Siete niños, siete islas (+Fotos)

Comenzamos siendo doce, pero no ver los muñe de los domingos fue devastador para algunos. Los que quedamos, aprendemos juntos a hacer periodismo, incluso cuando la mayoría sueña con ser cualquier otra cosa menos periodistas. Todavía no tenemos la certeza de qué es lo que vamos a cambiar, pero sabemos que nuestro espacio necesita un cambio. Sabemos que Duendes en la radio tiene la meta de hacer las cosas diferentes.

Duendes en la radio es un proyecto muy joven, aunque la idea llevaba madurándose más de tres años. Es un taller comunitario en el que un grupo de niños se enfrenta al reto de intentar ver su cotidianidad de manera distinta. Es un sueño que llevan adelante dos periodistas jóvenes, con más expectativas que experiencia y con más ganas de enseñar que recursos.

El objetivo fundamental del taller es acercar a los niños al periodismo desde la radio, porque la palabra compromete y porque el medio es una plataforma idónea para estimular la creatividad y la experimentación.

Lo que en un principio comenzaron siendo clases de periodismo, muy parecidas a las que se dieran en cualquier facultad de comunicación, poco a poco se han ido transformando en ejercicios y juegos en los que los niños del taller van perdiendo, poco a poco, el miedo a enfrentarse a las grabadoras y a las personas; a la vez que se acercan a los problemas y costumbres de la comunidad donde viven.

Entusiastas, serios, optimistas, vanidosos, trabajadores, ocurrentes… en el grupo tenemos de todo un poco; eso convierte cada clase en un reto y, a la vez, en un acto enriquecedor. A las profesoras no se nos está permitido faltar o repetir los juegos. Se nos exige un ejercicio diferente cada domingo y se nos hace recoger la libreta de notas en cada clase para revisar la tarea.

Cuando jugamos a dar clases, lo hacemos en un salón con mesas que nos brinda la Casa de la Trova de Diez de Octubre “Walfrido Guevara”, aunque realmente esas son las clases menos gustadas: los duendes prefieren recorrer el Parque Fábrica en busca de entrevistados o asaltar a las personas en plena calle. La primera lección, entonces, está aprendida: nunca harás buen periodismo si te quedas sentado en casa.

Por estos días soñamos con una radio-base. Bety es la encargada de la informática. Alejandra, Olivia y Rachel esbozan secciones y sueñan con todos los artistas y personalidades que tendrá como invitados nuestra radio. Raymer y Antonio se encargan de preparar los contenidos relacionados con la identidad de nuestra nación y su historia. Adrián, el más pequeño, es el responsable de la música.

Pese a las diferencias de edades y a la irresistible necesidad de hablar todos al unísono, creo que estos siete duendes van encontrando su espacio dentro del proyecto. Creo que los identifica lo que hacen y ellos ya se reconocen como grupo.

Sin embargo, nuestra meta es ambiciosa, pues se trata de que estos niños contribuyan a contagiar con esas ganas de hacer y de ver diferente a todos los que están a su alrededor. Se trata de convertirlo realmente en un proyecto que involucre a la comunidad y que revierta sus resultados en lo comunitario, espacio del que los duendes forman parte.

Pero por lo pronto, estas siete islas buscan convertirse en una sola.