En 1999, Néstor Rodríguez Moya tenía 23 años cuando comenzó como custodio de seguridad aeroportuaria en el Aeropuerto Internacional Máximo Gómez Báez, de Ciego de Ávila. Pasó todos los cursos vinculados a la actividad fundamental de operaciones de pasajeros y aeronaves, pero nunca imaginó hasta donde lo llevarían sus méritos, su capacidad y sus pies.
Hoy, 25 años después, es fundador (desde 2002) y coordinador general del Aeropuerto Internacional Jardines del Rey, en Cayo Coco. Su trabajo consiste en coordinar, planificar y controlar todos los servicios vinculados a aeronaves y pasajeros, tanto en tierra como en aire, así como la unidad de operaciones, el flujo completo y los medios informáticos.
Es parte de eso además garantizar la armonía entre las entidades que laboran en el aeropuerto (Aduana, Inmigración, Fitosanitarios, Veterinarios, Salud Pública, Espac, Cubacatering, Cadeca, Cimex, ECASA), así como la calidad y mejora continua del servicio, con el fin de potenciar el turismo en Cuba.
"El reto más importante es lograr que la aviación, que tiene tantas entidades dentro del sistema, funcione bien engranada, para que el proceso completo sea exitoso, para que el cliente persiva los servicios con seguridad y calidad".
Para Néstor, en sus años de trabajo dos hechos le han marcado la vida: en septiembre de 2017 el aeropuerto de Cayo Coco fue debastado por el huracán Irma y en tan sólo dos meses el esfuerzo de sus trabajadores hizo posible su recuperación, para recibir las operaciones de la temporada de invierno; y durante la Covid-19, si bien cerraron operaciones en marzo de 2020 fueron los primeros en abrir nuevamente en septiembre de ese mismo año, con vuelos desde Canadá. "Lo más impresionante, a pesar del riesgo, fue la disciplina y la entrega de los trabajadores en esos momentos difíciles. Nunca olvidaré".
¿Cuáles han sido tus mayores retos y tus mayores logros?
"Mis mayores retos: superación, autopreparación y capacitación diaria. Lograr que los jóvenes se enamoren de la aviación.
Mis mayores logros: mi pequeña contribución para que mi aeropuerto esté entre los mejores en cuanto a profesionalidad y servicios prestados".
¿Qué más le gusta de su trabajo y qué le apasiona?
"Sin duda alguna todo el proceso asociado a la unidad de operaciones en tierra. Los servicios a pasajeros y aeronaves: el aterrizaje, los servicios en tierra y el despegue rumbo a su destino".
Para Néstor los lustros de entrega al sector han sido de amor, responsabilidad y pasión. "Aquí los años pasan y no nos damos cuenta. No creo poder trabajar en otro lugar y menos encontrar otro colectivo como al que pertenezco hoy".
Néstor tiene 2 hijos que van a la universidad, y una familia a su lado. "Al culminar las largas jornadas de trabajo diarias, necesito de ellos. Durante todos estos años siempre he recibido su apoyo incondicional".
En 1999 un amigo suyo, y a quien agradece infinitamente, influyó en él para que comenzara a trabajar en el aeropuerto. Con estas palabras le dijo: ¡no me puedes fallar! Quince años después se encontraron y Néstor cuenta le ripostó: ¡no te he fallado, estaré aquí toda mi vida. Es mi hogar!
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