Dogville (Lars Von Trier, 2003) no deja indiferente a nadie. O lo odias o lo amas. No hay posturas intermedias.
Y se entiende, si menciono que es una película de Lars Von Trier. Qué clase de director este para cortar los cimientos de la sociedad en veinte mil pedazos y devolver un cuadro de Picasso de lo que el ser humano finge ser.
Aquí va el argumento, que poco o nada dirá sobre la peculiaridad de la cinta:
Grace (Nicole Kidman) llega al remoto pueblo de Dogville huyendo de una banda de gángsters. Persuadidos por las palabras de Tom (Paul Bettany) que se ha erigido en portavoz de la comunidad, los vecinos se avienen a ocultarla. Grace, a cambio, trabaja para ellos. Sin embargo, cuando Dogville sea sometido a una intensa vigilancia policial para dar con la fugitiva, sus habitantes exigirán a Grace otros servicios que les compensen del peligro que corren al darle cobijo.
Si eres del tipo de espectador que prefieres ver a Anakin dando tumbos con una espada laser no vas a disfrutar Dogville. No sé… quizás este filme sea para intelectuales.
La doble moral cristiana es tratada por Trier de manera salvaje. Las violaciones físicas y espirituales a las que es sometida Grace y la forma de plasmarlas me parecen excelentes.
Lars Von Trier propina un mazazo brutal a los cimientos de la sociedad. Muy lejos de ofrecer algún atisbo de esperanza o de posibilidad de redención, nos muestra los infectos suburbios interiores de la estructura social, en los que los peores impulsos de la condición humana se hallan acechantes, aguardando tras un hipócrita barniz de aparente cordialidad y bondad el momento de abalanzarse sobre la presa ideal.
HABLEMOS SOBRE LA ESCENOGRAFÍA
Dogville es un pueblo simbólico. Utilizando una cámara inquieta y activa, con imágenes de documental, y representando el pueblo de una forma meramente esquematizada, como un plano, la puesta en escena se revela como una de las más originales que he visto.
Descubrimos entonces que no son necesarios unos escenarios grandiosos ni representados al detalle. Se apela a la imaginación visual del espectador para recrear las calles y los panoramas.
Si a este peculiar recurso le añadimos unos actores que interpretan con genialidad, entonces realmente descubrimos que se puede prescindir de toda parafernalia escénica.
Dogville: una cinta donde hay mucho de auténtico.
gretter
25/6/19 12:06
El filme tiene varios puntos a su favor , el primero la dirección de uno de los creadores del Dogma 95 y de los directores mas sobrevalorados del cine y el 2 a una inmensa actriz como Nicole Kidman, ciertamente es una cinta bastante denso y difícil de digerir
Un Vontrier más puro , más filosófico y lírico, más cerca de Manderlay y Bailar en la oscuridad y muy alejado de sus últimas creaciones para llamar la atención como El anticristo, La ninfómana o La casa de Jack
Carne para los mas fieles discípulos del cineasta, Dogville es un título que hay que ver al menos 1 vez
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