No apropiarse de los bienes de Neptuno (+Fotos, infografía)

Neptuno, Dios de la mar, trabaja ardua e incansablemente, acarreando materiales, que él mismo contribuyó a crear, hacia los litorales para formar las playas: esas que tanto nos gusta disfrutar en el verano, que en nuestro caso y el de nuestros vecinos del Caribe, es todo el año.

La mayor parte de las playas del mundo, incluyendo la mayoría de las nuestras, con solo unas tres o cuatro excepciones, se han formado a lo largo de muchos millones de años, con conchas, esqueletos y exoesqueletos de infinidad de organismos marinos: caracoles, conchas de bivalvos, exoesqueletos de erizos y otros equinodermos y esqueletos de otros muchos organismos marinos, que llegados al litoral y movidos por las olas son convertidos en esa arena que tanto nos gusta de nuestras playas.

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Tomar como suovenires las conchas, los caracoles y otros fragmentos óseos y calcáreos, es como hurtarle a Neptuno los materiales de construcción, esos con los que, ayudado por la Tierra, que ofrece su dura corteza en los litorales a modo de yunque, él los tritura y crea las bellas playas.

Esto no es fantasía: playas de arenas negras, como la nuestra de Bibijagua, en la Isla de la Juventud, se han visto afectadas por un fenómeno parecido: porque muchos de sus visitantes han querido llevarse consigo, como constancia de su visita al lugar, un "puñadito" aunque algunos exagerados se llevan hasta un "pepino" de Parranda lleno de sus exclusivas arenas negras.

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Si nos llevamos las conchas, los caracoles y otras partes óseas, que de los organismos marinos muertos arriban a las playas, las estamos condenando a desaparecer o cuando menos a empobrecer su esplendor, pues les estamos dejando sin los materiales de reposición de sus arenas.

En cambio, llevarse consigo todos los desechos, todas las basuras que se generan por nuestra presencia y actividad en las playas es muy beneficioso para mantenerles la higiene, su ambiente natural y su belleza y también para mantener la salud y el funcionamiento ecológico en ellas y en los espacios concomitantes, tanto del medio marino, como del terrestre.

No acarrees las conchas y caparazones de los organismos marinos que te encuentres en las playas, no en sus partes sumergidas, ni emergidas. Deja espacio para acarrear todos tus desechos.

Las playas te lo agradecerán y seguirán siendo el sitio bello y acogedor del que tanto nos gusta disfrutar.