En Marley y yo, Jennifer Aniston y Owen Wilson interpretan a una pareja de recién casados que se mudan a Miami y empiezan allí una vida. Para evitar tener hijos, Owen Wilson le regala a su esposa un cachorro de labrador que desde el primer momento complica en extremo sus vidas.
Desde que Marley, que es como llaman al perro (homenaje explícito a Bob Marley), llega a la casa, la convierte en un verdadero desastre. Se come los muebles, destruye todo lo que ve a su paso. En las noches de tormenta no deja dormir a nadie con sus ladridos. Los años pasan y cuando el labrador llega a tener 45 kilogramos de peso tira con facilidad al suelo a los niños de la pareja.
En un momento de desesperación, el personaje de Jennifer Aniston, exasperada y cansada, lo bota de la casa. Pero en sentido general esta pareja es tan consecuente que no tardan en recapacitar. Aunque el perro cause un sinnúmero de problemas y limitaciones, lo asumen como parte de la familia.
Esta es una película que disfrutará toda la familia, pero que sentirán más que nadie las personas que hayan tenido animales domésticos.
Marley y yo (Marley and me) a ratos resulta una película demasiado conservadora, donde a pesar de las buenas actuaciones, los personajes son a menudo planos e insípidos. Pero tiene momentos de genuina dulzura. Momentos mágicos, donde Owen Wilson y Jennifer Aniston logran una interrelación adecuada y seden su protagonismo al perro, que deviene centro y leiv motiv de toda la cinta.
Una muy buena dirección de David Frankel, quien logra que los desperfectos de la cinta pasen desapercibidos ante la ternura que genera.
Aunque el filme comienza siendo una comedia, deriva en una obra llena del dramatismo de la vida: las responsabilidades que implica tener un animal en casa, que es un ser vivo y tiene necesidades, carencias y hasta gustos y preferencias; lo abrumadora y pesada que puede ser la rutina y la cotidianidad; el cómo la profesión puede pasar a un segundo plano cuando las parejas tienen hijos.
Resulta, eso sí, algo incoherente que en los diez años que transcurre en la cinta ninguno de los personajes envejezca ni cambie de peinado ni de estilo de vestir. Y de verdad que no es para nada creíble que después de tres hijos y un sinnúmero de problemas ambos se mantengan como si tuvieran veinte años. Vamos, que no viven en El Paraíso. ¡El único que envejece es el perro!
En el momento de hacer esta cinta, en el año 2008, las carreras de Jennifer Aniston y de Owen Wilson estaban un poco descuidadas y quizás esta es la razón por la cual se esforzaron al máximo en Marley y yo. Y quizás es por esto que mucho más que una comedia esta cinta deje una carga emocional tan fuerte en el espectador y un mensaje muy claro: la vida puede ser dura, pero aquellos a quienes queremos hacen que valga la pena.
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