La esquizofrenia es un perturbación mental grave y crónica que perturba la manera en que un individuo siente, piensa y se comporta. Los individuos con esquizofrenia pudieran sufrir una distorsión del entorno, lo que pudiera conducir a desvaríos como delirios y escuchar voces que inexistentes, que son ilusorias afirmaciones, como presumir que cualquiera está controlando su mente. Al mismo tiempo de estas psicóticas manifestaciones, también pudieran padecer de problemas con la concentración, el pensamiento coherente y la toma de disposiciones, lo que perturba su idoneidad para mantener una existencia diaria tranquila.
El exacto origen de la esquizofrenia completamente no se comprende, pero se considera que una conjunción de factores bioquímicos, genéticos y ambientales juegan un importante papel en su desenvolvimiento. Ha sido advertido que los individuos con antecedentes familiares de esquizofrenia poseen un riesgo mayor de desarrollarla. Asimismo, concluyentes mecanismos durante el parto, la gravidez o la adolescencia, como estrés o infecciones, pudieran acrecentar la posibilidad de que alguien presente esta perturbación.
El régimen de la esquizofrenia ordinariamente incluye una combinación de terapia psicosocial y medicación antipsicótica. Los antipsicóticos colaboran a dominar los síntomas más peligrosos, como los delirios y las alucinaciones. Asimismo, las terapias como el apoyo psicosocial y la psicoterapia cognitivo-conductual son fundamentales para apoyar al individuo a mejorar sus habilidades laborales, sociales y de la vida cotidiana. No obstante, la esquizofrenia no tiene curación, el adecuado tratamiento pudiera apoyar a las individuos afectados a mantener una vida más funcional y estable.
- Consulte además: Desarrollos en la terapia de electrochoque en la esquizofrenia
Su abordaje multifacético
El abordaje multifacético de la esquizofrenia comprende una fusión de terapias psicológicas, tratamientos médicos y apoyo social con el fin de optimizar la excelencia de la vida de los individuos afectados por este disturbio. Primeramente, la participación farmacológica es esencial. Los antipsicóticos constituyen la piedra angular del procedimiento, pues influyen en la reducción de la sintomatología psicóticos, como los delirios y las alucinaciones. Estas medicinas operan sobre los neurotransmisores del cerebro, sobre todo la dopamina, para moderar la actividad cerebral y restituir un equilibrio que accede a una percepción mejor del entorno. Es sustancial que los enfermos mantengan un método adecuado de medicación controlado por científicos de la salud, pues los efectos secundarios pudieran modificarse según el tipo de antipsicótico empleado.
Junto con el tratamiento farmacológico, la terapia psicológica desempeña un papel esencial en la conducción de la esquizofrenia. La psicoterapia cognitivo-conductual (TCC) es útil especialmente con el fin de ayudar a los individuos a modificar e identificar esquemas de pensamiento disfuncionales. En esta clase de terapia, los enfermos experimentan a registrar la sintomatología temprana de una reincidencia, lo que les consiente a actuar de forma preventiva. Igualmente se encamina en optimizar las aptitudes de afrontamiento para maniobrar las situaciones cotidianas y el estrés, impulsando la autonomía y la independencia. Conjuntamente, las intervenciones psicoeducativas tanto para el enfermo como para sus parientes resultan fundamentales para optimizar el conocimiento del trastorno y disminuir la afrenta vinculada al padecimiento.
Otro atributo decisivo del abordaje multifacético es el soporte social y la reunión comunitaria. Los individuos con esquizofrenia con frecuencia sufren de desamparo social, lo que pudiera empeorar la sintomatología y perturbar su felicidad emocional. Los esquemas de rehabilitación psicosocial tratan de optimizar las habilidades laborales, sociales y de la vida diaria, proporcionando la reposición de la persona a la comunidad. Esto comprende grupos de apoyo, programas de formación laboral y actividades que provoquen el sentido de pertenencia y la interacción social. Un ambiente de apoyo que ofrezca aceptación y comprensión pudiera establecer una diferencia en la rehabilitación a largo plazo.
Finalmente, la coordinación entre los diferentes profesionales de salud y el seguimiento continuo son fundamentales para un efectivo tratamiento de la esquizofrenia. Esto comprende no solamente la respuesta al tratamiento farmacológico y el monitoreo de los síntomas, sino igualmente el apoyo familiar y el ajuste de las terapias psicosociales según sea preciso. El tratamiento debiera ser acomodado a las requisitos de cada paciente y personalizado, dado que la esquizofrenia es una perturbación muy diversa en relación a su evolución y presentación. La cooperación entre psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales y otros expertos es fundamental para garantizar una atención continua e integral, optimizando las probabilidades de una vida más funcional y estable para el individuo afectado.
- Consulte además: Depresión, insomnio y estrés
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.