domingo, 29 de septiembre de 2024

Las tiendas

¿Qué ha pasado con la calidad del servicio en estos lugares y qué les depara el futuro con la inevitable y próxima unificación de la moneda cubana?

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 18/03/2015
15 comentarios

Cuando en los años 90 del pasado siglo surgieron las tiendas de venta en divisa, el cubano convirtió el hecho en un suceso que sobrepasó el plano económico y entró en las fronteras de los fenómenos socioculturales.

Las nuevas unidades llegaron para cambiar la vida de muchas comunidades. Vidrieras con cristales oscuros, aire acondicionado, luces, cajas registradoras electrónicas, productos de marcas con nombres en inglés y envoltorios brillantes, incluso los vendedores, con sus uniformes y buena imagen, causaron un impacto muy fuerte en la imaginación popular.

Para aquel suceso muchos se quedaron sin palabras y fue necesario recurrir a extranjerismos como por ejemplo shopping (comprar en inglés), también en algunos lugares se les llamó diplotiendas, que recordaba la famosa tienda habanera en la que compraban los diplomáticos. A partir de ese momento comprar en esas instalaciones fue una muestra de estatus. Te llamaban señor y hasta te daban una bolsita para guardar los productos al salir.

Las shopping comenzaron a influir en la forma de comportarse las personas. Las jabitas de nailon comenzaron a llamarse cubalses (nombre de una de las cadenas), y los fines de semana, la familia que antes iba al cine o al parque, se dedicaba a visitar las nuevas tiendas para mirar y “coger aire acondicionado”.

Cuando alguien ponía en tela de juicio la calidad de un producto, revelar que su procedencia era “de shopping” bastaba para zanjar la discusión y avalar su buena factura.

Hasta el patrimonio arquitectónico se transformó. Muchas veces el viejo edificio en ruinas del pueblo fue el escogido para la nueva unidad de ventas y, por tanto, remodelado. No siempre estas intervenciones constructivas tuvieron un final feliz, pero al menos se salvaba el inmueble del derrumbe.

Pero si ir a las shopping era “de lujo”, trabajar en ellas lo era mucho más. Surgió una especie de renacer de la vocación del comerciante. Maestros, ingenieros, médicos, periodistas, abandonaron sus profesiones atraídos por las nada despreciables ofertas laborales de las corporaciones.

Aquella etapa dorada de las shopping ha quedado atrás. Las buenas prácticas del marketing y el merchandise que las distinguieron han sido sustituidas por la estética del almacén, en la que las mercancías son apiladas aleatoriamente sobre los estantes y el propio piso, en urden caótico y generalmente sin tener identificado siquiera el precio.

Las “cubalses”, esas jabitas que se convirtieron en una suerte de marca comercial de sus servicios, hoy son especies en peligro de extinción. He visto a clientes realizar verdaderos actos circenses de malabares para que no se le caigan los productos, mientras los dependientes los observan con una mirada algo compadecida pero distante.

Y es que antes, en estos lugares, usted era considerado un cliente (y el cliente siempre tiene la razón), pero últimamente ha sido rebajado a la categoría de “usuario”. ¿Qué ocurre entonces? Usted tiene la sensación de que molesta cuando pregunta los precios de los productos, muchas veces no le contestan el saludo, tiene que hacer mil señas para pedir que le alcancen un producto, o le hacen saber que interrumpe una alegre conversación entre colegas de trabajo cuando increpa a alguien para una orientación.

Eso por no hablar de la imposibilidad de alcanzar bolsitas de nailon, y lo peor, caer mal por pedir otra talla de ropa o zapato o insistir en comprar algo aún cuando no le hagan caso desde el otro lado del mostrador.

Aprovecho aquí para aclarar que la presente investigación periodística tuvo que realizarse de incógnito, porque como ya se ha demostrado en otros medios, los profesionales de la comunicación tenemos limitado nuestro acceso a estas instalaciones para realizar un trabajo. Me pregunto por qué, cuando muchas personas utilizan cámaras y celulares dentro de esas tiendas y nadie les reclama.

Por último quisiera referirme a nuevas tendencias asociadas a estas cadenas de tiendas.

Está el caso de la conexión lenta. Si usted tiene la oportunidad de utilizar una tarjeta magnética le recomiendo que incluya en sus compras una merienda o lleve una de la casa. Debe prestar mucha atención porque la compra de un carrete de hilo, por ejemplo, exige su dirección, carnet de identidad, dos firmas y tres papelitos.

Otra tendencia tiene que ver con el síndrome del secretismo. Usted ve que están descargando cajas de losas de grey. Usted ve que las están colocando en la zona que dice venta de losas de grey. Usted ve que les están poniendo el precio. Se acerca entonces a un trabajador y le pregunta ¿cuándo van a vender las losas de grey? Y la respuesta típica es: ¿losas de grey?, no, no sé, yo creo que aquí no van a vender losas de grey.

Esta tendencia se relaciona mucho con otra que eufemísticamente llamo la extensión de las tiendas. Le avisan que están vendiendo tornillos coloraos pero al llegar a la entidad descubre que se acabaron y pone cara de preocupación. Entonces, alguien de la tienda, con el interés de ayudarlo, le sugiere que salga y vea a un colega suyo que tiene tornillos coloraos, pero que le van a salir un poco más caros (el doble). Para colmo, el susodicho colega se los envuelve en una jabita de nailon y todo.

Muchos se preguntan cuál será el futuro de estas tiendas ahora que nos encaminamos a la unificación monetaria y, con el tiempo, los salarios se incrementarán y la gente tendrá más capacidad de compra. Habrá que rescatar la cultura profesional del buen vendedor. Sobre todo porque en Cuba el acto de comprar tiene un carácter utilitario, fruto de la necesidad, y aún no ha adquirido la carga simbólica de otros países. Y esto le da también un carácter social a los servicios que prestan estas instituciones.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles

Se han publicado 15 comentarios


Masdelomismo
 1/9/19 9:18

He leído algunos de los comentarios. Respetuosos, realistas, inteligentes. Mi pueblo habla y se escucha fuerte. Por qué entonces no se acaba la corrupción en este caso en las llamadas shopping ?

kike
 8/4/15 22:02

Las tiendas son un reflejo del pais. Da pena el pais que queda para las tiendas.

Laura
 4/4/15 11:11

EBA tu estas segura o seguro que son una cuantos delicuentes porque a mi me parece que son más

marta
 24/3/15 11:51

Las tiendas de nuestro país dan pena, yo me recuerdo de cuando uno iba a "La Habana" a pasear por las tiendas, eso hoy en día no se hace, solo por necesidad porque verdaderamente es un suplicio.

Las tiendas casi en su totalidad no tienen aire acondiconado, ni ventanas, son una sauna donde buscar algo o escoger algún producto que demore algo de tiempo se vuelve estresante por el calor y la falta de oxígeno, la atención es pésima, los trabajadores no conocen los productos que venden y las explicaciones que dan no son satisfactorias; ellos mismos deben terminar agotados su jornada laboral por el calor que pasan.

Los productos son de mala calidad, por no hablar de la parte de la perfumería donde habitualmente escasean las cremas, los talcos, las colonias, el gel de pelo, la variedad de cosméticos, etc.

Los precios son constantemente alterados, si es el pollo que ya viene con el precio, le sacan y le ponen un nylon arriba y le dejan el mismo precio, no se pesa correctamente, las pesas no están a la vista del cliente; las rebajas no se realizan, se sigue vendiendo el producto al mismo precio aunque esté cerca de la fecha de caducidad o ya haya caducado, todo con vistas a obtener más ganacias.

Las inspecciones de los organismos centrales se avisan y no son sorpresivas, por lo que no se encuentra ninguna irregularidad y todos son felices, los inspectores y los inspeccionados; solo paga la población, que es mal atendida y estafada.

Las jabas nunca aparecen, o sea debes llevarte los productos en la mano, sobre todo esto ocurre en las tiendas de barrios, la parte de la comida bastante pobre, sobre todo insisto en las tiendas de barrio; dígase Mekong, La 1ra. del Cerro, el antiguo Thaba, todas de la Víbora, en la Habana, por poner un ejemplo de por mi casa.

A los dependientes no le interesa el cliente, lo mismo conversan que cuentan dinero que colocan la mercancía, todo esto con los clientes esperando y perdiendo tiempo.

La falta de respeto es general y el servicio pésimo, hay muy pocas, pero muy pocas tiendas en que los clientes son bien atendidos y es una verguenza que no pase nada y que a la entrada de cada uno de estos lugares se lea que su objetivo es servir al pueblo.

carlosvaradero
 20/3/15 11:37

Con relaciòn a las tiendas, hay algo de lo que nunca se habla.

Y es el valor millonario de los inventarios ociosos que tienen cada una de las tiendas recaudadoras en divisas a lo largo y ancho de todo el pais.

Los almacenes estàn abarrotados de mercancias que ya sea por mala calidad, mal gusto o vencidas que no se venden y sin embargo siguen con los mismos precios.

En todos los paises cuando los productos pasan en almacen sin salida mucho tiempo, pues se les hacen una rebaja y se venden para disminuir las pèrdidas.

Porquè en cuba no?

Hace falta que las instituciones reflexionen sobre esto.

Saludos.

Nor1
 23/3/15 8:46

Rebajas? si se le pudiera llamar rebajas a lo que se le cambia el precio. es una burla! cosas que ya no tienen un valor util o que reparlas costarian el doble de lo que se adquirió tienen precios impensables para nuestro pais. he visto hasta memorias inservibles de computadora en venta. una cosa que sirve o no sirve. y quien conoce un poquito de economia sabe que los inventarios ociosos dan perdida. muchas gracias.

72
Josefina
 19/3/15 5:35

¿Qué queda para los pobes médicos? Pues abandonar masivamente el país, como ya lo están haciendo,  hacia donde se les respete más y se les pague mejor.

ocinu01
 18/3/15 16:12

Bueno, es verdad que hay mucha tela por donde cortar, pero todo eso lo ha permitido la sociedad cubana en pleno por la propia necesidad de sobrevivir que ya va más allá de robarle al Estado, ahora es sálvese quién pueda y róbale a los que puedas. Preguntó ¿por qué no publicas eso en la AIN?

day
 18/3/15 14:58

Realmente es penoso lo que sucede en esas tiendas, comensando porque muchos de sus trabajadores estan en relación con los revendedores en la calle, además no se porque los dependientes perdieron el buen trato que existía al inicio , si en un final están en aire acondicionado todo el dia, con musiquita , buena merienda, rodeados de buenos olores y recibiendo un pociento en cuc, que queda para los pobres médicos que hacen guardia de 24 horas , sin buena merienda, sin buenos olores, sin musiquita,últimamente recibiendo 10 pesos en mn por cada guardia y al final !!!! CUIDADO CON MALTRATAR  AL PACIENTE !!!!!

Mucha tela por donde cortar..... en ese tema.

TheCoder
 18/3/15 13:19

Esto nos demuestra que nuestro país está en el top del subdesarrollo :(

JA 2015
 18/3/15 12:36

Muy buen comentario, pero no basta con ello, necesario que haya una buena respuesta y una mejor solución

EBA
 18/3/15 12:20

Por que cuesta tanto trabajo admitir que las "shopings" se han convertido tambien en nido de extorsión y robo al pueblo? Todo el comercio minorista nacional adolece del mismo mal y no se acaban de tomar drásticas medidas dirgidas a enmendar este problema de manera radical. A la Revolución nunca han podido ganarle una batalla los enemigos de dentro y de fuera, pero, será esta la primera? El consumidor necesita protección para su ya menguado salario o ahorro o remesa o lo que sea, pero no podemos permitir que unos cuantos delincuentes se enriquezcan y corrompan a quienes hasta antes de tropezar con el fenómeno eran trabajadores honrados y leales servidores del pueblo y la Revolución.

Martirena
 18/3/15 11:09

Excelente comentario, solo agregar el tema de las llamadas MULTAS en los precios de productos por parte de algunos dependientes, precios que ya  son altos a su vez, a veces sin justificacion, pero eso seria tema para otro trabajo.

Mis felicitaciones

Lenn
 18/3/15 10:27

Muy bueno e interesante su articulo, y es muy cierto todo lo q usted expone, ya ni ganas le da a una de ir a una "shopping" a comprar, solo la necesidad te obliga, pues las malas caras y el mal trato de las dependientas, los precios no correspondidos con el salario, y las "tendencias asociadas" te quitan los deseos de ir a ver que hay de nuevo en las tiendas. Tengo una teoria sobre el comportamiento de las dependientas: vendan o no vendan ellas ganaran lo mismo, no reciben ninguna comision por el producto vendido, imagino q si al menos recibieran un pequeño porcentaje por lo q lograran vender, entonces su gestion de venta fuera mejor, te recibirian con una sonrisa y hasta te dijeran: En que le puedo ayudar.

Ady
 18/3/15 9:32

muy bueno su artículo. como bien dice el periodista para pagar con tarjeta en una tienda hay que tener ese dia la paciencia en derroche pero ademas tener la SUERTE de que en esa tienda exista el famoso POST que en la mayoria no hay o lo esconden....si lo esconden para no pasar el ¨trabajo¨ de usarlo o te dicen que no hay y ya, tu te quedas con la tarjeta en la mano y la pregunta dandote vueltas en la cabeza: para que tengo tarjeta si no la puedo usar nada mas que en el cajero automático? eso me paso justo ayer, queria comprar un producto en el pequeño complejo de tiendas de caracol que esta en 1era entre B y C, vedado, pero no pude porque NO HAY POST. para variar.

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