La última morada de los próceres (+Fotos)

Cada vez que el visitante pone los pies en este camposanto, y recorre las calles de esta ciudad, resguardada por delicadas madonnas, tristes ángeles e imágenes convertidas en estatuas de quienes ya no viven, está teniendo un encuentro con la historia cubana y universal, al tiempo que le rinde tributo a los hijos célebres de Cuba y del mundo, cuyos restos reposan allí. 

El cementerio, situado al noroeste de la ciudad de Santiago, lleva el nombre de una virgen etíope bautizada por el Apóstol San Mateo: Santa Ifigenia. Los primeros enterramientos tuvieron lugar el 22 de abril de 1868, y constituye así la tercera necrópolis oficialmente empleada en el archipielago, luego de los cementerios capitalinos de Espada y Colón.

Quizás a ello se deba que una buena parte de la historia de las luchas por la independencia de Cuba, que tuvieron su mayor auge en el oriente del país, la hallemos en la calma y el silencio de sus miles de tumbas y monumentos funerarios, que le adjudicaron la distinción de Monumento Nacional, en 1937.

Grandes valores artísticos acompañan el descanso eterno de quienes yacen enterrados en Santa Ifigenia, los cuales se insertan en estilos provenientes del Neoclasicismo, el Art Decó, y de tipo ecléctico, que se conjugan con lo sencillo, sobrio y elegante. Todo ello le aporta una visión renovadora al lugar, “gran jardín fantástico de mármol y granito” según lo calificara el periodista e investigador cubano, Ángel Augier. 

HOMENAJE A LOS HÉROES DESDE LA QUIETUD Y EL SILENCIO

Yo quiero cuando me muera, sin patria, pero sin amo,
                                               tener un mi losa un ramo de flores y una bandera.
José Martí

Entre la rica arquitectura que prevalece en el cementerio, sobresale ante el visitante lo que constituye su principal símbolo: el Mausoleo de nuestro Héroe Nacional José Martí, que fue inaugurado el 30 de junio de 1951. El diseño de esta estructura monumental responde a los deseos poéticos del más genial y universal de los pensadores cubanos, que sirvieron de inspiración a sus creadores cubanos, el arquitecto Jaime Benavent y el escultor Mario Santi.

Es por ello que una bandera cubana cubre la cripta funeraria de bronce y, muy cerca, una jardinera en forma de libro porta flores frescas. La luz del sol que penetra por el lucernario se despliega sobre su nicho, que, en forma de pentágono en su base, dibuja una estrella. En su interior, sobre un puñado de tierra de una veintena de países de América, descansan sus cenizas. La custodia una enorme figura del propio Martí esculpida en mármol de Carrara.

La base del monumento, con más de 20 metros de altura, es circular, y posee una escalinata construida con mármoles provenientes de la antigua Isla de Pinos, donde vivió el Apóstol en la finca El Abra; mientras las piedras son de Jaimanitas y de Punta Brava. Las seis columnas que lo sostienen representan el número de provincias que existía en aquellos tiempos, las cuales están adornadas con símbolos que identifican los atributos económicos, políticos, culturales y sociales de cada provincia representada.

Una avenida de mármol conduce al monumento, y una guardia de honor de jóvenes de las Fuerzas Armadas permanece custodiando sus restos. El cambio de guardia se realiza cada media hora, bajo el compás de la “Elegía a José Martí”, compuesta por el Comandante de la Revolución, Juan Almeida Bosque.

Pero también son impresionantes los diseños de las tumbas de otras figuras muy ligadas a la historia de las luchas del pueblo cubano, entre ellas la de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria; y la de Don Emilio Bacardí, primer alcalde de la ciudad, cuya cripta fue traída a la Isla desde Estados Unidos, por encargo de sus familiares.

El Retablo de los Héroes es otro recinto que debe admirar el visitante. Allí, los generales José Maceo, Flor Crombet y Guillermón Moncada se destacan de dentro de una legión de soldados y oficiales de las guerras por la Independencia del siglo XIX. El cementerio de Santa Ifigenia dedica igualmente un espacio a las mujeres ilustres de esta Isla.

Monumentos auténticos perpetúan la memoria de Mariana Grajales, madre de los Maceo; María Cabrales, esposa del Titán de Bronce, y Doña Rosario, madre de los jóvenes mártires Frank y Josué País, quienes reposan además en esta necrópolis. También de la historia más reciente son las tumbas de Otto Parellada, Tony Alomá, Pepito Tey y otros jóvenes santiagueros muertos en el combate clandestino contra la dictadura batistiana.

El mausoleo a los Mártires de la Revolución y el Panteón de las Fuerzas Armadas dan continuidad a la etapa revolucionaria, que se complementa con el monumento a los caídos en misiones internacionalistas.

Además de atesorar los restos de un importante número de próceres de nuestras gestas emancipadoras, el cementerio de Santa Ifigenia alberga los restos de personalidades que en otras esferas de la vida alcanzaron celebridad. También, a los personajes anónimos y modestos, que en este lugar han encontrado calma, sosiego…y nunca olvido.

Mausoleo al Héroe Nacional José Martí.

Mausoleo al Héroe Nacional José Martí.

Panteón dedicado a los caidos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.