La cinta empieza con una pareja viviendo un romance súper romántico. Ella es interpretada por Cameron Díaz. Es el tipo de mujer empoderada, que no se mezcla emocionalmente con los hombres.
De ahí que sufra cuando descubre que su novio, del cual está enamorada, es un hombre casado. ¿Y cómo lo descubre? Se va vestida de fontanera –sí, ella ha visto mucho porno– a casa de su novio, y le abre la puerta la mismísima Leslie Mann, que interpreta a la esposa del mencionado.
En los siguientes días, Kate seguirá a la Cameron por todas partes. Le preguntará desde los hábitos sexuales de su esposo hasta los sitios dónde han tenido sexo en su apartamento.
Por más que las dos mujeres representan estados opuestos, una la empresaria y otra, la ama de casa, con el tiempo descubren que tienen en común una necesidad de amor por un lado, y el aborrecimiento hacia el hombre que hizo que se conocieran.
Junto con el aborrecimiento comienza la idea de venganza.
La otra mujer (Nick Cassavetes, 2013) –o The other woman, como es su título en inglés- es un pedido de monogamia. Es un grito, un alarido de rabia, de dolor. Es una muestra de una espina que alguien tiene clavada en algún sitio.
De ahí que la cinta se balancee entre la comedia romántica y el drama social en una manera que genera fascinación e impaciencia… en partes iguales.
A ratos La otra mujer es una farsa de enredo de corazón tierno, a ratos exploradora de lecturas feministas y a ratos venganza sentimental.
El argumento no desdeña grandeza, pero la caracterización de los personajes se toma todo el tiempo necesario para hacer verosímil el desarrollo de una amistad entre las –no una, sino dos- amantes y la esposa.
Leslie Mann y Cameron Díaz lo dan todo, y puedes ver cómo juntas podrían ser un buen equipo cómico con un mejor material.
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