domingo, 29 de septiembre de 2024

Camino equivocado

Los expertos hablan de la accidentalidad en Cuba como una epidemia que ha cobrado la vida, en el primer semestre de 2014, de 347 personas...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 16/11/2014
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En Cuba existen carreteras con muy mala fama. El enrevesado y sinuoso trazado de algunos de estos caminos o su alto índice de accidentes de tránsito y su fatalidad, han hecho que no pocos conductores eviten transitar por ellos o tomen medidas de precaución extremas.

La opinión de los choferes suele tener en cuenta las estadísticas, aunque en la mayoría de las ocasiones predominan la espectacularidad de los recorridos y las leyendas urbanas.

Al hablar de caminos de alta peligrosidad inmediatamente se piensa en La Farola, esa joya de la arquitectura cubana que conecta con el resto del país a la ciudad de Baracoa, en el extremo oriental de la Isla.

Más de un chofer novato en esos lares ha sentido un frío en el estómago cuando al entrar en la carretera un cartel rojo con letras muy llamativas recuerda el número de accidentes y fallecidos que se ha cobrado la vía, a modo de advertencia.

Los caminos entre lomas son los que más respeten los conductores, como por ejemplo, el ascenso a la Gran Piedra, en Santiago de Cuba, o a Topes de Collantes, en la zona del Escambray, en el centro de Cuba; pero hay otros trazados que también causan temor entre los automovilistas.

Para muchos uno de los tramos más peligrosos es el segmento de la Carretera Central que atraviesa la provincia de Camagüey. Sea mito o realidad, es lamentablemente usual ver o escuchar en los medios una noticia sobre un siniestro en esta zona.

Hay quienes dicen que la fatalidad se debe al caprichoso trazado del camino, construido durante el gobierno de Gerardo Machado, cuando era usual que los potentados sobornaran a funcionarios públicos para obtener beneficios, como, en este caso, cambiar la dirección de la vía para que se acercara o alejara de sus propiedades.

Otros, en cambio, se quejan de los largos tramos rectos de la carretera, lo que unido al paisaje llano y aburrido, provocan el cansancio y la desatención de los automovilistas.

Existen caminos que ganan mala fama por su mal estado, el tráfico endemoniado y hasta leyendas rurales de maldiciones y fantasmas que rondan los campos en busca de venganza.

Estos son algunos de los mitos que se pueden escuchar de boca de choferes profesionales y particulares, sin embargo las estadísticas nacionales evidencian que las principales causas de los accidentes de tránsito se deben a no respetar el derecho de vía, no atender el control del vehículo y el exceso de velocidad, o sea, todas causas punibles a los seres humanos.

A ello habría que agregar que la mayor cantidad de siniestros han ocurrido en áreas urbanas aunque las zonas rurales sirvieron de escenario a la mayor cantidad de fallecidos, con el 58 por ciento del total.

 Los expertos hablan de la accidentalidad en Cuba como una epidemia que ha cobrado la vida, en el primer semestre de 2014, de 347 personas, cifra superior a igual etapa del pasado año y que además representa pérdidas económicas por más de un millón 900 mil pesos.

Es por esta razón que las autoridades han incrementado sus acciones en la vía, aunque estas hacen énfasis en la represión de las conductas negativas y en menor escala en la prevención.

El proceso para acceder a la licencia de conducción, si bien tiene a su favor la obligatoriedad de concurrir a las escuelas de educación vial, existen incongruencias entre lo que allí se imparte y las posteriores pruebas teóricas y prácticas, esta última aún con una gran carga subjetiva de los examinadores.

 Todo ello provoca la persistencia de una gran incultura y cortesía vial entre peatones y conductores, que quizás pudiera entenderse como la gran causa primigenia de todo accidente, independientemente de su fatalidad. Los conductores, en la mayoría de los casos, asumen el estudio del código vial de una manera mecánica y son capaces de asumir cualquier enfoque pragmático del mismo, con tal de acceder a su carnet de conductor.

 La jungla de asfalto es el ecosistema en el que los seres humanos desarrollan la mayor parte de su vida, por lo que aprender las normas para vivir en ella sin peligros es algo que debe comenzar desde los años iniciales de la formación de cada individuo, pero no siempre ocurre de esta forma. Por ejemplo, hace poco supe que una de las más famosas canciones didácticas sobre el significado de las luces de los semáforos estaba completamente errada, ¡y todavía se enseña en las escuelas!

El camino equivocado no es aquel que va en contra de la flecha, el de peores condiciones por la gran cantidad de baches o el de enrevesado trazado. El camino equivocado es el de la irresponsabilidad, y ese, la mayoría de las veces, tiene su kilómetro cero en el cementerio.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles


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