En mis 72 años he sido impactado por unas personas que disfrutan hasta las pequeñeces de la cotidianeidad, otras que se paralizan ante los más insignificantes contratiempos o sufren problemas que tienen que ver muy poco con ellas; en fin, hay de todo.
Recuerdo que cuando tenía 16 años, le dije a Argelio Morales en 1968 que era un viejo, y esperó pacientemente para preguntar en 1984 si yo tenía 32 años y luego soltar lentamente: “entonces eres un viejo porque esa era la edad que yo tenía aquella vez que me calificaste de viejo.”
Tampoco olvido una llamada telefónica de Pedro Hernández: Oye, tú, te llamo para despedirme porque me dijeron que tengo una cosa mala y me voy a morir pronto, pero no te preocupes que voy a vivir bien lo que me queda.
También son inolvidables las aclaraciones de Carlota Guillot en 1979 cuando le decíamos algo por su aspecto lozano y le pedíamos hacer algún trabajo fuerte: Ustedes me ven así, pero yo tengo la edad que tengo, ya soy vieja y hago lo que puedo.
Y más recientemente Jesús Alvarez pregunta en redes sociales si indagarían el día y la hora de muerte en caso de que alguna inteligencia fuera capaz de pronosticarla, lo cual generó las más diversas respuestas a favor, en contra o de indiferencia.
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Tales recuerdos llevan a meditaciones, sobre todo porque en el caso personal me comparan con situaciones de otros con menos edad que yo, y entonces me tratan como si fuera un superhombre y pretenden endilgarme tareas descomunales para mis abultados años.
Que chapee el jardín, vaya en bicicleta a un lugar distante 30 kilómetros, no tome ningún medicamento y esté en constante actividad, tampoco creo que sea como para querer provocarme la ilusión de que joven es quien lo quiera ser, ni que soy un roble.
Estas notas las escribo luego de que a propósito del Día Internacional del Adulto Mayor (primero de octubre) fui entrevistado en la televisión local, y dos amistades pidieron que dijera cuál era mi secreto para mantenerme joven.
No trato el imposible de ser joven, sino que construyo mi vejez de modo que sienta felicidad a pesar de la inflación, la pensión (2125 pesos) no alcanza, y que se han acumulado en la vida personal dificultades causadas por el presidente John F. Kennedy al firmar una orden ejecutiva tras comprar habanos porque despues no sería posible.
La construcción consiste en: luego de valorar cuántas características de la juventud conservo tras el paso de los años, las empleo de acuerdo con el momento y el lugar para que rindan el máximo.
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Además, construyo la capacidad de disfrutar de pequeñeces como dar un paseo mientras camino hacia alguna gestión, descansar en tanto espero en una larga cola del cajero automático, considerar que volveré a tener otro asueto al tener que volver porque se acabó el efectivo.
También la construcción de la vejez incluye establecer metas o aspiraciones según las fuerzas y posibilidades que se han ido mermando un día tras otro, y cada vez que se alcance un objetivo, ya tener listo nuevos propósitos.
Una vejez bien construida incluye tener amistades, otros colegas con los cuales conversar, y por supuesto, reguardar la privacidad, preservar los necesarios momentos de soledad, y una familia unida por una convivencia sana.
Pues sí, si se quiere considerar que es un secreto, es el de no dejar que los años lleguen, sino construir esa etapa de la vida para disfrutarla.
Angel Cedeño
29/10/24 7:59
Estimado amigo Felix Arturo ,reciba un fraternal saludo en la oportuna ocasion de agradecer su autorizacion y aprovecho la oprtunidad asi mismo para informarle lo que en anterior comentario no hice ,como lo es describirle que soy venezolano la tierra de Bolivary Chavez residenciado en la Ciudad de Valencia en el Municipio San Diego Estado Carabobo
Arturo Chang
17/10/24 4:34
Estimado Angel Cedeño Puede usted disponer del texto y de las ideas para lo que necesite, así como otros materiales publicados en esta misma sección sobre este tema. Gracias por leer.
Angel Cedeño
12/10/24 11:33
Excelente ,relato lleno de una gran realidad la vejez es esa etapa de la vida con sus cotidianidades propias como l fue la niñez ,la juventud adolescencia y la adultez, solicito su autorizacion para hacer uso de su experiencia en mis charlas y conversatorios que a menudo sostengo con los adultos mayores de mi zona y donde yo (71 año) formo parte de mi grupo de abuelos y abuelas que es como se define el grupo en una fundacion creada por un grupo de nosotros llamad FUNDARAD que traduce Fundacion Refugio de los años dorados .
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