sábado, 21 de septiembre de 2024

El enigma del sueño

Apuntes sobre las causas, consecuencias y trastornos del dormir...

Lourdes Ordeñana del Río en Exclusivo 24/12/2012
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sueño
Los científicos han revelado que soñar es como pensar.

Algunas personas piensan así: “Mientras dormimos, perdemos tiempo que podemos emplear en otros menesteres”. Otras, por el contrario, van hasta el extremo y prefieren hacerlo en demasía. No puede olvidarse, por supuesto, un común denominador: “todo en exceso resulta dañino”. La vida hay que aprovecharla al máximo, pero el cuerpo se debe tomar un descanso.

“El tiempo necesario de sueño se modifica a lo largo de la vida y es específico para cada individuo. Incluso en un mismo sujeto la necesidad varía con la actividad física, estados emocionales, cambios hormonales, enfermedades que padece, entre otros factores. Aunque la mayoría de los adultos duerme entre siete y ocho horas diarias, el espectro es amplio: desde cuatro hasta 12 horas”, apuntó en uno de sus materiales el destacado periodista José Antonio de la Osa.

Un bebé necesita alrededor de 16 horas diarias.

FUNCIONES, TRASTORNOS…

En ocasiones a muchos de nosotros nos ha entrado de repente deseos de bostezar casi hasta quedarnos dormidos. Lo que desconocemos es el por qué.

Además de ser una necesidad fisiológica de reparar el organismo, el cerebro también la realiza cuando estamos durmiendo. Disminuye casi toda la actividad del cuerpo, baja la respiración, la presión sanguínea y tenemos una menor respuesta a estímulos del exterior.

El sueño es el acto de dormir, de representarse en la fantasía de alguien, mientras lo hace, sucesos o imágenes, y en otro ámbito, significa proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.

Los científicos han revelado que soñar es como pensar, solo que de manera diferente a cuando estamos despiertos. Incluso, la psicóloga Deirdre Barret, de la Universidad de Harvard, considera que podemos resolver problemas mientras dormimos.

La mayoría de las personas al otro día nos levantamos sin recordarlo, pero aún así utilizamos un tiempo para ello. Barret lo considera lógico. Por lo general, los sueños contienen elementos fantásticos, extraños, aterradores o inquietantes.

“Es en realidad, es otra forma del pensamiento muy efectiva; una que tiene lugar en un estado diferente al que posee esta función cuando estamos despiertos. Seguimos trabajando para resolver las mismas dificultades que nos acosan cuando estamos con los ojos abiertos”, ha explicado la experta.

Esta teoría, de que soñar tiene sus ventajas, la confirma un material publicado en la revista digital estadounidense “LiveScience”, por Rachael Rettner, quien asevera que se ha creado un mecanismo con el fin de solucionar los enigmas que nos acosan simplemente durmiendo un rato.

SUBIMOS EL TELÓN

Otros afirman que los sueños pueden reflejar traumas o angustias que no somos capaces de expresar conscientemente, cuestiones que nuestro cerebro es incapaz de tratar conscientes y que solo enfrenta al no estarlo.

El español Manuel Capella llegó a la conclusión de que un ser que viva, por ejemplo, noventa años, ha estado treinta de ellos durmiendo. Es mucho tiempo, por lo que debemos prestar atención a lo que sucede mientras dormimos y soñamos.

Investigaciones realizadas en la Universidad de Berkeley, Estados Unidos, bajo la responsabilidad del neurólogo Mattew Walker, demostraron que aunque existen “lagunas” sobre el tema, una noche de insomnio trae consigo un posterior cansancio anímico y físico. Y su conclusión es que dormir tiene enormes beneficios a la hora de mantener la salud emocional y mental.

Se ha comprobado que dicha acción también nos ayuda a estabilizar y fortalecer nuestras memorias, permite reorganizar sustancialmente el procesamiento de información al interior de nuestro cerebro y desarrolla diversas aptitudes cognitivas. Incluso, se han establecido beneficios concretos del soñar para nuestra funcionalidad cerebral.

Lo vivido durante el día también se manifiesta en la noche. El subconsciente exterioriza las tensiones y emociones que más nos han impresionado.

Al contrario que nuestro cuerpo, durante el sueño el cerebro se mantiene muy activo. En ese momento revive todo lo ocurrido durante el día y organiza la nueva información, incorporándola a la ya guardada.

Entonces… ¡bienvenido sea el sueño!


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Lourdes Ordeñana del Río


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