A días después del 8M

En las redes sociales, una vez más el Día Internacional de la Mujer produjo intensos debates, revelando lamentablemente comentarios que reflejan un retroceso en la igualdad de género. Estos intercambios resaltan la importancia continua de abordar este tema de manera abierta y constructiva. Las mujeres han llegado a comprender que la valentía ya no debe ser una imposición, sino que ha evolucionado hacia la búsqueda prioritaria de la libertad y la equidad.

Los diálogos acerca de la necesidad de luchar por los derechos de las mujeres radican en mantener viva la reflexión sobre igualdad de género en cada una de sus formas. No puede ser exclusivo de un 8 de marzo.

El solo hecho de que exista un día específico en esta batalla demuestra la deficiencia que tenemos como sociedad al necesitar una fecha para hacer algo que debería ser parte de nuestra cotidianidad.

El enfoque único en un día puntual puede llevar a una percepción superficial de los desafíos a los que se enfrentan las mujeres en todo el mundo, desde la violencia de género hasta la discriminación social y laboral. Para lograr una verdadera igualdad de género, se requiere un compromiso continuo, acciones concretas y transformaciones profundas en múltiples ámbitos de la sociedad.

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La inclusión del objetivo número 5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que busca lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas, resalta la relevancia global de este asunto. Sin embargo, según el Foro Económico Mundial, aún se estima una considerable brecha de tiempo para alcanzar la plena igualdad de género y cerrar la disparidad salarial entre hombres y mujeres.

En Cuba, la ausencia de una legislación exhaustiva contra la violencia de género limita la protección de las mujeres. Las normativas actuales solo se aplican en situaciones con resoluciones judiciales firmes o en casos de procesos penales en curso. Esto excluye a las víctimas que no han denunciado, así como a aquellas cuyas denuncias no han sido correctamente atendidas o ni siquiera han sido recibidas por la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Esta situación subraya las deficiencias en el marco legal destinado a proteger a las mujeres.

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Aunque las estadísticas en Cuba pueden parecer modestas en comparación con otros países, la importancia de cada caso no debe pasarse por alto. La falta de una legislación abarcadora pone de manifiesto las carencias en el marco legal en lo que respecta a la seguridad y el bienestar de las mujeres.

Que todos los días sean nuestros y de ustedes también, ¿por qué no? La lucha de las mujeres por el feminismo no es contra los hombres, sino más bien contra las estructuras de poder, normas sociales y sistemas que perpetúan la desigualdad de género y la discriminación basada en el género.

Esta definitivamente tiene que ser la generación de la bulla. En la que terminen los silencios y resuenen las voces de las que fueron abusadas, de las que lo están siendo y no lo saben, de las niñas y mujeres que no cuentan sus historias porque no tienen voz.

Es probable que entre nosotros se encuentre, una compañera silenciada, temerosa de una sociedad que conmemora el 8 de marzo, pero que en los demás días vulnera su entorno al ir a la escuela, al trabajo o a una fiesta.

Por mí, por las mujeres de mi familia, por mis amigas, por mis compañeras de clases, por mis hijas si las tengo y por mis hijos también si los tengo, que los educaré para que respeten a todas las mujeres del mundo. Por favor, ni una menos.

El 8 de marzo no quise flores ni felicitaciones. Hoy tampoco. Quería, en su lugar, que todas las personas quisieran lo mismo que yo: el respeto para todas las mujeres del mundo.