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lunes, 7 de octubre de 2024

Esos locos bajitos… y su felicidad

La promoción y protección de los derechos de la niñez en nuestro país es desvelo constante, afán cotidiano...

Yaima Puig Meneses en Exclusivo 17/03/2018
1 comentarios
Derechos de la niñez-Cuba
“Cuba es campeón a nivel mundial en la promoción y protección de derechos de la niñez”.

Sonríe, abre sus bracitos y me abraza. No necesitamos de protocolos, ni medallas doradas. En medio de la cotidianidad de esta Isla lo sabemos feliz; protegido contra viento, marea y un montón de enfermedades; declamando poesías y entonando canciones que le enseñan en su círculo con las cuales nos deja boquiabiertos en casa.

Le encanta correr detrás de las palomas; patear una pelota; montar en ponny en el Zoológico y ya hasta quiere ayudar a recoger la mesa… Conoce vocales, números, formas, cuentos, colores y más, mucho más que de a poco ha ido incorporando a su vida aunque uno a veces ni lo note.

“Cuba es campeón a nivel mundial en la promoción y protección de derechos de la niñez”, afirmó recientemente María Cristina Perceval, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, durante un foro acerca de los derechos de los niños a crecer en familia realizado en Managua.

Que ella lo reconozca así, a toda voz y en escenarios internacionales, por supuesto que nos llena de orgullo, pero tal aseveración es una verdad que cualquier cubano conoce, que a nuestras familias se nos ha vuelto cotidiana y palpable desde hace mucho.

De ello puedo dar fe con ojos cerrados. A los pocos días del alta médica luego del parto, ya estaban en la sala de mi casa, defectóloga, rehabilitadora y médico de la familia del área de salud. Desde entonces comenzaron a llegar visitas sorpresas, ejercicios de estimulación temprana para mi bebé prematuro, y un sinfín de actividades diseñadas para potenciar al desarrollo integral de nuestros niños desde su nacimiento hasta el ingreso a la escuela.

No por casualidad entonces la representante del Fondo de Naciones Unidas para la infancia le aseguró al mundo que “Cuba cuenta con el programa Educa a Tu Hijo, un modelo mundial en el desarrollo infantil temprano, que hemos compartido en otros países”.

El programa Educa a Tu Hijo, nacido inicialmente “para ofrecer alternativas de educación a los niños que en las zonas rurales y montañosas no tenían acceso al círculo infantil”, se ha perfeccionado y abarca todo el territorio nacional e incluye, entre muchas otras, actividades conjuntas con las familias para promover la formación de buenos hábitos, el desarrollo del lenguaje, ejercicios para el desarrollo físico motor, así como actividades culturales y recreativas.

Una iniciativa donde la familia tiene un rol protagónico en la formación de los pequeños, con un enfoque comunitario y multisectorial. Porque es allí, en la familia, donde aprendemos nuestros primeros pasos, es esa nuestra primera y más importante escuela, aquella donde poco a poco se moldean hábitos y conductas, donde aprendemos a llevar del brazo a nuestra hermana para que nadie nos la ofenda, donde nos nacen la virtud y los primeros abrazos, los primeros sueños.

No por casualidad la Constitución cubana tiene plasmado claramente que “La niñez y la juventud disfrutan de particular protección por parte del Estado y la sociedad. La familia, la escuela, los órganos estatales y las organizaciones de masas y sociales tienen el deber de prestar especial atención a la formación integral de la niñez y la juventud”. A ello se une la puesta en vigor de numerosas regulaciones jurídicas encaminadas a proteger también los derechos de nuestros niños como el Código de la Niñez y la Juventud, y el Código de la Familia.

A su vez, nuestra Cuba es signataria a nivel internacional de importante documentos como la Convención de los Derechos del Niño; el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niños relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía infantil; las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil de las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de Justicia a Menores; y las Reglas de Naciones Unidas para la Protección de los Menores Privados de Libertad, entre otros.

El andar cotidiano nos ha traído hasta aquí, por este esmerado y honroso camino en el que proteger a nuestros locos bajitos es afán y empeño cotidiano. No necesitamos medallas ni condecoraciones por ello, saberlos felices y protegidos es el mayor premio a nuestros constantes desvelos.


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Yaima Puig Meneses

Cubana. Periodista. Amante de escribir, porque las letras se me han convertido en una suerte de amuleto para el alma...

Se han publicado 1 comentarios


guadarramas
 19/3/18 9:24

Los cuidamos, nos desvelamos por su adecuada educación, pero debemos luchar más para que desde la familia, se vayan creando sentimientos de nacionalidad, educación formal y principios que solo esta puede lograr, para que la escuela y las instituciones complementen lo demás. Cuba vela por sus niños porque al decir de José Martí, son la esperanza del mundo.

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