//

viernes, 1 de noviembre de 2024

La Julia Robert de Cuba

Mirta Ibarra sigue actuando con una versatilidad tan genuina que hace parecer todo acto histriónico un juego de niños...

Diany Castaños González
en Exclusivo 08/03/2016
6 comentarios

Mirta Ibarra es a la actuación del cine cubano de los últimos cuarenta años lo que fue Titón para la realización. Hasta cierto punto, Adorables mentiras, Fresa y Chocolate, El cuerno de la abundancia —y ahora Bailando con Margot, ópera prima de Arturo Santana— la han visto envejecer; pero todavía sigue actuando con esa versatilidad tan genuina, esa que hace parecer todo acto histriónico un juego de niños.  

Bailando con Margot es una película para su esparcimiento. Ella y Edwin Fernández se roban la pantalla y el aplauso. A ellos y a Alderete por la fotografía y al compositor Rembert Egües todo el mérito de la cinta. A Santana, con perdón, no tanto. El guión —de su autoría— adolece de demasiadas imperfecciones, detalles que hasta un estudiante de primer año de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio pudiera haber arreglado.

Pero, vayamos por partes. Primero, el argumento: En la casa de la acaudalada viuda Margot de Zárate (Mirta Ibarra) se ha cometido el robo de un valioso cuadro, el original de La niña de las cañas, de Romañach. Edwin Fernández encarna al detective privado que cubre el caso. A medida que este detective desentraña la trama de la historia, se revela el pasado de Margot, quien —descubrimos— ha tenido una vida muy versátil: pasó de ser prostituta a esposa de un magnate con ínfulas de gánster y luego, viuda inconsolable y ostentosa señora de una mansión en El Vedado (el Museo de Artes Decorativas).

Bailando con Margotclasifica dentro del llamado cine retro y neonoir, pues toma numerosos elementos del cine negro norteamericano (detective, narración en primera persona, corrupción en el mundo del boxeo, el valor de los recuerdos, la culpa) aunque también son manipulados otros géneros como el melodrama, el cine deportivo y el musical, entre otros.

La cinta no disimula sus numerosas intertextualidades a la literatura y al cine clásico, de los cuales asume códigos. De ahí que recuerde lo mismo a la novela Al último adiós de Raymond Chandler que al El halcón maltés de Dashiell Hammet, lo mismo a detectives privados de renombre como Humphrey Bogart que a Phillip Marlowe.

Si bien la idea de la confluencia de géneros de la película tiene cierto magnetismo, la cinta no logra asumir con fluidez esta intención. Lo mismo pasa con los saltos temporales del filme, que se suceden sin explicación ni coherencia.

Por otra parte, el argumento se torna, de tan predecible, hilarante. Un robo con dos sospechosos no es una situación demasiado conflictiva para nadie. Y si al menos el personaje que encarna Mirta Ibarra hubiera sido —al estilo tan grandilocuente de Hércules Poirot— una sospechosa más, pero al parecer el hecho de ser la dueña del cuadro la eximía de responsabilidad en el asunto.

Asunto que, por demás, no tenía demasiada importancia. Porque ni la dueña del cuadro quería el cuadro, ni necesitaba el dinero que este implicaba. Así que aún después de la exquisita música de los créditos —la banda sonora completa de la película es magnífica— el espectador puede entender que todo, absolutamente todo, desde la justificación para que el detective tuviera un caso hasta los viajes temporales por una Habana que tenía prostitución, rebeldes alzados en la Sierra, contrabando de tabaco y negros que se alzan con palas para salvarle la vida a ciertas damas, es apenas una justificación de Santana para hacer una película; su película.

Pero no pidamos demasiado. Bailando con Margot cuenta, como lo dijo su mismo director “una historia de detectives a la cubana”. Y ya sabemos, (recordemos Omertá), que el cine negro no es el fuerte de la cinematografía de la Isla. En definitiva, Mirta Ibarra, la Julia Robert de Cuba, no hay nada que no engrandezca y magnifique con una sonrisa. Su sonrisa. Y de esas, Bailando con Margot tiene bastante. Enhorabuena.


Compartir

Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 6 comentarios


nosla
 15/3/16 15:43

Diana un estudiante de primer año de san antonio de loa baños tambien se da cuenta q tras una excelente banda sonora y fotografia esta la mano del director es este quien transmite el concepto de lo q quiere .o crees que los especialistas trabajan al margen y aislados del director.asi que a santana si se le debe su pelicula.

ver para ver
 12/3/16 17:30

NO HAN ENTENDIDO NADA, LA PERIODISTA SE REFIERE A LA SONRISA DE LA IBRRA QUE ES IGUAL A LA DE LA ROBERTS. POR FAVOR!

Eduard
 9/3/16 11:18

Estimada Diana, siempre busco tus análisis porque son muy agudos y en gran parte coincide con mi apreciación de las películas que comentas (que por cierto obtengo del "Paquete"); pero esta vez me parece que el título del trabajo no le hace justicia ni a lo escrito ni Mirtha Ibarra ni a Julia Roberts. Parece una frase sacada de la peor edición de la revista de farándula de México o Guatemala y de ningún modo justiprecia el trabajo de ambas actrices, que aparte de su calidad y resurrecciones cinematográficas, no merecen la comparación. Solo una sugerencia, saludos.

unowen
 8/3/16 10:10

Julia ROBERTS. Dashiell HAMMETT. El LARGO adiós, de Raymond Chandler. Humphrey Bogart NO era detective, aunque personificó a Sam Spade y a Philip Marlowe. Por Dios, qué ajiaco de errores.

Laura
 8/3/16 9:52

Gracias Diana, como siempre directa y práctica. Espero tus próximos trabajos, te leo cada vez que publicas.

I Glez
 8/3/16 9:43

Ya yo no voy tanto al cine como antes, pero con lo q conozco me es suficiente para dar una valoracion  sobre la actriz. Ella junto a la Granados, a la Nuñez, a la Legra, a la Andreus, la Santos entre otras hay mas pero estas son las q me vienen a la mente ahora, conforman el ejercito de buenas y fecundas actrices q tiene el cine cubano post 59, creo yo q existen pocos paises en AL q pueden vanagloriarse de tener a este bellas mujeres q han dado lo mejor de si en aras de hacer una obra imperecedera dentro del panorama cultural de la nacion, por eso yo no creo q sea justo comparala  a la Ibarra con Julia Robert -q es una magnifica y versatil actriz-, ella responde a otro sistema estetico de otro tipo de cine el Star System. Ella tiene su obra y se debe a su carrerala q  ha sido exitosa y ha tenido tambien su fracasos como ser humano en la vida, pera la suma de su carrera es una bella, magnifica y hermosa obra la q ha edificado para disfrute del pueblo cubano y del mundo q ha podido apreciar su arte FELICIDADES MIRTA Y TODAS LAS MUJERES CUBANAS EN ESTE DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos