Responsabilidad del arquitecto cubano (+Fotos)(+Video)

A partir de los lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista, en Cuba se trabaja, como dijera el presidente Raúl Castro, “sin prisa pero sin pausa” para revitalizar la economía nacional.

Los arquitectos cubanos no pueden permanecer ajenos a esa realidad. Para nadie es un secreto que hoy la visualidad de muchas ciudades comienza a modificarse, en algunos casos, de manera nada positiva.

El hecho fue discutido en la última Bienal de la Habana, a propósito de la apertura de la muestra colectiva titulada “La caza del éxito”, inaugurada en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, por iniciativa de su subdirector, el arquitecto, crítico y ensayista Nelson Herrera Ysla.

En busca de algunas consideraciones sobre el papel que desempeñan los arquitectos en la Cuba de hoy conversamos con Osviel Carrillo, profesional que labora en la Empresa de proyectos Diseños Ciudad Habana (DCH) y que ha resultado premiado en eventos como el Salón Nacional de Arquitectura y la Bienal Internacional del Caribe referida al tema. 

La empresa DCH, como se le conoce popularmente, se dedica a la construcción de viviendas, círculos infantiles, entre otras obras sociales. Actualmente, Osviel trabaja en los planes de una ciudad que se construirá en la República Bolivariana de Venezuela.

"La arquitectura en Cuba ha sufrido un nivel de estancamiento significativo. No sucede igual que con otras manifestaciones artísticas como la literatura y la pintura. Esa situación tiene una gran incidencia en la arquitectura como obra y en la persona del arquitecto.

"Hay un desarrollo de la construcción a escala pequeña, como iniciativa privada, pero no podemos llamarle a ese fenómeno propiamente arquitectura.

"La valoración del arquitecto como artista y como profesional técnico se ha ido degradando paulatinamente. Ha dejado de tener ese valor que antaño tuvo y que se mantiene en la mayoría de los países”, opina Osviel.

Ante la falta de orientación sobre las tendencias contemporáneas en torno al diseño arquitectónico y ambiental, gran parte de la población acude, acríticamente, a códigos establecidos por la arquitectura colonial.

"Las personas, por lo general, no tienen orientación en torno al valor de la arquitectura. No existen publicaciones sobre la materia. Parece que las referencias que se tienen de lo que puede ser actual o contemporáneo son elementos arquitectónicos que fueron valiosos en otros momentos.

"Lamentablemente proliferan en todas las ciudades del país elementos como la balaustrada, figuras de mujeres desnudas, delfines, caballos, faraones que son casi groseros.

"Uno no puede discriminar superficialmente a las personas que los fabrican y los compran porque, sencillamente, están desorientadas. Ni siquiera conocen que alguien los pueda orientar al respecto y no le reconocen al arquitecto esa capacidad.

"Eso sucede con las viviendas particulares y con las que elaboran los constructores cubanos a partir de los diseños de nuestras empresas de proyectos”.

Una de las mayores frustraciones de Osviel es ver el estado actual del complejo de viviendas ubicado en la esquina de 26 y Kohly, en el capitalino municipio de Plaza de la Revolución.

Con ese proyecto el joven arquitecto obtuvo mención en los eventos mencionados anteriormente. El conjunto de viviendas, aprobado por las comisiones de monumentos de Plaza-Playa que existen en la capital, fue realizado por la empresa DCH.

"Se terminaron con un nivel de ejecución digno. Conservo las fotos de una semana, un mes, cuando la obra todavía se mantenía tal y como se construyó”, dice con un poco de amargura.

”Posteriormente las personas comenzaron a levantar cercas alrededor de las casas. Claro que necesitan protegerse, pero hay que conocer cómo lo vamos a hacer, cuál es el diseño más adecuado, cuál es la cerca válida, cuáles son las dimensiones establecidas para esas rejas, la vegetación”.

Con este proyecto el joven arquitecto obtuvo mención en un Salón Nacional de Arquitectura y en una Bienal Internacional del Caribe.

Planificación Física es la encargada de hacer valer las regulaciones acerca de la altura de las cercas (entre un metro 10 centímetros y un metro veinte centímetros, en el caso del Vedado capitalino), así como sobre la ocupación de áreas colectivas como jardines, pasillos laterales, frentes y fondos de viviendas, con el propósito de construir garajes.

¿Qué sucede entonces? ¿Por qué en el Centro Histórico de la provincia de Cienfuegos, por ejemplo, Irán Milián, director de Patrimonio, consigue ejercer su autoridad y en la capital cubana resulta mucho más difícil?

Sobre el tema reflexiona nuestro entrevistado:

“Todas esas regulaciones están establecidas hasta determinado nivel. Quizá como sucede a una escala más masiva resulta difícil atajar el problema a tiempo. Por eso las viviendas de 26 y Kohly sufrieron esas transformaciones al poco tiempo de ser concluidas.

”Otras en proceso de culminación ni siquiera tengo tiempo de tomarles fotos porque han sido entregadas paulatinamente y cada quien ha ido levantando su cerca y construyendo su garaje.

”El resultado final, lo que queda para la ciudad es algo totalmente distante de cualquier pensamiento inicial que pueda tener un ingeniero, un arquitecto, preparado por la Facultad de Arquitectura.

”En nuestros años de estudios universitarios nos enseñaron a conocer el entorno, el arte, las necesidades de la población, a buscar los elementos necesarios para adecuarlos a nuestras condiciones materiales.

”Estudiamos la arquitectura de Nuevo Vedado, una zona de grandes residencias, un hito en el urbanismo de la ciudad y de todo el país”.

Otra problemática que lo aflige es quién es el constructor que le va a dar vida a su proyecto.

“Mis diseños tienen la forma de cajones combinados, volúmenes que salen y entran. Cuando realizo un boceto también tengo que pensar en el constructor.

”Para mí eso es un nivel de retirada de lo que significa ser un profesional de la arquitectura. Pienso que es una arquitectura sustentable desde el momento en que me tengo que preocupar por quién será el constructor de mis obras”.

No obstante, Osviel espera con optimismo ver pronto implementados algunos de los cambios que se están planteando con mucha fuerza los jóvenes arquitectos en Cuba.

Quizás en un futuro no muy lejano exista algún tipo de cooperativas que reúna a arquitectos, ingenieros, diseñadores. Esa es solo una hipótesis, pero nada descabellada. Por lo pronto, nuestro entrevistado se despide con un mensaje alentador:

“Es importante valorizarnos ante la sociedad, la oficialidad, el Estado y el Gobierno. Debemos asumir nuestro papel para lograr tener en un futuro una ciudad más digna, más bonita, con una estética contemporánea, donde se preserven los valores que tuvo antaño pero dando un paso adelante para no mantenernos en la estaticidad que lamentablemente existe”.

Los residentes de las viviendas han modificado la fachada de las edificaciones sin tener en cuenta los códigos establecidos por el proyecto arquitectónico.