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jueves, 3 de octubre de 2024

La historia y la cultura cubana: nuestras mejores armas

El Doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana, asegura que debemos luchar contra la desnaturalización y los símbolos foráneos, así como crear vanguardias, no élites...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 19/12/2015
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Cuba
Eusebio Leal resaltó las fortalezas de la historia y la cultura cubanas para enfrentar los desafíos que imponen las nuevas circunstancias.

Esta vez el Doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana desandando las calles de la capital para llegar hasta el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, sin más armas que ese verbo apasionado y la sencillez de espíritu que lo ha distinguido siempre. Luego de saludar a cuántos habían llegado al salón, se sentó en el lugar indicado y dialogó durante casi dos horas sobre el pensamiento cubano en la contemporaneidad desde la historia.

En una plática en la que no faltaron anécdotas, vivencias y recuerdos de su juventud, Leal Spenglerresaltó las fortalezas de la historia y la cultura cubanas para enfrentar los desafíos que imponen las nuevas circunstancias. En tal sentido señaló que debemos luchar contra la desnaturalización, contra los símbolos foráneos, y llamó a crear vanguardias, no élites, pues las vanguardias fueron siempre las portadoras de las ideas y las que sedujeron y levantaron el espíritu que ha hecho posible los grandes cambios.

El intelectual cubano —quién dialogó en el espacio de debate Catalejo, de la delegación ramal de la prensa escrita de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC)—, se refirió al tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos, y en consonancia apuntó que al leer los grandes historiadores de esta nación, veremos que el diferendo entre los dos países ha sido un problema del gobierno norteamericano, no del pueblo.

Al señalar que se sentía nacionalista, expresó que aunque ahora existen modernos historiadores que tratan de desarmar el orgullo cubano, los hijos de la Mayor de las Antillas nunca han ido a conquistar un país, siempre han ido a ayudar, a libertar… “Este es un país de libertadores, poetas, escritores… los cubanos somos más que negros, blancos o mulatos.

”Me gusta más la idea que la ideología, las ideas son la base, lo fundacional y promueven la vocación”, insistió el historiador de la ciudad de La Habana, e ilustró su afirmación con el padre Félix Varela, como este fue madurando en su pensamiento, hasta llegar a ser portador de un nuevo pensamiento, capaz de enrolar a muchos en su manera de pensar y actuar.

ATRAER A LOS JÓVENES CON LAS IDEAS

Los jóvenes, ese sector población que muchos tildan de estar perdidos, no estuvieron excluidos en el diálogo de Leal Spengler. Tras señalar que veía pocos rostros nuevos entre los asistentes al Catalejo, se distanció de quienes relegan en base a la edad, a partir de la concepción de que la juventud es sinónimo de inmadurez o falta de preparación para resaltar la necesidad de sincronizar el discurso con las nuevas generaciones.

Ellos no vivieron otras etapas, por lo cual parten de los referentes de sus circunstancias, lo que implica entonces atraerlos con las ideas, apuntó el reconocido intelectual, quien en esa línea de enamorar a los jóvenes con las nuevas circunstancias y en especial con la historia, pidió evitar las solemnidades extremas y apostar por humanizar, bajar a los héroes de los pedestales, acercarlos con humildad y mostrarlos como las personas que fueron, sin simplificaciones.

Para ilustrar su aseveración, ejemplificó con los hermanos Saíz Montes de Oca, jóvenes pinareños que desde un pueblito apartado y pequeño supieron dejar un legado tan imperecedero, sobre todo por la educación y la influencia familiar que recibieron. Poco después anotó que el subdesarrollo genera la falta de memoria histórica, por lo que esta debe ser cultivada sin saturaciones.

De lo que se trata, indicó valorando el papel de la escuela cubana y del insustituible rol de la familia, es de crear más discípulos que alumnos, para que los más nuevos puedan valorar y seguir la obra a partir de las convicciones.

UNA HABANA TAN NUESTRA

Leal Spengler está encargado desde 1981 de la restauración y la preservación del Centro Histórico de La Habana, el mayor centro colonial de América Latina y Patrimonio de la Humanidad desde 1982. Quizás por ello quienes llegaron al Instituto Internacional de Periodismo José Martí no dejaron de insistir una y otra vez en su labor y en lo mucho que debe hacerse para cuidar la urbe capitalina.

Así fue que primero resaltó minuciosamente la forma en que se conserva la memoria e identidad de importantes ciudades del país, como Camagüey, Santiago de Cuba, Guantánamo, entre otras, donde es apreciable el respeto y la veneración ciudadanas; sin embargo, lamentó mucho que en la capital del país no existe igual actitud en todos sus habitantes.

La Habanaha perdido mucho de su identidad, a pesar de ser una ciudad con cientos de años de historia, de tradición y cultura. “Esta ciudad es la de las Milicias, la de las luchas insurreccionales, de las ideologías, de la alfabetización, de las grandes movilizaciones hacia la caña, y de muchas más batallas y eso no se puede perder. Necesitamos el testigo verdadero, pues ya son muchos siglos de amnesia por la ciudad”, afirmó.

No dejó de reiterar que hay falta de noticias para alentar a las autoridades y Gobierno, para respetar y cuidar lo que se ha hecho, pues cada obra cuesta un gran esfuerzo y cuantiosos recursos. “Hay muchas personas deliberantes en las diversas instituciones y otras que no deliberan nunca, convirtiendo las reuniones en acto sacro en que nadie es capaz de levantarse y decir que no está de acuerdo con lo planteado.

”Esa unanimidad que el Presidente cubano ha criticado enérgicamente es una realidad que a todos nos toca. Por ello es necesario que el poder y la autoridad alcancen una dimensión real”, expuso el intelectual, quien refirió que debe emprenderse un reordenamiento total y creativo de La Habana, así como vivir en cambio y renovación constante. “Es necesario recuperar el concepto de ciudad ante las disgregación de los recursos y la división administrativa y ser más sensible a lo que falta por hacer”.

La urgencia de rescatar la conciencia cívica y ciudadana, y estimular la repulsa social contra el vandalismo que afecta espacios comunes muy emblemáticos, no estuvieron alejados del diálogo del Historiador de la ciudad de La Habana, quien llamó a lograr mayor cuidado en aras de preservar las obras y monumentos en medio de tan difíciles circunstancias económicas para el país.

A la interrogante sobre las redes sociales y la Cuba de hoy, el intelectual apuntó que estas se van expandiendo en la medida que el país puede. “Me parecen excelentes y no se puede tener miedo a la modernidad. Las redes sociales tienen que desempeñar un papel importante en los medios de comunicación y en nuestra sociedad. Vale destacar que las mejores movilizaciones en los últimos tiempos se han hecho a través de estas”.

Una clase magistral de historia fue el encuentro de Eusebio Leal Spengler con los colegas del gremio, pues como expresó Fidel en el mensaje de felicitación por el aniversario XX de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado: “Para nosotros, la historia, más que minuciosa y pormenorizada crónica de la vida de un pueblo, es base y sostén para la elevación de sus valores morales y culturales, para el desarrollo de su ideología y su conciencia; es instrumento y vehículo de la Revolución”.


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Yuniel Labacena Romero


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