domingo, 22 de septiembre de 2024

Criterio propio

Este es un asunto que está ligado a la ética de emancipación humana, al respeto a la persona y su dignidad...

Julio Cesar Sánchez Guerra en Exclusivo 15/08/2023
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¿Qué usted prefiere, adular, callar lo que piensa, o tener criterio propio? (Freepik)

¿Qué usted prefiere, adular, callar lo que piensa, o tener criterio propio? Si adulas a los demás, principalmente al jefe, casi siempre no tienes muchos problemas pues perteneces al grupo de los “incondicionales”, y ellos siempre tienen un lugarcito en el poder. Si callas lo que sientes terminas por ser llevado por la marea y las circunstancias, eso te asegura cierta estabilidad emocional aunque se queden sin filos las armas de revolucionario.

Pero si decides tener criterio propio, defender  ideas, puntos de vista, si tomas el camino de hacer un ejercicio de pensamiento que te convierta en una persona activa y participativa aun en contra de la marea, entonces puede que no caigas muy bien a los que prefieren un criterio único  que es preciso acatar.

El camino de los “incondicionales” es una peligrosa forma de clientelismo que deforma todo intento de construir una conciencia socialista; los que adulan  se encargan del serrucho, la falta de trasparencia, ese llevar y traes chismes sobre lo que dijo un trabajador al salir de la reunión o  si este se lamenta por alguna razón, y luego, sin importarle a nadie si la razón era bien justa.

Los que callan y nunca dicen nada y siempre asienten con la cabeza, no son tontos, padecen de una inteligencia natural que les invita a evitar peligros aunque alguien por error los considere ceros a la izquierda- ¿Sabe usted sobre este tipo de conductas? ¿Cree que realmente ayudan a avanzar a un centro de trabajo, o al proyecto de país que intentamos levantar? ¿Por qué tener criterio propio se convierte en un problema cuando debería ser el acto elemental de llamarnos revolucionarios?

No pocas veces a los que tienen criterio propio se les llama bocones, incómodos, problemáticos, explosivos, “el que la pone  fea”, “el que nunca entiende”. Tampoco es bueno tener criterio propio y ser mal trabajador porque somos responsables de pensar pero también de actuar bien.

El que ejerce criterio propio en un centro de trabajo, en una reunión, en el debate sobre cualquier tema debe convertirse en un movilizador del pensamiento colectivo y no en un trabajador que recibe como “recompensa” a su verdad, represalias tan sutiles que  parecen sucesos que ocurren por pura coincidencia.

 Este es un asunto que está ligado a la ética de emancipación humana, al respeto a la persona y su dignidad. No es posible que desde el ejercicio de cualquier poder alguien termine frotándose las manos porque apartó de su camino al “incómodo”, o castigó de alguna manera a ese que siempre pensaba  distinto.

Cuenta el sacerdote Jesuita Anthony de Melo que  un día Aristipo le dijo al filósofo  Diógenes: “Si aprendieras a adular al rey no comerías esa basura de lentejas”. Y este le respondió: “si aprendieras a comer lentejas no adularías al rey”. Diógenes  supo respetarse a sí mismo y nadie pudo arrebatarle su pensamiento propio.

Por eso, acepte a los que aprenden a comer lentejas, oiga sin rabia lo que piensa el otro, estimule el criterio  compartido en el acto de  crear juntos. Aprendamos a decir la verdad. Y como pedía el poeta, que no cueste tanto al decirla.


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Julio Cesar Sánchez Guerra

Pinero de corazón. Pilonero de nacimiento. Cubano 100 por ciento. También vengo de todas partes y hacia todas partes voy. Practicante ferviente de la fe martiana. Apasionado por la historia, la filosofía y la poesía.


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