martes, 24 de septiembre de 2024

Darle un chance a la paz

A pesar de los aires bélicos que soplan en diversas partes del mundo, la frase “darle un chance a la paz” sigue vigente en el imaginario y el accionar de todos aquellos que luchamos por la no violencia…

Cubahora en Exclusivo 21/09/2013
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Palomas por los Cinco
El reclamo por la liberación de los Cinco es una forma de también luchar por la paz.

“Todo lo que pedimos es darle un chance a la paz”, cantaba John Lennon en 1969, en una icónica canción que continúa siendo un himno para todos aquellos que creen en la no violencia, como el mejor camino para resolver las diferencias. Un rápido recorrido por los titulares mediáticos muestra imágenes espeluznantes: “Más de 143 personas han muerto en un ataque del grupo islamista Boko Haram en el norte de Nigeria”, “un tiroteo que lesionó a un niño de 3 años y otras 12 personas ocurrió en Chicago” o “el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, amenazó hoy con ejecutar sus planes bélicos contra Siria”.

Estas noticias resultan tristemente suficientes para comprender que, entre asesinatos, guerras o amenazas de ellas, secuestros y violaciones, muchos en el mundo parecen dispuestos a no ofrecerle ni la más mínima oportunidad a la paz.

En este contexto llega el Día Mundial de la Paz, una fecha instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1982 y que en 2013 está dedicada a la “Educación para la paz”. La idea realmente luce oportuna, porque es desde las escuelas donde las niñas y los niños pueden aprender valores que, luego, los acompañarán toda la vida.

Aunque quizás todos los gobiernos reconozcan, al menos discursivamente, la importancia de la formación en las escuelas, las cifras reveladas por el Secretario General de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, reflejan una realidad preocupante: 57 millones de niños todavía carecen de educación en el mundo y, por primera vez en una década, se redujo la ayuda global a la educación.

“Comprometámonos a enseñar a nuestros hijos el valor de la tolerancia y el respeto mutuo. Invirtamos en las escuelas y los maestros que construirán un mundo justo e inclusivo que abrace la diversidad. Luchemos por la paz y defendámosla con todas nuestras fuerzas”, concluyó el mensaje del Secretario General. Ojalá esas fuerzas, de las que escribe Ki-moon, también se extiendan al Consejo de Seguridad de la ONU y que dicha entidad no sea utilizada, una vez más, para legitimar una agresión militar contra otro pueblo.

Para Cuba, el impulso y sostenimiento de la paz es un objetivo central de su política exterior. En los más diversos escenarios se ha escuchado la voz de nuestro país para exigir el respeto a la libre autodeterminación de los pueblos, el cumplimiento de los derechos humanos, la necesidad de la eliminación de las armas nucleares. El compromiso de la Revolución con la paz nunca ha quedado en discurso vacío y una prueba más de esto es el apoyo que ofrece a las conversaciones que sostienen, en la actualidad, el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias – Ejército del pueblo, para tratar de poner fin a un conflicto que sobrepasa las cuatro décadas de existencia.

La contribución a la formación educacional de decenas de miles de personas en todo el mundo también demuestra el compromiso de la Revolución con la paz. El método “Yo sí puedo” ha permitido que más de seis millones de personas en 28 países logren, finalmente, leer y escribir una oración; mientras, profesores cubanos han alfabetizado en los más disímiles rincones del planeta.

El Día Mundial de la Paz llega en un momento en el que se celebra la Jornada mundial por la Liberación de los Cinco Héroes, encarcelados y juzgados injustamente quince años atrás en Estados Unidos, por luchar contra el terrorismo. El reclamo por su inmediata liberación ha unido a ciudadanos de todo el mundo, que reconocen el esfuerzo y sacrificio de estos hombres en pos de la paz.

Este 21 de septiembre, al mediodía (hora local), millones de personas guardarán un minuto de silencio por los que ya no están, por haber sido víctimas de la violencia. Serán también sesenta segundos para los que quieren seguir estando. Un instante de no cualquier día para, con ese silencio— ¿por qué no acusador?—desear que el Premio Nobel de la Paz, instalado en la Casa Blanca, al menos por una vez, no sea un “señor de los cañones” y, en versos del poeta Silvio Rodríguez, “mire al cielo y lo escuche”.

 

 


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