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miércoles, 2 de octubre de 2024

Mérito y virtud

Entrevista con la periodista y profesora Miriam Rodríguez Betancourt sobre la enseñanza del periodismo en Cuba y sus experiencias a lo largo de una vida de trabajo...

Yoel Suárez Fernández en Exclusivo 15/09/2015
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La profe Miriam no es sólo portadora de esa dulcísima manera de conversar. Es una mujer de cátedra, de investigación y de prensa. La avalan sus años de experiencia ante las aulas, Radio Rebelde y las aventuras fundacionales del extinto periódico Despegue y la importante revista Universidad de La Habana. Su obra docente y trayectoria periodística le han valido las medallas Félix Elmuza, Juan Gualberto Gómez -de la Unión de Periodistas de Cuba-; José Tey y Rafael María de Mendive -de la Educación Superior- y la Distinción por la Educación Cubana.

Así, el prestigio ganado en el ámbito profesional, y seguramente también el cariño arrebatado a sus alumnos con su diaria candidez, la hicieron merecedora del Premio Nacional de Periodismo 2010.

Pero como les decía, la profe Miriam supera los méritos. Deja su doctorado en Ciencias de la Comunicación, olvida que es graduada de la Universidad de La Laguna, en Islas Canarias, con calificación de suma cum laude y es como si nada la distanciara de los estudiantes. Ni un título, ni un premio, ni homenaje alguno.

Y ahí está la Miriam auténtica, la que todos conocemos: riendo con sus alumnos, explicando una y mil veces hasta saciar la casi imbatible inconformidad de los jóvenes. Tomando entre el alumnado su baño habitual de virtud.

Con una conjunción

—¿Qué siente cuando está frente a un aula?

—Miedo.

Es lo primero, porque me pregunto: ¿podré satisfacer las expectativas del grupo? Ya después que entro en confianza me siento muy a gusto.

—Cuando se publica un texto suyo dedicado a la enseñanza, ¿qué espera de él?

—Que sea útil y que provoque comentarios, no importa si críticos, negativos o cuestionadores; eso querrá decir que lo han leído con interés. Los retos asustan, pero ayudan a crecer.

—¿Cuáles son las tres cosas que intenta trasmitir a las nuevas generaciones en sus clases?

—Que el Periodismo quiere decir ética, que es necesario estudiar siempre, y que nunca «se crean cosas».

—¿Desde cuándo imparte clases?

—Esta es una pregunta un poco indiscreta, ¿no? ¿O lo será la respuesta?  Pero como lo vas a averiguar de todos modos, mejor te la respondo yo: desde 1970, cuando apenas graduada, hubo necesidad de que impartiera clases, y no sólo eso, sino también que ocupara la jefatura del departamento de Periodismo que, por primera vez, se creaba.

—A usted le otorgan el Premio Nacional de Periodismo por su labor en la docencia; ¿cuánto cree que eso sirva para que las miradas se tornen hacia nuestro sistema educacional en la carrera?

—Eso tiene una trascendencia en el sentido que apuntas. Todos lo han visto así. Y este año (2011), otorgándole el premio a Julio García Luis, se repite la historia. Es un honor que desborda el mérito personal, aunque claro que tiene que ver la trayectoria del aspirante, sus méritos. Pero implica, de hecho, un reconocimiento a la docencia en esta profesión.

Y lo hemos logrado gracias al empuje y la visión de los jóvenes profesores que integran nuestra delegación de la UPEC que rompieron la inercia y nuestra propia auto marginación, y presentaron nuestras candidaturas en tiempo y forma, como se dice. Es justo reconocerlo.

—Como educadora, ¿qué nombres del Periodismo cubano recomendaría estudiar a sus discípulos?

—Entre muchos  otros, José Martí, el primero; Pablo de la Torriente Brau, Loló de la Torriente, Mario Kuchilán, Enrique de la Osa, José Alejandro Rodríguez. Creo que tenemos paradigmas de ayer y hoy, no pienso que haya que buscarlos en el pasado sino hoy mismo, aunque algunos digan lo contrario o lo duden.

—¿Con qué valores, cualidades, intenta contagiar a sus muchachos?

—Con la modestia, entendida como comprensión de nuestras limitaciones; con la valentía, que supone asumir riesgos por defender principios; y con la superación constante que tanto ayuda a ser modesto y valiente.

—¿Qué experiencia como educadora nunca dejará en el olvido?

—El respeto a los alumnos, la confianza en ellos, el dialogo permanente, el rigor, la crítica constructiva.

—La prensa, ¿puede educar?

—Yo creo que sí, desde luego. Pero su primera función, objetivo y deber es informar. Y si informa bien, educa mejor.

—¿Cómo resolvería este menú: profesora ó periodista?

—Con una conjunción. Profesora y periodista.

Nuestra escuela: audaz, responsable y crítica

—Hay quienes, desde fuera de la Facultad, incluso dentro de la propia universidad, ven la carrera de Periodismo con el estigma del «elitismo»; ¿usted cómo la ve?

—Creo que hay solamente dos carreras que tienen requisitos adicionales, la nuestra es una, de ahí, seguramente, esa visión que según tú -y pienso que así puede ser- existe en torno a ella.

Esa consideración de carrera selectiva ha sido determinada por la dirección del país al valorarla como una profesión que responde directamente a los intereses políticos e ideológicos de la Revolución. Yo también la valoro de ese modo. El mismo hecho de que se pueda ver como una carrera elitista me está diciendo qué poca comprensión y valoración del Periodismo se tiene en ámbitos en los que se supondría un mayor respeto por esta profesión.

Por otro lado, la carrera funciona ahora en Santiago, Holguín, Santa Clara, Pinar del Río, Matanzas y Camagüey. Como ves, no es privativa de la capital.

—¿Cómo se ha manifestado la evolución de la enseñanza periodística en Cuba hasta nuestros días?

—Muy a grandes rasgos debo responderte. Antes de la Revolución, existían  escuelas de Periodismo de nivel medio en todas las provincias del país. La más importante era la que funcionaba en la Habana, la profesional Manuel Márquez Sterling, fundada en 1942, y que fue la primera.

En los primeros años de la década del sesenta, se crean los estudios en el nivel universitario, en la Universidad de la Habana, en 1970, se inician los estudios de Periodismo en la Universidad de Oriente.

En el año 1984 se instituye la Facultad de Periodismo. En 1991 se sustituye la carrera por la de Comunicación Social y se decide crear la Facultad de Comunicación. En 1999, surgirán dos carreras: Periodismo y Comunicación Social. En el 2000 comienzan los planes de estudio de ambas carreras.

La evolución se manifiesta de este modo: de estudios de nivel medio (técnico-profesional) a estudios universitarios; a la articulación y perfeccionamiento de la práctica pre-profesional; adscripción al trabajo de diploma como conclusión de los estudios; mantenimiento del perfil amplio con asignaturas opcionales; perfeccionamiento continuo del plan de estudio; incorporación de profesionales categorizados como profesores adjuntos; desarrollo de las líneas de investigación en el Periodismo; vinculación con la UPEC; y la articulación del plan de estudio en torno a una disciplina rectora.

—Sobre la carrera de Comunicación Social, ¿por qué existe? Alguien me comentaba que es un deslinde de la carrera de Periodismo, que hace unos años no existía.

—Si bien es cierto que la carrera de Periodismo había sido sustituida en 1991 por la de Comunicación Social, esto no quería decir que fuera menos fuerte, puesto que las dos terceras partes del plan de estudio se dedicaban a materias periodísticas.

En  1999,  a sugerencias del VII Congreso de la UPEC fueron creadas dos carreras, la de Periodismo y la de Comunicación Social, que en la práctica significaba, realmente, la independencia de ambas.

Con la delimitación de las dos carreras, se fortalecía la enseñanza del Periodismo, necesitada de responder a las exigencias de una época de extraordinarias tensiones en el terreno político-ideológico nacional e internacional, mientras que la carrera de comunicación social se correspondería con los cambios socioeconómicos y organizativos que se estaban produciendo aceleradamente en el país. Y que demandaban profesionales de la más alta calificación.

Así que conceptuarla como deslinde o desprendimiento es totalmente incorrecto, cuando no un desaguisado. Se trata de una acción curricular encaminada a establecer la independencia de saberes profesionales.

—¿Cuánto se parece Comunicación Social al Periodismo?

—Bueno, no haría yo tal distinción. Cada carrera es mejor en su ámbito, para cumplir las funciones que corresponden a su objeto social, no es necesario compararlas en cuanto a calidad.

Por supuesto que tanto el Periodismo como la llamada Comunicación Social, que debía ser llamada comunicación institucional u organizacional, son áreas que tienen puntos de contacto en tanto pertenecen al vasto campo de la comunicación. O sea, más que semejanzas o parecidos, habría que hablar de interrelaciones.

—¿Cuáles son los principales influjos del Periodismo que se hace en la Isla?

—Pregunta difícil, más bien la respuesta posible, porque no he pensado sobre el tema desde la investigación. Entonces lo que puedo responder –o referirme al asunto—se basa en impresiones, intuiciones si se quiere.

Si lo pienso desde la formación académica, que es la fuente de la mayoría de los periodistas cubanos, yo creo que la mayor influencia parte del contacto con la literatura y el Periodismo hispanoamericano y norteamericano y, por supuesto, con los nuestros, tan interrelacionados con aquellos.

Creo rotundamente que en nuestra prensa, en sus modos de hacer, no se advierte influencia del Periodismo que se hacía en países del campo socialista, en primer lugar, por el idioma. Nuestros profesionales, con ligeras excepciones, no estudiaban la carrera en esos países ni sus idiomas. Las candidaturas realizadas por los profesores nuestros en la Unión Soviética o en otros países socialistas, no eran, precisamente, con temas de géneros y estilos. En Cuba solo se publicó un libro de autores soviéticos sobre géneros periodísticos, texto que apenas fue consultado. Respondía a otros modos de hacer que no se pueden traspolar a otros contextos profesionales y culturales.

Es una buena pregunta la suya porque aborda un tema digno de estudio.

—Y hoy, ¿podemos hablar de una escuela cubana de Periodismo?

—Sí, creo que sí. La escuela cubana de Periodismo se caracteriza por la formación integral del estudiante desde el punto de vista político e ideológico, humanista y técnico-profesional; el perfil amplio, y la articulación del plan de estudio en torno a una disciplina rectora teórico-práctica de carácter profesional que abarca los cinco años de la carrera...

La caracteriza también el diálogo permanente con el sector periodístico y la incorporación crítica al plan de estudio de corrientes teóricas muy diversas relacionadas con la comunicación y el Periodismo.

—¿Por qué ha crecido tanto la matrícula de la carrera en los últimos años? hace unos cursos atrás no era así ¿qué ha sucedido?

—Variadas causas, como en todo fenómeno: cito las que me parecen más decisivas: el envejecimiento en el sector periodístico, la movilidad laboral que supuso, primero, el Período Especial (quiero decir, los años iniciales, porque no hemos salido de tal período) y, luego, los consecuentes cambios económicos de los noventa, la determinación de dos carreras y, a tenor de todo ello, los presupuestos políticos, ideológicos y profesionales que se exigen al periodista en esta época. 

—Y, ¿cómo debieran ser los estudiantes de hoy?

—Audaces, responsables, críticos, autocríticos, estudiosos, comprometidos, inconformes con todo lo que perjudica a la Revolución.


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Yoel Suárez Fernández

Se han publicado 1 comentarios


José Alemán
 13/11/15 9:28

Está muy bueno el trabajo. Yo quisiera contactar con la profe. Soy estudiante de Periodismo de la Universidad de Camaguey y necesito su ayuda para mi tesis....Gracias, mi correo es jose.aleman@reduc.edu.cu, por favor si se lo pudiera hacer llegar a la profe...

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