“El ser humano no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos”, con tales palabras el destacado escritor José Martí se enfrentó en el artículo Mi raza a una de las peores herencias del sistema esclavista europeo, la discriminación por motivos de la tonalidad de la piel.
Degradante, abusivo y sin basamento científico, el racismo se asentó en la sociedad cubana como justificación a los excesos de las potencias europeas. Durante siglos dividió al pueblo con la premisa de que la procedencia, las características físicas y la pureza del linaje determinan el valor del individuo.
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Aunque desde 1901 se encuentra refrendado en la Constitución de Cuba que “todos los ciudadanos son iguales ante la ley”, los comportamientos discriminatorios no desaparecieron del panorama social. Solapados por el sistema capitalista, se adaptaron a las formas de control republicano y trascendieron al periodo revolucionario.
Después de 1959, el nuevo gobierno desplegó una serie de medidas para combatir el racismo a nivel institucional. Sin duda, en materia legislativa el país tuvo grandes avances, pero: ¿Es correcto afirmar que la discriminación desapareció de los entornos nacionales? ¿Pudieron las leyes eliminar sesgos arraigados a través de los años? Para comprender el fenómeno es preciso analizar sus diversas aristas.
Sobre la situación, el Doctor en Ciencias Económicas y politólogo Esteban Morales Domínguez comentó en su artículo la Revolución cubana comenzó en el 59 que con el triunfo socialista disminuyeron las injustas relaciones de poder que sostenían al racismo. Según el experto, todos los ciudadanos se beneficiaron de las políticas del país y comenzaron acceder por igual a los recintos educacionales.
También aseguró que los estigmas no pudieron erradicarse debido a errores en el tratamiento del problema. “Desestimar el color de la piel como una variable de diferenciación social impidió que blancos y negros aprovecharan las oportunidades de la misma forma, pues los últimos sufren la desventaja histórica de siglos de esclavitud y pobreza”, agregó.
No fue hasta los años 80 que se reabrió el debate en torno a las diferencias raciales subyacentes en los conflictos del panorama cubano. Con el objetivo de resaltar la cultura africana se crearon instituciones como el Centro Martin Luther King y la Comisión Aponte de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
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Sin embargo, en incumplimiento a lo establecido en la Constitución de 2019, las actitudes discriminatorias persisten en diversos espacios colectivos. De acuerdo a un sondeo realizado en el 2016 por la investigadora Lidia Ester Vega a 148 habaneros de diferentes procedencias étnicas, el 97,6 por ciento de los encuestados coincidió en que aún subsisten ciertas formas de racismo en el entorno cubano.
Las cifras reflejan que la raíz de la problemática se encuentra desligada a necesidades en el ámbito jurídico. En concordancia con las ideas expresadas por el Comandante en Jefe Fidel Castro en una entrevista al canal 12 en marzo de 1959: “Los prejuicios no se combaten con leyes, se eliminan con argumentos, razones y educación”.
El racismo es un proceso sistémico fundamentado en el aprendizaje sociocultural. Los sesgos no solo se manifiestan en la amenaza directa hacia una persona, sino que se encuentran intrínsecos en el pensamiento del ser humano. Por lo tanto, para eliminarlos resulta indispensable conocer el contexto que los perpetúa.
¿UN CONFLICTO SUBYACENTE EN EL APRENDIZAJE SOCIOCULTURAL CUBANO?
Aunque parezca alarmante, determinadas manifestaciones de racismo se encuentran normalizadas en la sociedad cubana. Los prejuicios implícitos en el lenguaje, las formas de actuar y el pensamiento en ocasiones pasan desapercibidos, pues se encuentran arraigados en los elementos culturales de la nación.
Frases populares como “negro blanco de alma”, “mulata fina”, “cosas de negros” y “adelantar la raza” son evidencias de las connotaciones negativas asociadas a la negritud. Aunque para muchos hablantes no resulten expresiones excluyentes, ayudan a difundir las representaciones cristalizadas respecto al color de la piel.
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En contraposición, son comunes los eufemismos “de color”, “afrodescendiente” y “moreno” para referirse a personas de marcada genética africana. Mientras tanto, al uso de “negro” se le atribuye un aire despectivo como si la palabra encerrara todos los estereotipos atribuidos a las tonalidades oscuras.
El empleo de locuciones suavizadas para referirse al color de la piel de determinadas personas contribuye a perpetuar las conductas discriminatorias. Calificativos como “mestizo”, “mulato” y “negro” no han de estar sujetos a tabúes, porque denotan una característica física por la que nadie debe sentir vergüenza o ser excluido.
Además de las manifestaciones sutiles de la ideología racista, prevalecen pensamientos colectivos que denigran a los negros. Luego de sesenta años de revolución todavía se relaciona a las personas de piel oscura con la marginalidad, las conductas delictivas y la falta de estudios.
Aunque no es menos cierto que algunos ciudadanos de marcadas características afrodescendientes pueden incurrir en comportamientos ilícitos, el fenómeno se encuentra desligado de la racialidad. Durante décadas los individuos negros trabajaron en empleos poco remunerados y de bajos requerimientos culturales, por lo tanto, transmitieron ese estilo de vida a su descendencia.
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La práctica ha demostrado que acciones como brindar oportunidades equitativas para todos los ciudadanos y establecer cuotas de inclusión ayudan a mitigar el problema. Sin embargo, erradicar el racismo depende de la eliminación de actitudes discriminatorias que no son privativas de un color de piel y se encuentran asentados en diversos ámbitos del panorama nacional.
En apoyo a las opiniones del escritor Nicolás Guillén podemos alegar que en Cuba no tienen sentido las diferenciaciones raciales porque todos tenemos herencia de la cultura africana y española. Solo con la unidad de los cubanos sin reparar en las diferencias del físico, podrán rebatirse los viejos constructos socioculturales y avanzar hacia una sociedad más equitativa.
Miguel Luis
1/9/24 21:53
Interesante, gracias por tan buena información y redacción 🫂
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