Llegar a viejo en Cuba (+ Infografía)

Liliana Guevara Cutiño es una de esas maestras a la antigua. Su voz se proyecta por toda el aula acaparando la atención de los alumnos, mientras lee despacio, saboreando cada palabra, recortes de un periódico. Durante 32 años dio clases en una escuela primaria de Español y Literatura, hoy, en los pupitres la escuchan estudiantes cuyo promedio de edad supera los 60 años.

Liliana es la coordinadora de la Cátedra del Adulto Mayor Alfonso Silvestre, de la provincia de Las Tunas, una iniciativa que surgió en 2004 con el propósito de promover hábitos saludables en las personas de la llamada tercera edad y de esta forma incrementar su calidad de vida.

Todos los sábados Liliana se encuentra con sus alumnos y siempre trata de sorprenderlos con datos y consejos interesantes.

“Me mantengo muy al tanto de lo que se publica en la prensa escrita, la radio y la televisión, dice a Cubahora, y eso después lo llevo a mis conferencias. Imparto asignaturas como Historia, Cultura General, Higiene y Salud, Alimentación, pero también recibo el apoyo de la Dirección de Extensión Universitaria, que envía a especialistas y médicos y enfermeras para que nos hablen de temas más específicos. También recibimos clases de Educación Física".

Liliana comenta que han desarrollado un programa extracurricular en el que se incluyen visitas a sitios históricos, centros recreativos y la celebración de momentos especiales en la vida de cada uno de los alumnos, porque además de dar conocimientos, la cátedra se caracteriza por elevar la autoestima de sus estudiantes.

"Al finalizar cada curso recibimos un diploma acreditativo, pero lo más importante son los lazos de afectividad creados entre los integrantes de esta iniciativa, que sobrepasan los horarios de clase", asegura Liliana.

EL RETO DE QUE EXISTAN MÁS ABUELOS QUE NIETOS

Cuba es actualmente uno de los países más envejecidos de la región, con el 19 % de su población mayor de los 60 años. Se estima que en 2035 esa cifra se eleve al 30 %. Ese salto demográfico ocurrió en apenas cinco décadas (en Europa, por ejemplo, tomó más de cuatro siglos), y aunque es una tendencia que se deriva de los avances sociales que ha conquistado el país, pone en tensión la economía, los servicios a la población y la propia dinámica familiar.

La baja tasa de natalidad y la emigración son factores que han determinado esta situación, a los que se suman la falta de buenas prácticas de la planificación familiar y cambios en los patrones culturales referidos a la familia y el rol social de la mujer.

Este fenómeno ya comienza a impactar en ámbitos como la estructura de la fuerza laboral, una mayor demanda de servicios de salud, transporte, cuidados especializados, e inversiones para eliminar barreras arquitectónicas.

Asumir este desafío, incorporarlo al plan de desarrollo del país y convertirlo en una oportunidad implicará cambios en el ámbito laboral que van más allá de elevar la edad de jubilación. Incluye un uso más eficiente de la fuerza laboral activa y la creación de condiciones de trabajo especiales para aprovechar las experiencias de las personas mayores.

Los servicios de salud tendrán que hacer un mayor énfasis en cuidados geriátricos y promover hábitos de vida saludables para eliminar enfermedades crónicas que aparecen en la tercera edad, como la diabetes.

No menos importante resulta el tema de la convivencia familiar. Es necesario afianzar valores familiares de respeto a las personas mayores, a veces vistas como una carga o limitadas a ser un ente pasivo.

En el país existe una red de atención al Adulto Mayor en la que se integran Círculos de Abuelos, Hogares de Ancianos, Sistema de Atención a la Familia e instituciones especializadas a nivel primario y secundario. Además se implementan proyectos culturales y educativos con el ánimo de visualizar los temas que interesan a este grupo etario y promover el diálogo en la sociedad.

Entre ellos se destacan las cátedras del adulto mayor, auspiciadas por las universidades, cuyo funcionamiento ha contribuido a crear experiencias prácticas, y al mismo tiempo, conocimientos teóricos sobre la forma de adaptarse a esta tendencia demográfica irreversible.

COMENZAR A VIVIR

Durante casi 20 años Salvador Bermúdez desempeñó una profesión que le cautivaba. A su mando se encontraba la red de distribución por ferrocarril de todas las mercancías que entraban y salían de la provincia de Las Tunas. Cuando le llegó la jubilación, de pronto le invadió cierta melancolía, luego de décadas absorbidas por un trabajo de constantes inclemencias y toma de decisiones.

Ello lo llevó a convertirse en uno de los fundadores del movimiento de cátedras del adulto mayor en Las Tunas, donde se siente estimulado a seguir aportando a la sociedad.

“Este proyecto depende mucho del entusiasmo de los alumnos, dice desde su pupitre. Aunque se recibe apoyo de las instituciones su viabilidad depende de la persistencia de los implicados y eso es algo que puede ser positivo, porque compromete más”.

Para Carmen Cartón, la más importante experiencia tiene que ver con los consejos y métodos para aprender a vivir en unión familiar. La profesora, hoy jubilada, llegó a escribir su proyecto de vida en versos y los compartió con sus allegados.

“Me ha servido de mucho para vivir - dice - aquí estoy llena de salud. Quien se sienta perdido puede venir y encontrar apoyo y asistencia especializada”.

Aún sin recuperarse por completo de una complicada lesión en su cadera. Elida Reyes asiste puntualmente a clases. “Cuando vine por primera vez era un cuerpo casi vacío. Estaba sola porque mi familia no vive cerca de mí, pero ya en las tres primeras clases cambió todo. No es solo el conocimiento y la cultura sino la parte espiritual. Esto es volver a vivir".