No es la primera vez que la Televisión Cubana presenta al público una serie diferente. No es una primicia tener en nuestras pantallas a una persona en situación de discapacidad. Me gusta creer que Rodo es la cúspide de lo que podría estar “bien” si se ejecuta como debe ser.
Varias cuestiones lógicas han catapultado a lo más alto a la serie televisiva “Las reglas de Rodo”, obra maestra dirigida por Magda González Grau y escrita por Amílcar Salatti, que deja a la vista temas sensibles vinculados a las condiciones de discapacidad, entre ellos la aceptación de la diversidad, la sobreprotección familiar y, por supuesto, la inclusión.
Rodolfo Antonio Casamayor Izaguirre interpreta el personaje de Rodo, el joven que enfrenta los dilemas cotidianos de la adolescencia, una etapa muy compleja donde se forma la personalidad y salen a la luz cambios que antes parecían insignificantes o ajenos. Imagínese desafiar esas nuevas dinámicas desde el panorama de un individuo con Trastorno del Espectro de Autismo (TEA). Para resumir la complejidad de tal suceso, una persona con la condición de Rodo lo tacharía como algo: muy difícil, arduo, incomprensible, tiránico, agotador, me atrevería a decir que incluso sería considerado una odisea, ¿por qué?. El mismo Rodo nos da la respuesta en 8 capítulos.
Desde el comienzo de la serie, Rodo se presenta, habla de su reducida familia y nos muestra un poco de sus actividades diarias. Justo en ese primer capítulo queda claro que el adolescente "no es normal" a la vista de muchos, y su mamá siempre corrige esta visión señalando que él "es diferente", ¿quién no lo es? La grandeza del ser humano está en su propia diversidad.
El episodio inicial permite al público observar la interacción de una persona con TEA con su entorno familiar, comunitario y educativo. Gracias a esto, muchas personas con la condición de Rodo se han sentido identificadas con la serie, no obstante, quiero hacer hincapié en la diversidad del Espectro de Autismo. Como su nombre lo indica, es un amplio abanico de posibilidades , variaciones, personalidades y niveles que impiden encerrar a quienes tienen esta condición en una sola línea de características que los diferencie los unos de los otros.
Rodo es un adolescente con TEA criado por una mamá soltera que ha permitido expandir su creatividad, dentro de lo conocido, su casa, evidenciando su sobreprotección cuando el chico muestra interés en cosas que antes no, existe una clara objeción al cambio o a romper su estructurada vida familiar.
A la vez, es un estudiante ajeno a la enseñanza especial incluído en una institución educativa regular, una opción que aunque es válida en nuestro país se utiliza poco. El muchacho demuestra tener un intelecto superior a la media que le permite incluso inventar cosas, un rasgo que se ha vuelto característico en audiovisuales que presentan a alguien como Rodo, a mi juicio un estigma muy arraigado, pues el Autismo no es sinónimo de una inteligencia extraordinaria.
El muchacho es alguien que repite las ideas una y otra vez, no te mira a los ojos, es obsesivo con la limpieza, detesta el contacto físico y dice las cosas sin filtros, elementos típicos de alguien con Autismo, y que lo llevan a crear normas para poder mantener su vida como una rutina invariable que lo protege de lo convulso y cambiante que es el mundo.
Pero, ¿a quién representa Rodo realmente?
La serie buscó representar a todas las personas con Trastorno del Espectro de Autismo, sin embargo, al hacerlo quedó claro que es complejo llevar a la pantalla una condición relacionada a la neurodiversidad, porque no existe una guía, ni normas claras para lograrlo.
El Espectro de Autismo es amplio y cada día surgen nuevas características que hacen únicos a los individuos que viven con él. Encerrar en una persona los rasgos de esta condición demostró las diferencias de los usuarios, los contextos que enfrentan y sus familias, decir que fue correcto o incorrecto sería demonizar una producción que abogó por aceptar a todos los miembros de la sociedad y que enaltece las diferencias del ser humano como un elemento fundamental.
Cada persona con TEA tiene características propias ajenas a su condición. Pienso que el audiovisual más que mostrar todas las formas del Autismo debió centrarse en una sola representación, quizás en el joven sobreprotegido por la familia o en el chico incluído en una escuela regular, de esta forma la trama habría sido más profunda y directa, cercana a un solo segmento de individuos con Autismo.

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