Este viernes, al continuar las ideas expuestas en Rescatar lo chino sin chinos, comentaremos sobre la elaboración de las comidas.
En San Nicolás 517, donde en cada cuartico vivía un emigrante asiático, el primero a la derecha entrando estaba ocupado por mi tío Arturo Chang, su esposa, mis dos primas y yo, cada vez que los visitaba.
Desde allí pude observar lo que cocinaban los residentes en esa edificación: nunca vi el arroz frito con el que tanto identifican el arte culinario de los chinos, pero sí lo elaboraban y vendían en El Pacífico, ubicado casi en frente.
Antes de continuar con el tema de la cocina, una pequeña desviación hacia el lado izquierdo de ese restaurante: había un establecimiento que vendía objetos de cerámica y muy cerca se imprimía el periódico que mi padre leía en Casilda, un pequeño puerto en el centro sur de la provincia de Sancti Spíritus.
Fue a mediados de la década de los años 90 del siglo pasado cuando Emilio García Borroto quiso ver cómo se hacía esa publicación, interés que se le despertó cuando le dije que soy analfabeto, pues leer y escribir miles de caracteres es una tarea que no he podido vencer: me resultan más fáciles las escasas letras del alfabeto que no llegan a 30.
Al llegar, lo primero que le llamó la atención fue no ver chinos componiendo los textos, sino que todos eran cubanos que también eran iletrados en el idioma chino. Le dije: ¿cómo pueden formar palabras si son tan analfabetos como yo?.
Muy sencillo: las cajuelas donde estaban los moldes tenían un número y se guiaban por una lista confeccionada por el redactor que entonces era un ciudadano nacido en China, para ponerlos uno detrás del otro sin siquiera saber lo que se decía.
Volvemos al tema culinario que, en esencia, no se aparta mucho de lo relatado acerca del periódico chino. No ocurrió en el Barrio Chino de La Habana, sino durante unos carnavales en el paseo de Sancti Spíritus al cual le perdura el nombre de "Marcos García", aunque se renombró como Avenida de los Mártires.
A un cocinero graduado de varios cursos y que preparaba arroz frito, le hice varias observaciones que rechazó de inmediato: "No, no, no… no basta con que le eches salsa china con un sabor espectacular, tienes que pintarlo, por eso primero le echo uno para saborizar, y el otro para ponerlo prieto, porque si no lo hago así no se vende".
“No, no, no… olvídate de que los chinos comen comida sana y deja el aceite sin colesterol a un lado, a esto hay que ponerle manteca de puerco y que queda un poco grasiento y saladito porque aquí viene gente que ha bebido y les gusta que quede un poco mantecoso y con sabor a puerco. Si no lo hago así, no vendo y si no vendo, no gano”, explicó sin hacer más caso a mi presencia y mucho menos a mis observaciones.
Cuando recuerdo esto, empiezo a comprender el por qué de la actuación de quienes elaboran la comida china “a lo cubano” sin tener ancestros chinos, y más aún los entiendo al rememorar que en la ciudad de Sancti Spíritus, la villa fundada hace más de medio siglo a orillas del río Yayabo, en la década de los 80 del siglo pasado abrieron un restaurante con un cartel lumínico que anunciaba “especialidad en comidas chinas”, y le pusieron por nombre: Hanoi.
Nota: Por si acaso, Hanoi es la capital de Vietnam y aunque también comen con palitos como en China, su arte culinario tiene peculiaridades.
Francisco Rivero
8/10/18 10:08
Cuanto hay que rectificar y esclarecer en cuanto a las peculiraidades en el procedimiento en la preparación de los almentos en Asia. Le asiste la razon al Sr.Chang del principio de una alimentación sana en esta region del mundo. Sobre todo por la coción de los alimentos e ingredientes inducida por medio del vapor.
Lo del arroz frito como plato es una creación economica, que segun comprendi en la epoca de las conocidas Fondas China y por favor me pueden rectificar si es asi en realidad era la de la utilización del arroz que restaba y se salteaba al fuego vivo en una panela de metal grande que tenia la forma en mi mirada, casi similar a la de un platillo volador. La persona en la cocina movia constantemente el contenido y los espectacular era las llamaradas que se producian en ese hacer. Tal parecia la batalla de San Jorge contra el Dragon y este guerrero chino para apagar la sed del fuego de este, lo aplacaba rociando agua contenida en una botella de ron. Importante decir que los vegetales lo añadia al final, sobre todo el apreciado " Frijolito Chino ".
En otro aparte ayer escuchaba danzones de Antonio Maria Romeu y que delicia para el alma divertir, ademas con ese toque tan singular en la percusión cuando hacen repicar la " cajita china ". Me pregunto como fue que este instrumento llego a Cuba y su feliz encuentro con este genero de la musica cubana.
Un saludo fraterno
senelio ceballos
7/10/18 4:39
Saludos Lic. Chang, yo conoci ese cementerio en 1978-80, cuando tenia que ir alli cada mes al laboratorio de materiales de la construccionres que monto el MICONST [ Ecoing-9 ] En ese lugar no lejos del cementerio...Me quede frio..Cuando conoci y vi ese lugar..... POR FAVOR!! investigar y escribid!! LE esperamos sus narraciones...El ing-ruso/cubano , vuestro lector-critico permanente del Rpto Virgnia /s.c.
Oscar
5/10/18 10:59
Chang muy interesante todo, lo he vivido en mis visitas a Santi Spíritus .En próximas crónicas háblanos del Cementerio de los Sirios en la ciudad de Santa Clara y que en realidad es de Judíos, esto lo supe hace solo 3 años al visitarlo y llevarme tremenda sorpresa. Saludos oscar
Arturo Chang
5/10/18 16:14
Prometo que en alguno de los próximos viernes hablaré del llamado Cementerio de los sirios, y con lo que sucedió en ese lugar a un amigo europeo nacionalizado en EEUU y que se fue a vivir a México.
Gracias por comentar.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.