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jueves, 3 de octubre de 2024

¡Llenándose el vaso en 2016!

Un vaso contentivo de algún líquido hasta la mitad puede ser mirado desde dos puntos de vista, pero la mayoría de los cubanos prefiere…

Félix Arturo Chang León en Exclusivo 01/01/2016
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Cerveza, ron, vino y cualquier líquido alcohólico o no, pudo estar dentro del vaso, la copa o el jarro para brindar por el 2016, y tal vez cuando en algún momento el contenido estuvo por la mitad, los que lo consideraron a medio llenar continuaron bebiendo, mientras quienes valoraron que se estaba vaciando, empezaron a reabastecerlo.

En este fin de 2015 e inicio de 2016, quizás ninguna ceremonia como ese brindis fue más representativa de los estados anímicos de las cubanas y cubanos (“donde quiera que estén”, una expresión común de los últimos tiempos y de la cual se han apropiado los naturales de Cuba y sus descendientes, aunque los segundos nacieran en otros países).

El que pensó que la bebida se terminaba, buscó más, quien la creyó suficiente, continuó tomando, y la vida siguió igual, expresión tomada de una canción en el sentido de que el curso de los acontecimientos continúa en su desarrollo, pase lo que pase. Así sucede en la realidad: Si se ve el vaso medio vacío, lejos de quedarse cruzado de brazos, se lucha por llenarlo.

Aunque alguien sostenga que si ocurre nuevamente una situación de intensificación del bloqueo y pérdida de más del 85 por ciento del mercado externo (como en la década de los 90 del siglo pasado), el pueblo no lo resistirá y tumbará el gobierno, lo cierto es que restando el descontento por los efectos de algunas medidas gubernamentales y  un número de inconformidades e insatisfacciones, el ambiente popular, el de la calle, no se caracteriza por un rechazo a continuar el rumbo iniciado el Primero de Enero de 1959.

Abundaron pitonisas y adivinadores entre quienes despidieron la Noche Vieja el 31 de diciembre de 1958 con amargura, contrariados porque al siguiente día empezarían 365 días denominados Año de la Liberación. A partir de ese momento, surgió una especie de moda de predecir el momento en que caería la Revolución Cubana, práctica que fue mermando cuando se convencieron de que nadie caía ni de la cama durmiendo.

Cuentan que algunos llegaron a Miami sin deshacer las maletas porque vaticinaban que las abrirían en Cuba en la próxima Navidad o año nuevo. Esta redactora conoce a uno que al llegar al sur de la Florida a mediados de la década de los 80, compró un yate y prometió volver a la isla cuando se implantara nuevamente el Capitalismo, pero resultó que recientemente vino en avión.

En este brindis, más que ver el vaso medio lleno o medio vacío, se apreció en un proceso de llenado, y a pesar de que contadas personas conocen la expresión de un directivo de la prensa en la década de los años 70 y 80, sobre “el milagro de lo cotidiano”, lo cierto es que desde 1959 se ha visto ese milagro una y otra vez a partir de aquellos duros meses en que Cuba tenía las arcas del Estado en cero centavo, no tenía mercado dónde vender el azúcar, ni tampoco en el cual adquirir combustible, y la acción salvadora vino desde la lejana Unión Soviética y el también inexistente campo socialista.

Los milagros obrados por la ciudadanía hicieron que alzados en las montañas no lograran lo que tampoco pudo la invasión por Playa Girón; de la Crisis de los Misiles salió una población erguida, mostrando dignidad;  la ansiada independencia económica no se logró porque no se alcanzaron 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, pero la soberanía y autodeterminación se mantuvo incólume a pesar de circunstancias en que errores y actuaciones inconscientes y propias fueron en detrimento de instaurar una sociedad que al no estar aprobada por sucesivos gobiernos norteamericanos, está siendo aún obstaculizada por una poderosa nación, cuyas influencias llegan hasta los lugares más insospechados.

A estas alturas, todo saben que los milagros no se esperan, se hacen: este año se elevó la cifra de turistas a tres millones y medio, se han cumplido los compromisos en el reordenamiento de las deudas, y recientemente los 14 países mayores acreedores de Cuba, integrantes del Grupo ad hoc del Club de París, solucionaron un viejo problema al condonar la multimillonaria deuda, lo cual abre nuevas posibilidades a la economía cubana, al facilitar acceso a financiamientos a mediano y largo plazos para inversiones en planes de desarrollo.

Por su alcance estratégico, no debemos olvidar que comenzamos 2016 después de firmar un convenio con la Federación de Rusia para el financiamiento en condiciones ventajosas de cuatro bloques de 200 megawatts de generación eléctrica cada uno y la modernización de la industria siderúrgica.

El brindis por 2016 se hizo sabiendo la existencia de afectaciones en las relaciones de cooperación mutuamente ventajosas con varios países, incluida Venezuela, por lo que las charlas populares ya abordan la necesidad de extraer recursos de la eficiencia, cuya carencia provoca cuantiosos derroches.

Por esos milagros, puede existir hasta cierta merma en la percepción de situaciones difíciles, y no hacer suficiente caso a llamados a apretarse el cinturón en cuanto a gastos no imprescindibles y aprovechamiento racional de los recursos. A tales valoraciones también contribuye el hecho de que a pesar de las limitaciones, se mantienen los niveles de servicios sociales de los últimos años.

Sin descartar la valentía (que contribuye a los milagros), la población hasta pudiera desdeñar los peligros por voluminosa que sea su magnitud, pues durante 57 años han visto conjurar males que en no pocas ocasiones se han vuelto en contra de los agresores. Entre los tantos ejemplos destacan las acusaciones de que Cuba irrespetaba los derechos humanos por no permitir u dificultar los viajes al exterior de sus ciudadanos que, a su debido tiempo, han visto un vuelco total e inesperado para los que usan el tema migratorio como arma contra la Revolución.

En los finales de 2015 se registraron avances en la negociación del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, así como en las relaciones bilaterales con sus Estados miembros, y en próximas semanas el presidente cubano Raúl Castro cumplimentará una visita oficial a Francia en reciprocidad a la del presidente François Hollande.

Tras beber el último sorbo, todavía hay ecos de las felicitaciones por el año 58 de la Revolución que incluyen jocosidades como “Que seas feliz y encuentres cosas baratas en 2016”. Los cubanos y las cubanas miran el vaso, lo mismo medio lleno que medio vacío, dispuestos a llenarlo, a vivir otros 366 días de un año bisiesto.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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