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domingo, 24 de noviembre de 2024

Limpiar la casa: una Cuba unida contra la corrupción

La unidad del pueblo es la mejor herramienta para erradicar la corrupción a todos los niveles de la sociedad...

Laura Fajardo Mastache en Exclusivo 04/03/2024
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Cuba contra las ilegalidades y corrupción
Cuba contra las ilegalidades y corrupción

La corrupción es como una enfermedad silenciosa que se extiende por todos los niveles de la sociedad, dejando tras de sí un rastro de injusticia, desigualdad y miseria. Es una sombra que se cierne sobre nuestro país, obstaculizando su potencial y privando a las personas de un futuro mejor. Pero, ¿qué pasaría si nos uniéramos para erradicarla de una vez por todas?

Consta el hecho de que en no pocas ocasiones la presidencia de Cuba ha realizado un llamado a la erradicación de las ilegalidades, a una mayor unidad del pueblo, es lo esencial, y mientras no se consiga, la peste de la inmoralidad seguirá ganando terreno y destruyendo oportunidades.

En 2018, el periodista Lázaro Barredo en su artículo “Corrupción: Peligro que nos afecta a todos” publicado en Cubadebate enunciaba que, para Cuba, este flagelo se concentra fundamentalmente en la gestión empresarial y administrativa, que no constituye únicamente un perjurio para la economía, sino para la nación en general:

“Quienes la practican se aprovechan y utilizan en beneficio propio los recursos que el Estado ha puesto en sus manos para el desarrollo de sus funciones y pretenden satisfacer intereses individuales de lucro y ostentación”.

A seis años de esa publicación, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel habló con énfasis en la importancia del control popular en el enfrentamiento al delito cuando intervino en el balance de trabajo de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Auditoría en 2023 y las proyecciones para 2024.

El jefe de Estado remarcó la necesidad de hacer partícipe a toda la población con el objetivo de mantener la atención en varias áreas de la sociedad. Realizó un llamado a la profundización en la efectividad de los procesos de rendición de cuentas administrativas, así como al control popular a nivel comunitario y en la gestión de los gobiernos locales y de las Asambleas Municipales del Poder Popular.

Orientó que debe incrementarse la labor de auditorías en sectores vitales como el de los combustibles, y detalló que el combate de las ilegalidades, indisciplinas, delitos y manifestaciones de corrupción es hoy una de las prioridades del país, junto a la batalla estratégica por la unidad.

A su vez, el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz, en una reunión de trabajo de la Habana realizada recientemente, reiteró que la lucha contra las ilegalidades es uno de los objetivos centrales de las proyecciones del gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en 2024, a la par de fortalecer la integralidad y poner mano dura a la falta de control en las fábricas y almacenes donde se concentren los recursos.

De este modo queda evidenciado todo un sistema de Estado con la voluntad de articular acciones que desemboquen en el desmantelamiento de los esquemas de ilegalidades, y, sobre todo, es una batalla que no hemos dejado de luchar por la importancia que supone.

La corrupción no solo se manifiesta en la mala gestión de recursos públicos o en el abuso de poder, sino también que se infiltra en la mente de las personas, llega a formar parte de su idiosincrasia, contribuyendo a desgastar la confianza en las autoridades e instituciones.

Tiene el poder de carcomer los abecés mismos de la democracia, deslegitimar procesos y desmoralizar a la población que es el verdadero motor impulsor de cualquier cambio. Por eso también urge que cada Gobierno Provincial tome medidas que contribuyan a aminorar el quebrantamiento de las leyes en su contexto según las particularidades de su territorio.

ACCIONES

La lucha contra la ilegalidad no es un proceso novedoso. Muchas son las instituciones que, en sus perfiles en redes sociales-fundamentalmente en Facebook-muestran su trabajo ante informes de desvíos y robos, hacen públicas las sanciones impuestas a los responsables del delito, no obstante, la población refiere que es insuficiente.

Según palabras de Marrero Cruz “preservar la seguridad, el orden y la tranquilidad es un propósito que requiere la participación del gobierno, pero también de todos los ciudadanos”. Al tiempo, el Viceprimer Ministro Ramiro Valdés Menéndez reconoció, que se hace necesario el llamado al accionar de los Comités de Defensa de la Revolución.

Retomar la vigilancia desde las comunidades no dista de ser viable en el enfrentamiento a la ilegalidad, proceso del cual nos beneficiamos todos. Es imperativo que en un contexto tan delicado como el que se atraviesa, la sociedad se unifique en la lucha contra la corrupción, dado que es un batallar por la transparencia y la justicia.

En este sentido, las palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz en el arribo al 65 aniversario del triunfo de la Revolución, plasmaron la unidad como un baluarte de nuestro proceso:

“Así es nuestra unidad, que no surgió por arte de magia, sino que se ha construido ladrillo a ladrillo“, expuso el líder, agregando además otra idea esencial: “La unidad es nuestra principal arma estratégica, ha permitido a esta pequeña isla salir airosa de cada desafío…!cuidemos la unidad como la niña de nuestros ojos!”

Es un hecho que la corrupción no puede ser combatida por unos pocos, debe ser tarea de todos, una meta compartida desde los líderes políticos hasta la ciudadanía. La unidad del pueblo es un cimiento imprescindible para edificar la resistencia contra la corrupción, y en el pueblo cubano se nutre de la solidaridad, de la empatía y la comprensión mutua, valores esenciales para superar las divisiones y los prejuicios.

Un punto de convergencia en las palabras citadas anteriormente, es la necesidad de que sea el pueblo quien denuncie, y se haga eco de las estrategias para arrasar con las ilegalidades más allá de pronunciarse en Facebook. Es una responsabilidad colectiva, pues reposa sobre los hombros de cada quien denunciar lo que sucede a su alrededor, de lo contrario, los esfuerzos de talle gubernamental derivarán en destinar recursos a una causa que solo estará perdida si fallamos desde nuestra posición de ciudadanos.

Entendemos que la ilegalidad nace de la necesidad individual producto de las carencias por la situación económica del país, que se recrudece con los efectos del bloqueo, de la crisis global pospandémica en un entorno de guerra y otros acontecimientos de corte internacional, donde el “resolver a toda costa” o “tener un contacto” puede parecer un alivio, pero lo cierto es, que es solamente un parche.

Si cada quien “hala solo para su lado” perpetuaremos una especie de autodestrucción colectiva, porque estamos claros de que “los contactos que resuelven” en su mayoría proceden con los recursos que el Estado brinda para que cualquier persona pueda solucionar su realidad.

Con unidad el resultado sería glorioso. La isla se visualizaría como un destino más viable para la tan necesitada inversión extranjera, derivando en una mejora de las relaciones internacionales, es un ¡ganar, ganar! Sin embargo, no hay que olvidar que la lucha contra la corrupción es un proceso paulatino y largo, que requiere compromiso y participación activa de todos los actores sociales.

Por muy pequeño que a ojos de la ciudadanía pueda parecer el delito, si lo dejamos pasar, no tardará en crecer. Denunciar desde el faltante de productos de la canasta básica, trámites sencillos de OFICODA complejizados por no haber regalo de por medio, compra irracional de boletos mediante la aplicación Viajando para luego revenderlos en las redes, y mil cosas más que el lector conoce al dedillo, no constituirán una solución mágica, sin embargo, serán la prueba de fuego de la interiorización del significado y alcance real de la “unidad”.


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Laura Fajardo Mastache

Periodista con alma violeta interesada en los temas de género. Retoño de fotógrafa. Amante de la música y la tinta.


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