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miércoles, 2 de octubre de 2024

Ponerle cifras a sus brechas

Una encuesta nacional sobre igualdad de género en Cuba buscará poner en evidencia concepciones, estereotipos y prejuicios de la población cubana, con el fin de que el Estado pueda aplicar medidas…

Leticia Martínez Hernández en Exclusivo 04/09/2015
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Desde hace días un cable de prensa anda dando vuelta por las redes. Cuba casi siempre es noticia y esta vez vuelve a la palestra. El anuncio de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) y del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) acerca de una encuesta nacional sobre igualdad de género, que se realizará en el 2016, ha levantado expectativas sobre un tema que ha estado en la agenda del país desde enero del 59. No por azar Fidel admitiría en el lejano 1966 que “una de las lecciones más interesantes que los revolucionarios estamos recibiendo en la Revolución es la lección que nos están dando las mujeres”.

Sin embargo, después de tantas décadas, algunas lecciones quedan pendientes. Cierto es que el avance ha sido enorme, los datos sobre el papel de la mujer en la sociedad cubana son de admirar, pero creo que se ha escrito demasiado sobre el tema. Estas líneas pretenden tocar otras aristas, menos triunfales, que de seguro deberán precisarse en esa encuesta que se prepara y que la directora del CEM, Mayda Álvarez, dijo detectará “brechas” en las relaciones sociales entre hombres y mujeres, y también dentro de cada género.

Una buena noticia: “La encuesta buscará poner en evidencia concepciones, valoraciones, estereotipos y prejuicios de la población cubana, con el fin de que el Estado pueda aplicar medidas”. La última indagación de este tipo se hizo en el año 1989 y desde entonces mucha lluvia ha pasado por aquí.

Desconozco qué se preguntará en los cuestionarios, las informaciones emitidas al respecto pocos detalles dan, solo se sabe que habrá un módulo destinado al “uso del tiempo”. Habrá que esperar un año para “coger tamaño de bola” aunque, como siempre, la cotidianidad se desborda en palabras. ¿Será que la encuesta logrará captar lo que sucede en la subjetividad individual y social, allí donde perdura como mala hierba la cultura patriarcal y se vuelve escenario de lujo para la reproducción de la desigualdad?

¿Logrará la pesquisa entrar hasta el hogar? Sí, el hogar, ese sitio donde la mujer cubana, la de hoy, la del siglo XXI, carga con casi todas las labores domésticas, después de haber trabajado ocho horas diarias; allí donde también le toca cuidar a los hijos, a los enfermos, a los ancianos, y donde, en muchos casos, “el hombre sigue teniendo la última palabra” y se le sigue reservando por tradición la silla que ocupa la cabecera de la mesa.

Es precisamente en ese espacio cálido donde se continúan perpetuando patrones de comportamiento que los hace a ellos más fuertes, menos sentimentales, más emprendedores, en tanto ellas van creciendo con las etiquetas de delicadas, obedientes, subordinadas. A ellos se les regala carros, pistolas; a ellas muñecas, juegos de cocina. A ellos se les aconseja estudiar Ingeniería Mecánica, Eléctrica, Hidráulica; a ellas le sugieren Letras, Filosofía, Sicología, Enfermería. Ellos pueden festejar hasta el amanecer, ellas hasta las doce.

¿Qué casilla de la encuesta podrá acotar la frustración de las mujeres que quieren superarse y no pueden por tanta carga hogareña, o el sentimiento de culpa cuando deben viajar por motivos de trabajo o llegar tarde a la casa por una reunión? Cuántas cubanas se piensan malas madres cuando las exigencias de sus trabajos les restan tiempo en familia. Cuántas quisieran hacerse doctoras, másteres o sencillamente pasar un curso para ocupar mejor puesto, pero las fuerzas no les alcanzan. Cuántas quisieran tener más hijos pero no lo hacen para no verse solas en el tremendo empeño de criarlos. Cuántas no quieren ser madres, pero la presión de la sociedad las obliga a cumplir con “lo normal y correcto”. Cuántas son violentadas, desde física hasta económicamente. Cuántas limitan sus potencialidades y opacan sus esplendores, para que otros brillen por ellas…

Ojalá que la encuesta del 2016 saque a luz todo lo que nos ata, sobre todo en estos tiempos de actualización de un modelo económico y social que deberá seguir contando con el tremendo empuje de las mujeres y evaluando cada decisión que las afecte. Ojalá que los resultados de esta nueva pesquisa no terminen empolvados en una gaveta, sino que sean la base para solucionar los problemas que las golpean, en primera instancia, a ellas.

En las cifras que acopiará y en sus interpretaciones deberán estar los motivos para nuevas políticas que no admiten, por ejemplo, “un para luego”. Podrían irse creando, para empezar, más servicios públicos que alivien la carga hogareña, campañas publicitarias para visualizar todos estos problemas, regulaciones laborales que no las perjudique cuando, irónicamente, están “obligadas” a ocuparse de otros…y así, un montón de cosas más para ir construyendo puentes sobre tantas brechas.


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Leticia Martínez Hernández

Madre y periodista, ambas profesiones a tiempo completo...


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