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martes, 1 de octubre de 2024

Cultura política de los jóvenes: ¿la hora del teque?

La falta de conocimientos políticos en la juventud puede afectar el futuro de cualquier nación porque convierte a sus ciudadanos en personas más manipulables...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 10/08/2015
3 comentarios

El fútbol, la moda o Internet. Si usted sabe algo interesante sobre cualquiera de estos temas puede colarse en una conversación de jóvenes y pasar desapercibido, como uno más del grupo. Hace unos días, los “aseres” del barrio me sorprendieron. De pronto su héroe no fue Messi, ni Cristiano Ronaldo, sino el periodista flaco que vive a mitad de cuadra. ¿La razón? Querían que les explicara qué cosa era Estado Islámico.

Aproveché mis minutos de gloria y solté todo lo que se me ocurrió, solo para que me atiborraran con más porqués. Me intrigó su repentina preocupación por un asunto tan ajeno a sus motivaciones habituales. Uno de ellos estrenaba ese día el sistema de titulares en SMS del periódico Granma y se dedicaba a leerlos en voz alta a los demás del grupo, mientras cada uno ponía su comentario, a veces irreverente a veces jactancioso. Un titular que hablaba del grupo terroristas les llamó su atención, y la falta de conocimientos sobre el tema impedía el debate, de ahí su atención hacia mí.

Recordé que cuando tenía esa edad (ojo no soy tan viejo, apenas tengo 29 años), la única vía que teníamos para enterarnos de cosas como esas eran la Mesa Redonda y el Noticiero de Televisión, programas que estaban incorporados a nuestro horario de vida en las becas. Y de pronto me percaté de que, a pesar de la escasa distancia cronológica entre mis vecinos y yo, hay diferencias tan profundas como las que tengo con mi padre, de quien me separan casi tres generaciones.

En Cuba, y me imagino que sea así en el resto del mundo, no se puede hablar de una juventud, sino de varias juventudes.

Nos unen esa frontera etaria que son muy útiles en las estadísticas (hasta los 35 años), el gusto por el reguetón, la avidez por Internet y el mundo digital o la irreverencia; pero el país ha cambiado en los últimos 20 años. Todos vamos o fuimos a la escuela gratuitamente y percibimos como algo completamente normal la salud universal, la igualdad de oportunidades, el derecho laboral y la protección social. Nacimos y crecimos bajo el bloqueo de Estados Unidos, con las carencias materiales que ello significa. Por obra y gracia de la Televisión Cubana hasta vimos las mismas películas, aventuras y muñequitos (por ejemplo, Flipper nunca envejece para los niños cubanos).

En la escuela recibimos las mismas clases de Historia y Educación Cívica y conservamos rutinas como los matutinos y los turnos de debate y reflexión. Sin embargo, para los que casi rozamos las tres décadas aquello tuvo un significado distinto que para los adolescentes de ahora.

Ha ocurrido algo, que si no es la causa fundamental del asunto, al menos es una de las más importantes: se llama Internet y tecnología móvil. Antes, si nos orientaban un trabajo de investigación teníamos que ir a la biblioteca y “moler” los libros, hoy basta con preguntarle a Google, o sencillamente tirarle fotos con la tablet a un documento. Para explicar este fenómeno los expertos hablan de emigrantes digitales (los nacidos en los años de 1980) y los nativos digitales (nacidos luego de 1994).

No quiero decir con esto que una generación sea mejor que la otra, sino que tienen formas diferentes de asumir la realidad y habría que agregar los imperativos de las circunstancias. Mientras que muchos de nosotros tuvimos la suerte de recibir clases de un excelente grupo de maestros, nuestros hermanos menores, quizás, tuvieron que enfrentarse a un televisor o un Profesor General Integral que apenas lo aventajaba en dos años de edad.

En un mundo cuyos medios de comunicación apuestan cada vez más por la frivolidad de las audiencias jóvenes, es fácil perder la capacidad de discernir entre lo banal y lo realmente importante, lo que conlleva a la enajenación, la apolitización y el desánimo. Por ello apuestan, no solo los detractores del proyecto social cubano, sino los enemigos de todo lo que huela a izquierda o rebeldía. ¿O acaso los políticos chilenos no preferirían que los estudiantes universitarios de su país se preocuparan más por los invitados al Festival Viña del Mar que por la calidad de la educación superior?

En Cuba, precisamente han sido los jóvenes quienes han asumido las tendencias más progresistas en el devenir político del país. Después del Primero de Enero de 1959 fueron los protagonistas de los proyectos sociales y económicos que revolucionaron el país: la Campaña de Alfabetización, la industrialización, la Revolución Energética, la solidaridad internacional. Se crearon organizaciones como la Unión de Jóvenes Comunistas, la Organización de Pioneros José Martí y la Asociación Hermanos Saíz, las cuales contribuyeron a fomentar la cultura política de las nuevas generaciones y facilitaron espacios para el debate y el diálogo con las instituciones y el Gobierno.

Con solo 16 años ya se tiene el derecho de ejercer el sufragio y con 21 se pueden ocupar cargos públicos hasta la instancia parlamentaria.

Esa vocación del Estado y las instituciones gubernamentales por fomentar la participación juvenil en la toma de decisiones está sustentada en la tradición política de las nuevas generaciones de cubanos, la cual se manifiesta también en la actualidad. Los debates del reciente X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas atrajeron la opinión pública, no solo hacia los temas y problemáticas que interesan a este segmento de la población, sino también sobre la profundidad de sus análisis y propuestas.

A pesar de ello persisten prejuicios, son insuficientes los espacios de debate y es preocupante en varios sectores el envejecimiento de la plantilla de cargos directivos sin que exista una estrategia para la preparación de los líderes noveles.

Aunque no se ha extendido aún, hay una tendencia dentro de los jóvenes hacia la enajenación. Son emigrantes que nunca han salido del país, porque tienen la cabeza afuera y el cuerpo aquí. Pero, afortunadamente son reconocibles porque no abundan; sin embargo, su existencia es un indicador social que no debe pasar desapercibido.

En las nuevas circunstancias, el trabajo político tiene la necesidad vital de huir de todo aquello con tufillo a teque, mientras que las organizaciones encargadas de ejecutarlo deben abandonar la visión burocrática de su labor y emprenderla mediante espacios de participación real y huyendo de la improvisación.

Existen instituciones como el Centro de Estudios de la Juventud y varias universidades que tienen el reto de desarrollar investigaciones que sobrepasen las fronteras de los paradigmas cuantitativos para acercarse a temáticas como el consumo de las tecnologías de la información y la comunicación, la ruralidad y la marginalidad.

La falta de cultura política en la juventud es un juego peligroso que incauta el futuro de cualquier nación, porque convierte a sus ciudadanos en personas más manipulables.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles

Se han publicado 3 comentarios


tf
 11/8/15 15:41

Estimado José Armando: Has tocado un tema súper importante. Un tema que por sí solo da para una serie de artículos, mesas redondas, foros, blogs y demás. Creo que ante todo es necesario ir a las raíces :

1-Una cosa es cultura y conciencia política, y otra es saberse de memoria y repetir el ideario oficial, incluso las frases de determinados líderes. Como decía buena fé, "hay árbitros premiando al entusiasmo". Una cosa es ser marxista y patriota, y otra aceptar sin cuestionamiento, o con cuestionamiento débil y acatamiento inmediato, toda decisión gubernamental y considerar a la llamada vanguardia política como omnisapiente, con carácter de vanguardia vitalicio, y genialidad incomprendida. Aún más, es algo muy diferente tener un sentido de ciudadano, cívico, sentido de pertenencia, y otra emitir criterios en espacios oficiales no vinculantes, ni a respuestas, ni a una rendición de cuenta al pueblo de los principales grupos de poder (PCC y GAE), ni poder conocer en cuantas otras circunscripciones, núcleos, comités, asambleas se dijo lo mismo ni contactar con esas personas para poder unir criterios, etc. Una cosa es una cultura de debate, y otra la "intransigencia revolucionaria" "dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada" cuando otras personas deciden qué es ser intransigente, qué es todo, qué es dentro, qué es fuera y qué es nada, con manuales de marxismo estalinistas y de la época de brézhnev, cuando la urss invadía otros países, entre otras perlitas. Tampoco es cultura de debate irse de un encuentro de ONGs porque estén allí enemigos de Cuba, eso es rehuir el debate. Nada de lo anterior conlleva al establecimiento de una cultura política sólida, ni a la creación de valores humanos profundos en el socialismo o cualquier otro sistema social equitativo, progresista, ecologista, inclusivo en sus postulados. En todo caso, se crean esos valores, a pesar de esas prácticas, como efectos colaterales de esas prácticas. Un ejemplo del desmerengamiento (y uso la palabra con toda intención) está en la explosión de fe religiosa a inicios de los 90, en un país con enseñanza atea por más de 40 décadas, en la emigración ilegal y súbita de militantes de la UJC, camilitos, corrupción de militantes del PCC con historiales patrióticos, etc., la indisciplina social, la tolerancia a ilegalidades, violencia en la comunidad, etc., bienvenida a los mismos emigrantes que habían despedido con chapapote y huevazos, porque realmente las personas no estaban profundamente convencidas, solo seguían determinadas conductas por hábito, imitación, conveniencia o miedo, y ante las carencias e insatisfacciones económicas, o convencimiento de lo contrario,se derrumbaban poco a poco. No se fomentó nunca una cultura del debate o la elección de opciones. La estrategia dictada por la vanguardia era: Se hará una central nuclear. Todos a la central nuclear. 10 millones de azúcar. Todos a los 10 millones. Para Angola, todos a Angola. Cordón de la Habana, a acordonar la Habana. Y no digo que fueran obligados, sino que no había nadie que por los medios pudiera cuestionar lo anterior, y a quien lo cuestionaba en asambleas y espacios, ejerciendo su derecho dado por la misma constitución socialista, lo observaban, excluían, cuestionaban, apartaban, o cuando menos era "sospechoso". Ahora la gente que nunca aprendió a pensar sustituyó El capital por El paladar. A Marx mal aprendido, por el Yonky. A la revista Militante Comunista por Vistar. A la Mesa Redonda, por las narconovelas. Pero es que había un vacío, que no sabía llenar ni El Capital recitado, ni Marx mal aprendido, ni consignas fuera de contexto, ni las publicaciones ni medios ultra-oficialistas, acríticos con los problemas sistémicos de nuestra sociedad  y llenos de alabanzas a nuestros líderes y héroes. (Que tampoco van a llenar Vistar ni el Yonky ni las narconovelas). Pero nota: No existen, salvo extrañas excepciones, héroes jóvenes en los libros. Ni en las vallas, ni en los medios. Pero sí hay conductas muy heroicas en la cotidianeidad. Entonces es que no queremos promover otros heroísmos individuales, sino amorfos, colectivos, abstractos. Decía Antolín algo sobre la sombra, y Polo algo sobre que no van lejos... Y los jóvenes necesitan símbolos visuales, héroes, líderes propios.

Pero todos estos problemas  no tienen que ver con el socialismo, sino con la falta de socialismo real. Que no tienen que ver con el Estado fuerte que gobierna sabiamente, sino con el desgobierno y falta de control y oportunidades. Que no tienen que ver con el pueblo eligiendo sus representantes en el poder, sino con el enorme poder real en manos de la burocracia y sectores más allá de todo cuestionamiento. Que esos mismos sectores en la URSS, pasaron de generales y primeros secretarios a empresarios en días, y siguieron en las mismas condiciones que tenían. Y los rusos, a trabajar más. Y allá había Asamblea Popular, UJC, PCC, pioneros, FEU, Comités, o sus similares. O sea, que no es por las formas ni las instituciones que se transmite la cultura, sino por la esencia y la coherencia de la sociedad vivida.

2-Entonces, la pregunta que haces hay que reformularla: Qué cultura política tenían los padres, maestros y demás factores que influyen en los jóvenes (líderes políticos, iglesia, artistas, etc.) para transmitirles? Si ud. no conoce casi nada de medicina, es difícil que pueda formar a un neurocirujano. Y añadirle otra: Acaso había interés en una cultura política objetiva y propia, personal, independiente, de la persona con respecto a su medio? En cuántas asambleas has oído: "mírense por dentro, díganme aquí en su puesto como resuelven..."? Es una forma también de evitar el debate estructural o críticas al sistema, de descalificar a las masas, que paradójicamente son quienes eligen o deberían elegir a los que dicen esas cosas. Cuántas veces has escuchado: "Les falta información, por eso dicen esas cosas". Pero, quién limitaba la información, solamente el bloqueo yanqui? y quién está preocupado por el acceso a la información? El paquete semanal, en primer lugar es información. Es cierto que existe una guerra mediática, Radio y TV Martí, todo eso, pero también se prohíbe ver otras televisoras extranjeras, ¿por qué? ?Por qué no dejaban entrar a los cubanos a los hoteles y que se relacionaran con los extranjeros? Era limitación de la información. Y la información, siempre es poder. Es cierto que hay que saber como se usa el poder, elegir la información. Pero el poder del pueblo, es el derecho a informarse del pueblo, a elegir. No a recibir solamente la información que convenga a la campaña o medida de turno, por medios poco objetivos.

Es importante el derecho, la libertad de elegir. Que no significa renunciar a las conquistas sociales, esa disyuntiva es artificial y está creada para precisamente mover la balanza a un punto o a otro. Lamentablemente, esta debilidad ha sido magnificada y aprovechada por los enemigos de Cuba, como recurrente en sus discursos, al punto que cuando se menciona, todos piensan que quien lo hace está opuesto a lo que en realidad, quiere arreglar y defender: La esencia y valores de la Revolución Cubana.

3-Por último, como me enseñaron con libros de Lenin, sacaré una de sus frases: "La práctica es el criterio de la verdad". En las producciones audiovisuales cubanas no se habla de política, como no sea para una crítica velada. Nadie ha mostrado, económicamente, científicamente, cómo es posible para una pareja joven con sus salarios medios respectivos (500$ MN), de cero o casi cero, sin remesas, tener un proyecto propio de vida, comprar o rentar una casita, poder tener un hijo, vivir en condiciones dignas, comprar un refrigerador, una cama, una cuna, un radio, algo de vestuario, aseo, nutrición adecuada, etc. Las personas dependen mucho de factores externos: REMESAS, ROBO, FAMILIA Y BIENES PREVIOS, pero esas tres cosas no tienen nada que ver con la política socialista. Entonces, si no existe la capacidad o voluntad de mostrar en los medios paradigmas de éxito basados en los valores e ideales oficiales, cómo los jóvenes van a asimilarlos? En los años 80 mostraban los edificios, la gente compraba lo elemental, paseaba, etc. Hoy son estafados prácticamente con productos malos y caros en las Shopping, para luego recibir deteriorados servicios gratuitos o subsidiados, cada vez más reducidos como gratuidades, sin garantía de que los contratos que firma (acueducto, emp. eléctrica, gas, etc.) se cumplan cabalmente. Qué ideología van a asimilar? Si asimilan profundamente la socialista, pueden llegar a la conclusión de que no es la realidad que viven ni la orientación que se pretende, y volverse apáticos u opositores de izquierda, qué problema!!!

4-La solución a todas estas cosas tiene que ser cercana en el tiempo y valiente. Es necesario crear un ambiente y nivel de debate profundo en la sociedad cubana, y en especial en los jóvenes, pero ese debate debe resultar vinculante a decisiones socioeconómicas. Cuando la recogida de opiniones de los Lineamientos, que en mi criterio debía haberla hecho el gobierno y no el partido, porque yo voto por delegados y diputados, no por primeros secretarios, y el partido no es la mayoría de los cubanos, aún así, y sin saber nadie exactamente qué se dijo en toda cuba y cuantas veces se dijo esto o lo otro, tuvo una acogida tremenda, y fue un paso excelente en esa dirección. Pero fue solamente una rascadita al lobo.

cayo
 11/8/15 11:21

Magnifico tema. Vuelvo a remarcar a la familia como el punto de partida. Cuando en la familia se deja el espacio abierto predomina en la conducta de los jovenes lo de la calle. Y no se trata de imponer nada, sino de crear hábitos desde la infancia para que los niños y luego jovenes sientan miotivaciones hacia los temas que consideramos importantes. Hoy critico a quienes comen con los platos en las manos y no se sientan a la mesa en familia, porque recuerdo que los temas de sobremesa en mi familia de personas muy poco instruidas eran casi clases de historia o de moral y civica. A veces vemos a los padres preocupados por las pruebas de los hijos solo en el campo de la materia en cuestion y no por la cultura general de los mismos. Obligar a estar bien informados de los acontecimientos actuales es facil: basta llevarlos a la conversacion y los cubanos por naturaleza nos motivamos cuando encauzamos el criterio de que la noticia de hoy será el hecho historico que estudiaremos mañana. Muchas gracias, periodista flaco, por haber aprovechado la oportunidad de esclarecer a esos vecinitos que probablemente recurran a tí y muchas oportunidades más. Todo depende de la impresión que les causaste.

eleuterio
 10/8/15 11:00

Recuerdo una frase que alguien me dijo hace unos cuantos años: ¨En una conversación rebajate al nivel de tu interlocutor, para que este ni se de desoriente ni se sienta ofendido¨¨. Creo que por ahi se identifican algunos problemas en la comunicación entre los menos jovenes y los más jovenes. El discurso hoy no puede seguir siendo el mismo que el de la decada del 60 o el 70 e incluso de los 80. El bloqueo, el cambio climatico, la capa de ozono, la crisis energética y financiera, etc, etc, son realidades pero hay que ir armonizando estos temas con nuestras realidades. Nuestros jóvenes han crecido y se han ido formando en el fragor de estos combates que en muchos momentos no les han llegado de cerca, justamente porque se ha tratado de que vivan felices y plenos. Sin embargo como quiera que le hemos dado preparación y como dijo Fidel , los hemos enseñado a leer para que sepan a quien y como creer, ellos hoy hacen preguntas, opinan según el nivel de informacion que hemos sido capaces de trasladarle. Si le damos la libra de 8 onzas, opinaran por 8 no por 16.

Por otra parte no podemos desconocder el desarrollo en las infocomunicaciones, en otras formas de decir y de analizar las cosas, ademas de las nuestras. Todo esto es importante tenerlo en cuenta para tratar de mover a nuestros jovenes con mensajes concretos, objetivos, no consignas aprendidas desde el prescolar. hablar con los jovenes, saber escucharlos, analizar sus razonamientos a la luz del siglo XXI, la vida como es no solo como quisieramos que fuera. Los valores se inculcan con el ejemplo, con la demostración de las verdades mediante hechos, el voluntarismo y el critierismo no ayudan a que entiendan todos las cosas y mucho menos a que participen.

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