequeños en la web, la solución no es alejarlos del medio.
A DELITOS TRANSNACIONALES…
Proteger jurídicamente los derechos de los niños y acabar con la impunidad de quienes les acosan en Internet son otros imperativos remarcados en el estudio de la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia. A grandes rasgos, las leyes existentes al respecto en varios países aluden a los derechos de los menores a la intimidad y al amparo del anonimato, que impida que sus datos de carácter personal puedan ser utilizados indiscriminadamente; así como el derecho a salvaguardar la imagen de los pequeños. Contemplan asimismo el derecho al resguardo frente a los mensajes de contenidos violentos, degradantes o favorecedores de la corrupción de menores; los relativos a la prostitución o la pornografía; los racistas, xenófobos, sexistas; los que promueven sectas y los que hacen apología del crimen y del terrorismo.
También debe protegérseles de los riesgos derivados del comercio electrónico abusivo y la publicidad engañosa y fraudulenta, y de los juegos y propuestas de ocio que ponderen la violencia, el racismo, y las conductas denigrantes.
Sin embargo, de acuerdo con el reporte de la UNICEF, pese al positivo reconocimiento por parte de la comunidad internacional de la importancia de esas medidas, la aplicación de estas disposiciones ha sido lenta en muchas naciones: de 196 estados examinados, sólo 45 contaban con normativas suficientes para combatir los delitos de imágenes de abuso infantil.
Por otra parte, el estudio refiere que la eliminación de la impunidad de los agresores resulta un desafío difícil de atajar por la naturaleza transnacional de los delitos. En una entrevista al creador de la World Wide Web, Tim Berners Lee, publicada en El Correo de la UNESCO en el año 2000, el gurú de Internet consideró que “los múltiples instrumentos de filtrado disponibles en el mercado son mucho más eficaces que la censura del Estado. La ley de un país sólo puede censurar los sitios que están dentro de su territorio, mientras los filtros se aplican a sitios de cualquier procedencia. Fundamentalmente, incumbe a los ciudadanos elegir los mecanismos sociales y el tipo de regulación que desean”.
Berners Lee, no obstante, hace referencia a las regulaciones disponibles a nivel de mercados, cuando la neuralgia del fenómeno impone que se desarrollen proyectos colaborativos y extensibles a todas las tierras, alejados de la competitividad mercantil, y sin fines de lucro.
…RESPUESTAS SOCIALES
La legislación es sólo uno de los muros de contención de las situaciones que amenazan el bienestar de los niños internautas. Los padres, maestros, trabajadores sociales, la policía y la industria debe tener un rol destacado para apoyar los esfuerzos de los infantes para protegerse a sí mismos, propone la indagación de la UNICEF.
Entre las incidencias que puede realizar cada uno de esos grupos sociales, resalta la acción de la escuela. A lo largo del último decenio, el sistema educativo cubano ha acumulado una cierta experiencia investigativa en cuanto a las vivencias de los niños en el uso de los ordenadores, si bien los estudios se circunscriben a lo que ocurre en los espacios docentes por excelencia.
Varias reflexiones de los educadores cubanos, aunque no se refieran específicamente a Internet, aportan directrices para la actividad familiar y de los centros pedagógicos alrededor de este tema. El Dr. Franklin Martínez Mendoza, psicólogo y profesor del Centro de Estudios Latinoamericanos de Educación Preescolar, advierte que los programas a los que acceda un menor desde un ordenador —y los que están, por tanto, disponibles en Internet— deben ayudarles a trabajar con sus mentes, no a responder de manera automática; deben ser un medio del desarrollo intelectual y no una respuesta mecánica a estímulos de una cierta significación; una propuesta muy relacionada, entre otras cosas, con los juegos electrónicos, cuya presencia online es inmensa y creciente.
En su artículo “Primera infancia y nuevas tecnologías”, el Dr. Martínez Mendoza aclara que cuando los softwares son afines a los intereses del niño que los usa, y satisfacen ese afán de creación y experimentación, la computadora se convierte en un medio de desarrollo, algo que hace que su importancia vaya más allá de la de un simple medio de enseñanza en el aula, y se extienda a múltiples entornos de la vida.
Para que tenga lugar ese carácter desarrollador, debe atenderse también la preparación motriz, intelectual y afectiva que el infante ha de tener para poder interactuar con ese equipo —y, de forma particular, con una estructura como Internet—, así como los requisitos relacionados con la salud física del menor, pues padecimientos como ojo seco, tendinitis, bursitis o síndrome del túnel carpiano son frecuentes en aquellas personas que pasan mucho tiempo frente a una computadora, y hasta adolescentes y niños en la era digital los han experimentado, aunque tal vez con pseudotérminos tales como el síndrome de pantalla, la wiitis, el pulgar de Blackberry o el codo de móvil.
Se trata así de empoderar a los pequeños en sus acciones en Internet como mismo se han transmitido las herencias culturales, posiblemente, desde la génesis de la raza humana. Los mayores indican las rutas, los obstáculos, las trampas; alistan a los noveles viajeros; para que éstos recorran sus propios e inéditos itinerarios.
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