Cuando el incondicional amigo Vázquez nos conducía eufórico hacia el centro de nuestra ciudad, Matanzas, y yo le exigía sus lágrimas de despedida, de alguna forma ya imaginaba el túnel entre aquella tierra y esta otra que, desde que la avizoramos, se empeña en ser madre. Su gente natal y sus otros hijos, acogidos con igual cariño, sus comidas, sus mercados… hacen una mezcla perfecta y a ratos descubro ancestros árabes, hindúes, africanos, haciéndonos guiños desde un mostrador, un taxi o sentados en la acera.
Las mujeres muestran sus curvas bien perfiladas, rostros detrás de pañuelos, miradas sorprendidas ante la falsa apariencia caucásica; genética trasmutada desde estos lares hasta un Caribe de negros, europeos, chinos…
Recibidos cordialmente por el más alto nivel de la salud del país y por los colegas de misión y embajada, la prensa quería captarlo todo y subió al ómnibus “de batas blancas”, batas extenuadas por el largo viaje, pero deseosas de trasmitir que aquí estábamos para ellos.
¡Al fin tierra! África nuestra, siempre regresamos a ti. ¿Acaso no debieron desprendernos hace más de 200 años de esa forma? Ahora, como karma, retornamos en busca de tu sabia, a cambio de salud.
El Hotel 2001 nos acogió con la amabilidad lugareña. En él, sorprendentes encuentros: hindúes, mozambiqueños, chinos... ¡Nosotros! La carta del menú hizo gala de la más exquisita cultura culinaria, la más ancestral de cada lugar. Claro que debemos buscar en Google antes de pedir, el idioma aún resulta una barrera y muchos de los platos son típicos de la India. Así hemos conocido de sorprendentes mezclas y sabores, cada uno en su justa medida, sin opacar al otro.
Recuerdo a mi abuela Gertrudis hablándome de frijoles solo en granos bien condimentados y presentados en la mesa de su casa, otrora mesa de inmigrantes españoles. Hasta aquí me acompaña ella, al hallarlos como parte de un desayuno suntuoso que prepara para la buena faena. Hay nostalgias de sabores que remontan a la infancia y en este lugar se reinventan y regresan, para traer a los antepasados al otro lado del mundo.
Paneer Butter Masala, Aloo Jeera, y otros ya fueron googleados, pero aún no salimos de la zona de confort de nuestra sabrosa comida cubana. Prometemos degustarlos. ¡Hay reto culinario después del paso de ave por estos parajes! Recordaré a TeleSur con su programa “Un sabor me trajo hasta aquí”. Los sitios imprimen su sello en la memoria afectiva. Definitivamente guardaremos Maputo por sus olores y sabores.
¿Que cuándo aprenderemos portugués? Pues de momento por todo decimos “obrigado” y ellos, solidarios, nos responden “gracias”. Poco a poco, como viento que acaricia, van llegando sus lenguas originarias mezcladas con las adoptadas en escuelas. Roberto Carlos en portugués, de momento, será mi profesor ¡Qué el amor hecho canción nos abra el camino!
Travieso
5/4/21 15:02
Doctora, sin duda alguna, muy emocionado por sus cartas, sobre todo al constatar que otros sienten lo que tuve el orgullo de sentir en mis tres años de misión en Mozambique, la bella Perla del Índico, tierra de Samora Machel y de otras tantas glorias de la cultura y movimiento por la total independencia y soberanía del continente africano. Les deseo a Usted y al resto de nuestro cooperantes de la salud, todo el éxito que ya por adelantado se que tendrán, basado en su profesionalidad y humanismo. "¡Kanimambo!"
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.