Las Marianas de Cuba

“Es la mujer que más ha movido mi corazón” así define José Martí a Mariana Grajales. Y es que nuestro Apóstol vio en aquella estricta mujer, madre y esposa de héroes, un símbolo de entrega, admiración y amor. De ahí que escribe sobre ella como si fuera uno de sus hijos porque “abría las puertas de su hogar a todos, como madre de todos”. Madre de una tropa de héroes de nuestro país.

Pero no fue su condición de progenitora de luchadores lo que le deparó un lugar en la historia. Su grandeza radica en haber educado en cada uno de ellos el compromiso de combatir por su patria, y lo hizo desde el ejemplo, al consagrar su vida a la causa independentista cubana.

En Cuba hay muchas Marianas. La vemos en aquellas que alientan a sus hijos a cumplir misiones en otros países, en esas que lejos de sus familias y bajo cualquier circunstancia saben brindar lo mejor para los más necesitados. De la estirpe de Mariana son también las que día a día llenan las aulas de amor y enseñanza para educar a las nuevas generaciones, las que son madre y padre y tienen sobre ellas la responsabilidad de mantener a toda una familia.

La mujer ha ocupado un lugar primordial en la sociedad cubana, ya sea desde la manigua, combatiendo en la Sierra o representando a Cuba en eventos deportivos, culturales o científicos. De ahí que nuestro país, en defensa de los derechos y libertades de la mujer, fue el primero en firmar la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, y el segundo en ratificarla.

Después del triunfo de la Revolución y la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), el 23 de agosto de 1960, la palabra de la mujer cubana adquirió otra dimensión. Fue el momento preciso para, como dijo Fidel, “hacer desaparecer hasta el último vestigio de discriminación; y tenga, la mujer cubana, por sus virtudes y por sus méritos, el lugar que le corresponde en la historia de la patria”.

Con el objetivo principal de incorporar a la mujer a la sociedad y al empleo, así como al programa de cambios políticos y socioeconómicos que vivía el país en aquellos años, se crea esta organización, apenas 20 meses después del 1.^o de enero de 1959, con Vilma Espín al frente. Hoy, a 56 años de su fundación, se enfrenta a nuevos retos.

Ante los cambios sociales y la actualización del modelo económico cubano, a la comunidad femenina se impone entonces el desafío de continuar guiando a las nuevas generaciones con amor, pero también con disciplina, hacia el camino de las buenas costumbres, en un momento en que la sociedad se cuestiona la pérdida de valores éticos.

La población femenina representa el 48 % del total de ocupados en el sector estatal civil, 66 % de la fuerza técnica y profesional; 35,2 % de los que ostentan cargos decisorios en órganos estatales, 29 % del total de trabajadores por cuenta propia; el 48,86 % de los diputados al Parlamento y el 41,9 % de los miembros del Consejo de Estado.

Sin embargo, aun cuando poco a poco se ha eliminado la disparidad de género y la mujer cubana ha sido protagonista en los logros de la Revolución, todavía queda mucho por hacer. Más allá de la necesidad de continuar con la ruptura de estereotipos y de ataduras de la sociedad patriarcal, muchas alegan su imposibilidad de asumir importantes cargos en sus trabajos, ya que desempeñan un rol fundamental en la familia.

En este sentido, el Estado cubano trabaja por brindar a las madres trabajadoras mejores condiciones en los centros laborales. Es por ello que el tema se analizó en los recientes debates de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Cuba entera recuerda a la Madre de la Patria con profundo orgullo, como una de sus hijas más ilustres, una heroína que supo romper con las limitaciones de la época colonial hacia la mujer, una esposa ejemplar que se alzó con la bandera de la libertad, una madre para todos los cubanos. En ocasión del 201 aniversario de su natalicio, su nombre resuena en cada Mariana cubana porque “toda la patria está en la mujer”, decía, con razón, José Martí.