viernes, 27 de septiembre de 2024

Historias de una taxista

Belkis Rodríguez es la única mujer que maneja oficialmente uno de los carros que conforman la flota de la Cooperativa #2 de Taxis Ruteros…

Iván Morales Morales en Exclusivo 14/06/2014
1 comentarios
Belkis mujer chofer de cooperativa no agropecuaria
Belkis Rodríguez con apenas 21 años de edad entró al complejo mundo de los taxis ruteros. (Abel Rojas / Cubahora)

Las canciones del guatemalteco Ricardo Arjona permiten a quien las escucha con detenimiento abrir la mente y encontrar en sus letras muchas de nuestras realidades. Sí, varias, porque cada persona construye y vive la suya propia. Del título de uno de sus tantos éxitos me apropio con toda intencionalidad porque se aviene con milimétrica exactitud a mi relato.

Para comenzar, debo decir que me considero una persona exenta de estereotipos e incapaz de sorprenderme al ver una bella dama ejecutando cualquier tarea, por muy compleja que esta sea. Sin embargo, cuando conocí a la protagonista de esta historia no pude esconder mi asombro, al verla tan serena y tranquila detrás del timón ejerciendo su labor. Como si toda la vida la hubiera dedicado a ello.

Ya sé que dirán que eso no tiene relevancia alguna. Puede ser. Aunque tal vez ese criterio se modifique al conocer que Belkis Rodríguez —mi entrevistada— es, hasta el momento, la única mujer que maneja oficialmente uno de los tantos carros que conforman la flota de la Cooperativa #2 de Taxis Ruteros, ubicada en La Habana.

¡¡TAXI!!

Su pasión por los autos surgió desde muy pequeña. Ella quería ser chofer; lo llevaba en la sangre. Tanto así que, apenas con 21 años de edad, entró al complejo mundo de los taxis.

El primer medio de transporte que tuvo a su disposición fue uno de aquellos pequeños vehículos que semejan la figura de un coco. La solvencia económica y las condiciones laborales de entonces funcionaban, al menos, según reconoce, hasta que se inició el proyecto de extender el servicio a los cubanos.

Cruzar las barreras en el ámbito del transporte no ha sido tarea fácil para esta inquieta muchacha. Cortesía, belleza, seguridad y destreza cuando está detrás del timón son cualidades que se erigen como muestra fiel de su capacidad para ejercer roles masculinos por antonomasia.  

Luego de un período en esa instancia, Belkis Rodríguez decidió cambiar de aire, o de piquera, y se trasladó hacia la agencia Panataxi, conocida en Cuba como los “cinco-cinco”, por la numeración de contacto que llevan en su puerta. Como refirió, allí la labor y competitividad era muy fuerte, sobre todo por la búsqueda de viajes y los necesarios ingresos.

Transcurría impasible el Dios Cronos, y mientras esta locuaz fémina adquiría experiencia, su automóvil también ganaba… en oxidación y deficiencias mecánicas. La necesaria renovación no llegaba y, poco a poco, su fiel compañero se iba resintiendo. No quiso esperar más y decidió acogerse a la licencia de maternidad, la mejor etapa de su vida, según deja saber en cada instante de nuestro diálogo.

DE VUELTA AL ENTORNO

De ese reposo en su quehacer profesional nació Alejandro, un bebé que le trajo la mayor felicidad del mundo, y, de paso, dio un giro trascendental a su existencia. A partir de ese momento incursionó en las más variadas funciones, entre ellas la de manicuri.

Al volver de esa necesaria pausa, ella, así como una parte de sus compañeros, conoció la noticia de que había quedado disponible como parte del reordenamiento laboral que dispuso la reducción de plantillas y el cambio de estatus para una significativa masa obrera.

Aquello no fue un fracaso, sino más bien un punto de giro para el retorno a la labor que tanto ama. Esta vez desde una nueva forma de gestión no estatal, específicamente, en una cooperativa de transporte de pasajeros, en los ómnibus conocidos como ruteros.

Belkis Rodríguez asegura que algunos colegas se mostraron escépticos con su llegada al centro. ¡Una mujer entre tantos hombres y manejando la guagua a la par que ellos!, eso no sería posible. ¿Qué hará cuando se rompa?; quizá no dure mucho, pensaron. Cuán equivocados estaban.

Junto a su compañero de labor mantiene “casi nuevo” y cuida con celo el carro. Incluso, cuando debe entrar al taller es la primera en ponerse su overol blanco y no se mide, si de embarrarse de grasa se trata. Eso para que su acompañante se sienta orgulloso de tenerla junta él, explica entre risas.

Algunos pasajeros se muestran incrédulos al subir al ómnibus y encontrarse a esta afable fémina al volante. No obstante, el cariñoso saludo y la preocupación por sus pasajeros hacen más apacible el viaje. ¿Secretos? Ninguno, reconoce.

Solo “mantener una adecuada educación, cumplir con los horarios establecidos y, lo más importante, llevarse bien con el público y hacer que se identifiquen con la labor que hacemos”, refiere. Tarea titánica, pues la exigencia es una de nuestras cualidades más significativas.

El viaje casi llegaba a su fin. Mas, aún me quedaba un pregunta. ¿Qué decir a aquellas muchachas —sin distinción de edad— que todavía no se animan a conducir por determinados estereotipos de la sociedad? Sin dudarlo, aseveró: “La mujer no pierde su feminidad por estar encima de una guagua. No existen imposibles cuando nos proponemos lograr algo. Anímense, ser chofer es lo más lindo que hay”.

Una vez que te montas en el ómnibus de la Cooperativa #2 de Taxis Ruteros, conducido por Belkis Rodríguez, no puedes menos que esperarla cada día en el mismo lugar, como narra Arjona en su canción. El trato afable y la conducción de una bella y segura mujer siempre incitan a volverse cliente fiel, claro, siempre que el bolsillo lo permita.


Compartir

Iván Morales Morales

Se han publicado 1 comentarios


Abel
 15/6/14 6:59

Buenas, Iván Darle la en hora buena por el articulo, muy interesante. Llevo fuera de cuba, unos 9 años, en aquel entonces, recuerdo a una mujer que fue la primera conductora de guagua, trabajo en la terminal de Guanabacoa, esta chica salió de los Inspectores Populares del Transporte, Los (GETA) aquellos que cubrían los coches estatales libres que circulaban y trabajaba en el Punto ubicado en el puente de la monumental y entrada a Guanabacoa, hay que decir también la voluntad de José Luis Director de Ómnibus Urbanos en aquella época, por permitir aquella proeza. Saludos.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos