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viernes, 4 de octubre de 2024

Tres miradas a Cuba (XLIII)

¿Esos bichos por aquí?... cuando quisieron desaparecer a dos ciudades cubanas… y el médico que llamaba “pechos” a las ubres...

Argelio Roberto Santiesteban Pupo en Exclusivo 14/05/2016
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¿Acaso las focas han formado parte de la fauna cubana?

Sí, ya sé que de seguro usted, amable amiga, y usted, dilecto amigo, estarán pensando que este redactor delira, mientras disfruta de un inmerecido pase del manicomio.

Ya sabemos que nuestros aborígenes tuvieron al alcance la abundancia de avifauna, moluscos, artrópodos, peces y jutías para enriquecer su nutritiva dieta. Además, la yuca brindaba los carbohidratos, fuentes de energía.

Hasta ahí, todo información superconocida. Pero ahora mismo estoy leyendo un texto, apasionante, de los muy autorizados doctores Darcal y Rivero de la Calle, donde me entero de que los indocubanos también comieron focas, que en algún momento de nuestro pasado por aquí merodeaban.

SEGUNDO VISTAZO: MÁS DE 400 AÑOS ATRÁS

Nos vamos hasta el remoto año 1604, cuando manda en Cuba Don Pedro de Valdés, Caballero y Alférez Mayor de la Orden de Santiago Gentilhombre de la Casa Del Rey, Gobernador y Capitán General. Fue enviado aquí para poner fin al contrabando, cambalache en el cual pronto estaría también implicado hasta el cuello.

Menudean los ataques piratescos a las naves que entran o salen de Cuba, de manera que a menudo llega gente robada “en camisa”, lo cual era un eufemismo, una forma atenuada de decir “en cueros”.

La Corona amenaza a Santiago y Bayamo, por su vocación contrabandista, con hacer desaparecer estas poblaciones.

La historiadora norteamericana Irene Wright nos describe a una Habana de dos mil o tres mil habitantes, sin contar cuatrocientos soldados mal pagados, descontentos de su suerte, dispuestos a ejecutar cualquier trabajo con tal de ganarse los frijoles.

CUBA, A PRINCIPIOS DE LOS 1800

Por aquellos días, la presencia francesa va afianzándose en el oriente cubano, donde los recién llegados de Haití compran cientos de caballerías de tierra.

Son analizadas las aguas de Madruga, y se comprueban sus virtudes medicinales.

La psicología infantil está dando sus primeros pasos. Así, en el Papel Periódico aparece un artículo sobre la personalidad del niño.

Dos logias masónicas habaneras darán nombre a sus respectivas calles: Concordia y Amistad.

Surge un caserío, que se llamará Nueva Paz.

Y aquí viene la nota cómica. El doctor Pedro Hernández traduce del francés un tratado sobre la vacuna. Y la gente se retuerce de la risa, pues, en ridículo alarde de pudor, el médico ha llamado “pechos” a las ubres de las vacas.


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Argelio Roberto Santiesteban Pupo

Escritor, periodista y profesor. Recibió el Premio Nacional de la Crítica en 1983 con su libro El habla popular cubana de hoy (una tonga de cubichismos que le oí a mi pueblo).


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