Terminan 365 días en los que el país ha vivido una profunda transformación, aunque algunos, incluso entre los que se cuenta un grupo de nuestros lectores, piensan que los cambios que requiere el país marchan con lentitud o se demoran.
Sin embargo, cuando se pasa minuciosa y sosegada revista al 2012, uno se da cuenta de cuanto se ha modificado la sociedad cubana como parte del complicado programa de “actualización del modelo económico”, que se impulsa desde el gobierno.
El año abrió con las sesiones de la Primera Conferencia del Partido Comunista de Cuba (PCC)(documento base .pdf), una reunión que concluyó con un llamado de Raúl a combatir la corrupción y con el anuncio de la decisión de limitar a diez años el tiempo para ejercer los cargos gubernamentales y partidistas.
La trascendente cita, que reunió en enero a unos 800 delegados y fue convocada en abril del 2011 por el VI Congreso del PCC, aprobó un centenar de medidas para modernizar a la organización partidista e impulsar los cambios económicos en marcha en la Isla, que tienen como guía a los más de 300 Lineamientos aprobados antes.
Ese mismo mes, el gobierno amplió la posibilidad de arriendo de locales estatales a particulares, algo que se venía haciendo de modo experimental en pequeñas barberías y peluquerías de uno y dos sillones, que pasaron a cargo de trabajadores por cuenta propia quienes de esa forma dejaron de ser empleados públicos para engrosar el sector no estatal.
Las autoridades decidieron ampliar la medida a unos 25 oficios, entre los que están los de aserrador, carpintero, cristalero, enrollador de motores, bobinas y otros equipos, fotógrafo, reparador de artículos de joyería, reparador de colchones, tapicero, tornero, amolador, cerrajero y limpiabotas, todos pequeños servicios.
Los locales estatales que se arriendan a cuentapropistas “continúan en administración de las empresas” aunque sus inventarios de productos pueden “ser vendidos sin subsidios de acuerdo con la política de formación de precios minoristas”.
El crecimiento del sector no estatal, que en la actualidad emplea a unos 400 mil cubanos, obligó a partir de febrero a que la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC) comenzara a impartir cursos de administración, mercadotecnia y otras disciplinas a los trabajadores privados.
“Se trata de prepararlos para que sus negocios funcionen con eficiencia, y puedan brindar un servicio de calidad a la población y aportar a la productividad del país”, dijo a la prensa el vicepresidente de la ANEC, Joaquín Infante, quien en el año 2000 mereciera el Premio Nacional de Economía.
La ANEC ya ha impartido a nivel nacional más de 200 cursos para empleados en el sector no estatal, como tenedores de libros, cobradores y pagadores, quienes recibieron preparación en temas tributarios y de contabilidad simplificada.
Unos meses después, en julio, durante la primera sesión semestral de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ese cuerpo legislativo aprobó una nueva Ley Tributaria que comenzará a aplicarse en enero de 2013 como parte de la Ley del Presupuesto estatal para ese año.
La nueva legislación modifica el régimen impositivo y lo acerca más a la realidad de la Isla, además de ser un sistema tributario más flexible que incluye impuestos sobre la renta, ventas o servicios, contratación de fuerza de trabajo y una contribución obligatoria a la seguridad social.
A partir de ese marco jurídico, el parlamento decidirá cuál será la carga impositiva a fines de cada año, cuando se discute la Ley del Presupuesto para el año siguiente.
“Es una revisión más abarcadora que busca perfeccionar el cuánto, el cómo y el dónde se debe pagar, unido al control fiscal y al mejoramiento de la gestión para el cobro de las obligaciones tributarias”, dijo a Cubahora la viceministra de Finanzas y Precios, Meisi Bolaños.
Así transcurrieron los primeros meses de 2012, un año que vivió los mayores cambios en el segundo semestre, cuando se tomaron múltiples y trascendentes decisiones, pero sobre eso hablaremos en otro trabajo.
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