Los que practicaron el oficio de la imprenta con moldes de plomo, suelen mirar las modernas técnicas de impresión y suelen recordar que hasta la década de los 90 del siglo pasado, dedicaban muchas horas a que el periódico llegara a los lectores.
Jesús Pérez es uno de ellos, pero ya jubilado no olvida las miles de anécdotas que incluyeron los apagones que provocaban el enfriamiento del plomo que era necesario volver a derretir en casi dos horas al restablecerse el servicio eléctrico.
Pero en su memoria guarda que cuando la equivocación era en una letra, había que rehacer la línea de texto completa, pero a veces las consecuencias podían llevar a componer el párrafo completo porque los moldes de plomo no podían moverse como se hace hoy en una computadora.
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Inolvidable para muchos fue cuando se detectó por la madrugada una errata de graves consecuencias cuando ya estaba fundido el molde en el último paso para imprimir el periódico, y el arreglo implicaba comenzar desde el principio y tardar por lo menos cinco horas.
Enmendar la equivocación hubiera provocado terminar la tirada en el momento en que ya los ejemplares debían estar llegando a los municipios, por lo cual a alguien se le ocurrió tomar una trincha y dar ligeros golpes sobre la palabra hasta hacerla ininteligible.
Pocos advirtieron aquella mancha, pero resulta que al usar esa metodología varias veces, hubo protestas y por supuesto regaños también, hasta que en una de las ocasiones, para no reincidir, se redactó una nota aclaratoria en la siguiente edición.
Alguien cuyo nombre reservo, valoró para qué hacer tantas aclaraciones si era fácil darse cuenta de que se trataba de un error, pero por ética siempre se hicieron cada vez que fue necesario.
De aquella fecha hasta hoy, los tiempos han cambiado, y lo más frecuente es que quien comete supuestos errores, no hace ninguna nota aclaratoria jamás, lo cual es comprensible cuando tales supuestas equivocaciones son intencionales, de mala fe.
En estos nuevos tiempos, tales notas aclaratorias las está haciendo la parte afectada, una y otra vez, sin que la causante o culpable sea castigada por causar confusiones, sobre todo en los enredos que provocan en las llamadas redes sociales.
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Este fenómeno se extiende sin fronteras ni muros efectivos de contención a través de todos los continentes, con análisis de los entendidos en la materia que han realizado profundos estudios sin que el mal parezca aún tener un final.
De acuerdo con que los mentirosos siempre han existido, también que quienes inventan hechos inexistentes pululan en todos los tiempos, y que cada vez la ciencia y la técnica es aplicada con mayor rigor en operaciones agresivas en esta materia.
Y ahora termino con una nota aclaratoria: el título de este post dice: Las notas aclaratorias, pero realmente hubiera querido decir mucho más, algo así como que más que aclaratorias, son defensivas para evitar las malsanas confusiones que el adversario pretende.
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