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domingo, 6 de octubre de 2024

Las adolescentes en el centro del vórtice

La inversión en las niñas de diez años de edad puede rendir un dividendo demográfico enorme para los proyectos de desarrollo futuro de las naciones...

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 01/11/2016
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Si todas las niñas de diez años de edad que abandonan los estudios o no asisten a la escuela en los países en desarrollo completaran la educación secundaria impulsarían un dividendo anual de 21 mil millones de dólares…

Un diez por ciento de las niñas de cinco a 14 años de edad suman más de 28 horas de trabajo doméstico por semana, el doble que los niños…

Se estima que 47 mil 700 niñas contraen matrimonio antes de los 18 años de edad, y con ello viene el embarazo temprano, el fin de los estudios, la reducción de sus perspectivas de empleo, ingreso e independencia…

Estos datos alarmantes constan en el Informe del Estado de la Población Mundial 2016, el cual está centrado en el desarrollo de las niñas como factor clave en los proyectos futuros de las naciones. Como advierte el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) de la forma en que apoyemos a los 60 millones de niñas que hoy tienen diez años, para que inicien su transición de la adolescencia a la edad adulta, depende nuestro porvenir colectivo.

Esa edad es fundamental para las niñas de todo el mundo, al resultar el preámbulo de la pubertad. En algunas regiones del mundo, las niñas de diez años de edad cuentan con posibilidades ilimitadas y ellas mismas, o sus familias, comienzan a hacer elecciones que influirán en su educación y, posteriormente, en su vida laboral.

Pero en otros sitios se considera que una niña que atraviesa la pubertad es un producto que se puede comprar, vender o negociar. Igualmente, puede verse obligada a contraer matrimonio, a abandonar los estudios y a comenzar a procrear y a iniciar una vida de servidumbre. También las pequeñas están asociadas a males sociales tales como el trabajo infantil, la mutilación genital y la violencia de género.

Son esas consecuencias en las que necesitamos poner nuestras miradas, afirmó Rafael Cuesta, coordinador internacional de UNFPA en Cuba, al presentar el Informe. Y añadía que las niñas de esa edad serán las mujeres de 2030, fecha límite para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que pone en evidencia que el estado del mundo dentro de 15 años está condicionado por que hoy hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para desencadenar el potencial de una niña de diez años.

Por este motivo es necesario acompañarlas en su paso hacia la adolescencia velando por su salud, educación, oportunidades de trabajo y potenciales para que contribuyan al progreso de cada país, señaló el especialista, quien agregó que según el Informe la inversión en las niñas de diez años de edad puede rendir un dividendo demográfico enorme para los proyectos de desarrollo futuro de las naciones.

CUBA: UNA EVIDENTE EXCEPCIÓN

Según el Anuario Estadístico de Cuba 2015, publicado por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, en esa fecha en el país existía 1 356 075 adolescentes de entre 10 y 19 años. De este total, 657 295 son muchachas y de ellas, poco menos de la mitad está por debajo de los 15 años, es decir, 314 140 niñas.

No hay dudas que en el contexto mundial, Cuba ha sido siempre una evidente excepción, tanto en lo que atañe a la organización del Estado en general como en lo relacionado con las políticas públicas, en particular. Por ello las adolescentes están muy presentes en las estrategias diseñadas y, por ejemplo, están escolarizadas, lo que siempre es un factor protector.

Igualmente, tienen acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y cuentan con programas de Educación Integral de la Sexualidad en sus escuelas. Además, poseen espacios para proyectos de vida y son protegidas de diferencias y discriminaciones. Sin embargo el país también enfrenta retos, que de acuerdo con las características mencionadas, son diferentes a los que podemos identificar en el resto de las naciones de América latina y el Caribe.

Por ejemplo, en el caso del embarazo de las adolescentes, aunque el indicador de la Isla es menor que el de otros países de la región, se trabaja con los Ministerios de Educación y Salud, junto a otras instituciones, para continuar disminuyéndolo. Cuba también enfrenta desafíos en asuntos asociados con la práctica del aborto como si fuera un método anticonceptivo, así como la insuficiente percepción de riesgo sobre las enfermedades de transmisión sexual.

Estas características marcan contrastes sustantivos con la mayoría de los países de la región, donde todavía se discute sobre la necesidad de la educación integral de la sexualidad y muchas adolescentes no logran continuar sus estudios medios. Todavía mueren por causas asociadas con abortos inseguros y las muertes maternas se sitúan entre las primeras causas de muerte para las adolescentes.

Para seguir apostando por la inversión en las adolescentes, la Mayor de las Antillas cuenta con varios programas de UNFPA. Entre ellos se destaca el trabajo con diversas instituciones para consolidar el Programa Nacional de Educación y Salud Sexual, como plataforma que armoniza todas las iniciativas de educación integral de la sexualidad que existen en el país.

Igualmente, esa agencia internacional labora con el Centro de Estudios sobre la Juventud en la formación, capacitación y en el desarrollo de estudios nacionales e investigaciones sobre temas de adolescentes y jóvenes, ya que la generación de datos actualizados y de indicadores que visibilicen a las adolescentes es un gran desafío. Con el Programa Materno Infantil, además de contribuir modestamente con anticonceptivos para adolescentes, se ha estado apoyando las estrategias de promoción de servicios de salud sexual y reproductiva.

Como aseguraba Babatunde Osotimehin, secretario general adjunto de las Naciones Unidas y director ejecutivo de UNFPA, “con el apoyo de su familia, su comunidad y su nación, y el ejercicio pleno de sus derechos, una niña de diez años de edad puede prosperar y contribuir a hacer realidad el futuro que todos deseamos”. Apostemos por esa fortuna.


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Yuniel Labacena Romero


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