Imagínense qué dicha: El director de las superproducciones Parque Jurásico (1993) y Tiburón (1975) ha dedicado su más reciente filme al público infantil. Y ya sabemos que este director conoce el camino hacia el corazón de la infancia, como la demostró ampliamente con E.T. el extraterrestre (1982).
Imagínense qué atino: esta nueva película está basada en una novela de Roald Dahl, ese escritor noruego autor de Charlie y la fábrica de chocolates, James y el melocotón gigante y Matilda.
Para colmo de la talentosa mezcla, la guionista de esta nueva película de Spielberg es Melissa Mathison, famosa por hacer el guion de E.T. el extraterrestre.
Dios los cría y el diablo los junta. ¡Bien! Las piedras rodando se encuentran. ¡Qué suerte!
La película se llama The BFG -las siglas son por Big Friendly Gigant- y cuenta un sencillo relato infantil. En tiempos de superhéroes, donde para sobresalir hay magia o poderes especiales, Spielberg y Dahl proponen una atmósfera tradicional, uno de esos cuentos con los que crecieron los niños nacidos en el siglo XX:
En el Londres de hace mucho, mucho tiempo, un gigante es el encargado de hacer soñar a las personas. Cuando la ciudad duerme, él sopla los sueños dentro de las bocas de la gente, y los hace felices con ellos. Una niña insomne lo descubre y este gigante, anonadado, la lleva con él a la tierra de los gigantes, que queda, según la película, en algún sitio al sur de Inglaterra.
En este país de los gigantes la niña descubre que el único gigante que no es caníbal es el que la secuestró; todos los demás se dedican a comer niños por lo que ella, y de paso todos los infantes de Londres, están en peligro.
La película, que tiene ante todo la loable intención de reunir a padres con hijos frente al televisor, es un homenaje a la inocencia más pura. No utiliza dibujos animados ni actores humanos, sino que usa la llamada técnica de captura de la imagen. Consiste en hacer actuar a personas reales y luego, sobre esa base, convertir a estos actores en personajes de fantasía por medio de las computadoras. Esta técnica es muy empleada en las superproducciones y hace que los personajes conserven mucha autenticidad en los gestos faciales, que es, además, uno de los principales méritos de esta cinta.
Hay que ver cuánta ternura entraña la cara del gigante bonachón, el único que no come niños como desayuno. El profesional en el que se basó la gestualidad de este personaje es Mark Rylance, que se ha convertido en un actor fetiche de los últimos tiempos de Spielberg y cuya actuación en su película El puente de los espías, le valió un Oscar.
Quizás lo que menos convenza de toda la cinta sea la actuación de la niña amiga del gigante bonachón. Una Ruby Barnill anodina, desabrida, que no logra conmover y que le resta mucho a una película que, como la mayoría de las obras de Dahl, como la mayoría de las cintas de Spielberg, tiene el poder de seducir y de quedarse para siempre en nuestro imaginario. ¿Hay mejor premio que ese?
Diana Castaños
19/11/16 14:54
http://www.cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/57483-de-cuba-su-gente-sopa-de-calamar
DE CUBA SU GENTE: Sopa de calamar
Escrito por Diana Castaños/Especial para CubaSí
Había acabado de llegar del gimnasio y estaba medio muerto del hambre.
Se preparó un agua con azúcar y se lo tomó con un cargo de conciencia infinito, porque su entrenador le tenía prohibido esas mezclas inconsecuentes.
Su novia canadiense, que no sabía nada del agua con azúcar ni del cargo de conciencia, lo esperaba en el cuarto totalmente desnuda con mantequilla de maní untada por todo el cuerpo.
Cuando la vio, se sentó al borde la cama… a explicarle su estilo de vida. Que si las competencias, que si las técnicas y el entrenador, que si acostarse a las nueve de la noche y nada de tener sexo en las etapas competitivas de su deporte.
La novia canadiense, que apenas si chapurreaba el español, forcejeaba por una idea:
—¡You and me: fuck! ¡Fuck! —no quería entender nada más.
Cuando, finalmente, ella asumió que nadie le lamería la mantequilla del cuerpo, salió de la casa como mismo estaba, medio encuera y pegajosa. Salió airada y maldiciendo —en inglés, claro está— la hora en que había comenzado una relación con el único cubano del mundo que prefería seguir las reglas de no sé qué entrenamiento a tener sexo.
—Es más, el único cubano del mundo que cambia sexo por lo que fuere —me dijo cuando me contó esta historia.
—¿Eso es lo que piensas de los cubanos? —le pregunté, a esta altura de la historia, a la canadiense.
Cocinamos juntas en un curso de cocina internacional en el Hotel Comodoro. Llevamos tres clases y ya hemos hecho Mariposa con Salsa de Pulpo, Sopa de Calamar y Risotto al Vinagre Balsámico.
—Lo tengo claro —me responde en un español muy básico—, todos ustedes… personas muy calientes.
—¿Tú y el muchacho se han vuelto a ver?
—Sí, pero ya no me echo mantequilla en mi cuerpo… ahora me unto sopa… sopa de calamar.
—¿Y no te quemas? ¿Por qué mejor no te echas gazpacho? —este curso de cocina me ha dado una cultura culinaria maravillosa.
—That's too cold. Yo prefiero las cosas calientes.
Diana Castaños
16/11/16 16:04
Sí, sé que la niña es humana. Lo que no exprese correctamente la idea que quería decir. Ya está arreglado.
Dani
15/11/16 14:06
Por favor, es necesario documentarse primero antes de publicar algo como esto: «No utiliza dibujos animados ni actores humanos, sino que usa la llamada técnica de captura de la imagen». Es un error, por supuesto que en la pelicula si hay actores, de hecho la niña es real, el gigante es el realizado con captura de movimiento.
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