viernes, 27 de septiembre de 2024

Sin rumba, la vida no está completa

Geovany del Pino, director de Yoruba Andabo, agradece el Premio Cubadisco recién recibido y asegura que mientras haya rumba su quehacer no cesará…

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 07/06/2014
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Geovany del Pino, líder del grupo Yoruba Andabo
Geovany del Pino, líder del grupo Yoruba Andabo.

“El cubano no sabe que la rumba está dentro de él, y a veces se sabe, y no se quiere demostrar”. Así me dice Geovany del Pino, y no me creo yo capaz de rumbear, así como así, dejándome llevar solamente por el compás de la música. Sin embargo, continúo conversando con quien dirige la agrupación Yoruba Andabo, en la cual es además su voz líder y, al final, mientras escuchamos uno de sus temas más radiados, “La gozadera”, y nos despedimos, los pies se me separan del cuerpo y trato de seguir sus pasos y su ritmo.

“La rumba es una expresión de cubanía… Antes distinguía a un sector de la población, como ha sucedido con otros géneros, pero ya no es así. Tal como podemos definirnos, según gesticulamos, caminamos, hablamos, reímos… Igual puede distinguirnos la rumba.

”Posiblemente no sea la rumba la raíz absoluta de todo lo que vino después, pero sí ha estado en la esencia de ello. Y eso hace Yoruba Andabo, sobre todo cuando versionamos temas de otros autores: demostramos la influencia de la rumba en la música cubana”.

Saltan los recuerdos y el hilo de la entrevista cambia su rumbo. No puede dejarse de hablar de Pablo Milanés, y escuchamos el tema “El breve espacio”, versión que Geovany agradece en ese instante. “Pablo Milanés nos profesionalizó, nos compró instrumentos, nos hizo una cosa seria desde que, en los inicios de los años 90, salió a la luz el primer disco El callejón de los rumberos, producido por él. Después grabamos con una disquera española Del yoruba al son, luego hicimos Rumba en La Habana con Yoruba Andabo, y el más reciente, El espíritu de la rumba”.

—Mucha suerte ha tenido Yoruba Andabo en el mundo discográfico…

 —Y bien que sí. Obtuvimos el Juno Awards de la Canadian Academy of Recording Arts and Sciences en Canadá, similar a los Grammy estadounidenses, pero en Canadá. Nominaciones a Grammy Latino en tres ocasiones y, finalmente, uno en casa. Tres premios Cubadisco con este del 2014, que una vez más nos coloca en el compromiso de seguir trabajando y de hacerlo cada vez mejor.

“Para eso son los premios. Siempre nos alegramos al recibir uno, pero no se puede pensar que ya se llegó hasta donde se quería llegar. Si piensas así, estás perdido, porque un galardón es el reconocimiento de lo que has hecho hasta ese momento pero es el punto de partida para seguir haciendo”.

—Tal vez por ello, Yoruba Andabo no se detiene, pues tantos premios incitan a continuar…

—Por eso y porque hay mucha rumba dentro del cubano, ya te lo decía, y mientras eso sea inagotable, seguiremos aquí. Nuestra música se escucha hasta en la banda sonora de documentales como La rumba sin lentejuelas y Hasta la reina Isabel baila el danzón.

“Ya estamos dando los toques finales de nuestro último disco. Quedará rico y aunque uno siempre trata de superarse a sí mismo con cada propuesta, nos proponemos también que cada una sea un poco diferente, especial”.

—Diferente y especial debe haber sido su ámbito familiar, que le inoculó la rumba en las venas…

—No creas, soy rumbero por casualidad. Mis abuelas cantaban, muy bonito, y la paterna adoraba el tango. Mis padres también era gente divertida y chévere, pero no tuve yo mucha rumba en mi familia. Empecé a trabajar desde muy joven y todo esto vino después. Eso sí, si tocaban rumba en una esquina, me iba con mis socios y disfrutaba. Pero ni me atrevía a cantar y, ya ves, lo he tomado en serio. Al final, en mi familia el único rumbero soy yo.

—Sus descendientes...

—Mis hijos se han dedicado a otras cosas, no serán los rumberos que proseguirán a Geovany del Pino. Pero tengo el relevo asegurado en el grupo, que en su mayoría está compuesto por jóvenes.

“Es interesante encontrar tanta juventud en el público que acude los sábados a Las Vegas, nuestro espacio habitual, y en el que tenemos en otros escenarios. Van a divertirse, a pasar un buen rato, a disfrutar y es bueno darse cuenta de que prefieren hacerlo al compás de la rumba de Yoruba Andabo”.

Un gusto hablar con Geovany del Pino, tan espontáneo, tan natural. “Sin rumba, la vida no está completa”, me dice parafraseando un programa especializado de la emisora Radio Cadena Habana. Me falta un poco, le digo. “Sácala de adentro o déjala salir, que ahí está”.

 

 


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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