El 11 de septiembre de 2009 falleció el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque. Tenía 82 años de edad. Su jefe y compañero de luchas desde los días de los preparativos del Moncada, Fidel Castro Ruz, en emotiva Reflexión afirmó del amigo:
"Tuve el privilegio de conocerlo: joven negro, obrero, combativo, que sucesivamente fue jefe de célula revolucionaria, combatiente del Moncada, compañero de prisión, capitán de pelotón desembarcando del Granma, oficial del Ejército Rebelde ―paralizado en su avance por un disparo en el pecho durante el violento Combate del Uvero―, Comandante de Columna, marchando para crear el Tercer Frente Oriental, compañero que comparte la dirección de nuestras fuerzas en las últimas batallas victoriosas que derrocaron a la tiranía.
"Fui privilegiado testigo de su conducta ejemplar durante más de medio siglo de resistencia heroica y victoriosa, en la lucha contra bandidos, el contragolpe de Girón, la Crisis de Octubre, las misiones internacionalistas y la resistencia al bloqueo imperialista.
"Escuchaba con placer algunas de sus canciones, y en especial aquella de encendida emoción que ante el llamado de la Patria a “vencer o a morir” se despedía de humanos sueños. Ignoraba que había escrito más de 300 de ellas, las cuales sumó a su obra literaria, fuente de lectura amena y de hechos históricos. Defendió principios de justicia que serán defendidos en cualquier tiempo y en cualquier época, mientras los seres humanos respiren sobre la tierra.
"¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca!"
- Consulte además: Tributo a Juan Almeida Bosque (+Fotos)
Brillante resumen de una trayectoria ejemplar, que Macho, como le decían en casa al segundo hijo de 12 hermanos, nacido el 17 de febrero de 1927 en la barriada humilde del reparto Poey, inició desde bien joven y que lo hizo vincularse a la Generación del Centenario por intermedio de su amigo Armando Mestre y asumir a partir de entonces posiciones de vanguardia en el ulterior proceso revolucionario.
De humilde obrero de la construcción, pasó a asaltante del Moncada, prisionero en el Presidio Modelo de la entonces Isla de Pinos, capitán expedicionario del Granma, comandante del Ejército Rebelde, jefe del Tercer Frente Oriental "Mario Muñoz", Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, fundador del Ejército Central, miembro fundador del actual Partido Comunista de Cuba del cual integró el Comité Central y su Buró Político desde 1965, presidente de la Comisión de Revisión y Control del Comité Central, vicepresidente del Consejo de Estado, y desde 1993 presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), responsabilidad que ostentaba al morir.
Debe incluirse en su larga trayectoria otros valiosos servicios prestados a la Revolución al frente de delegaciones partidistas y de negociaciones, pues encabezó las conversaciones con Sudáfrica que dieron el tiro mortal al Apartheid y aseguraron la independencia de Angola y Namibia.
Almeida, su sonrisa, bondad y buen corazón ganaron el aprecio de los cubanos. (Tomada de lademajagua.cu).
Almeida fue el combatiente que al preguntársele su participación en los sucesos del 26 de julio de 1953, declaró sin vacilación ante el tribunal que lo juzgaba: «Yo declaro bajo juramento que sí participé en el asalto al cuartel Moncada y que nadie me indujo, a no ser mis propias ideas que coinciden con las del compañero Fidel Castro y que en el caso mío provienen de la lectura de las obras de Martí y de la historia de nuestros mambises».
Y al remacharle el juez, si se arrepentía, dijo: "No, señor, si tuviera que volver a hacerlo, lo haría, que no le quepa la menor duda a este tribunal".
Estuvo entre los 82 expedicionarios que salieron de Tuxpan la noche del 25 de noviembre de 1956 para cumplir la palabra empeñada de ¡Ser Libres o Mártires! Y en Alegría de Pío, en aquella primera derrota de los bisoños combatientes, el 5 de diciembre de 1956, pronunció la frase que lo inmortalizaría: ¡Aquí no se rinde nadie, c…!», una exclamación brotada de lo profundo del corazón y sus sentimientos y ratificación del espíritu de lucha de los cubanos.
El Che, en Pasajes de la Guerra Revolucionaria, se la atribuyó a Camilo, y solo años después, sería Raúl, quien revelara lo que Almeida había callado por modestia. Hecho público el autor de la frase, el propio Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, en su libro ¡Atención! ¡Recuento! describiría aquel trascendental momento:
"Miro a un lado y encuentro a Che herido en el cuello. Está sentado, recostado a un árbol de tronco fino. Junto a él, su fusil, una mochila grande con los medicamentos e instrumental médico y una caja metálica de balas. Me tercio el fusil en bandolera, saco la pistola-ametralladora, le pongo el culatín y comienzo a disparar hacia el lugar donde veo cómo se mueven los guardias de la tiranía y desde el cual nos tiran."
"Uno de ellos grita: — ¡Ríndanse! ¡Ríndanse! —a lo que respondo: ¡Aquí no se rinde nadie, c… ! "
"Y disparo en la misma dirección de donde sale la voz, un rafagazo primero, tiro a tiro después. En respuesta concentran el fuego hacia donde nos encontramos, me tengo que tirar al suelo. (…) Cuando amaina el fuego, les digo a los que se encuentran allí: i Vamos!"
Ascendido a comandante el 27 de febrero de 1958 se gana el derecho de fundar un nuevo frente de combate: el III Frente Oriental "Mario Muñoz", nombre homenaje al médico del Moncada. Fuerzas del Tercer Frente en coordinación con unidades del Primer y Segundo frentes participaron durante los últimos días de la tiranía en varios combates decisivos, como los de San José del Retiro, Maffo, Baire Abajo, Central Palma y Palma Soriano. Paralelamente columnas de ese frente culminaban el cerco a Santiago de Cuba.
Después de 1959 fue Almeida figura indispensable en las transformaciones revolucionarias; de las cuales, resultó partícipe activo.
Todavía en Santa Clara se le recuerda por haber sido el artífice principal de la creación del barrio América Latina, pues, por órdenes suyas, fueron demolidos todos los bohíos y bajareques, de esos de"llega y pon" que allí existían, y construidas viviendas confortables para los hijos pobres de la cabecera de la entonces provincia de Las Villas.
Pero la impronta de Juan Almeida sobrepasa la vida política y revolucionaria, sin deslindarse de ella, pues fue un músico y compositor de fina sensibilidad y muchas de sus más de 300 composiciones forman parte de la historia musical cubana, siendo La Lupe, la más conocida y emblemática de todas.
Aunque todavía se tararean esas de"Dame un traguito ahora cantinerito" o aquella de "Que le pasa a esa mujer, que viene y va, se ve nerviosa", que lo incluyen entre los cultores más destacados del género popular y tradicional de nuestra música".
También Almeida destacó como escritor, y dejó para la posteridad muchos de los sucesos en los cuales participó durante su larga y agitada vida de revolucionario.
Así sobresalen: La única ciudadana, volumen publicado en1985, en el cual, el Comandante de la Revolución evoca los días de la Sierra Maestra, la formación del guerrillero, las primeras escaramuzas, los contactos con el campesinado, el paisaje, la flora y, como protagonista, la única ciudadana que enseña a curar con su medicina verde y reclama el amor a la tierra, así como la trilogía Presidio, Exilio y Desembarco.
Juan Almeida Bosque falleció ese 11 de septiembre de 2009 a las 23:30, debido a un paro cardio-respiratorio. En su honor, el Consejo de Estado decretó duelo oficial que se extendió desde el día 12 hasta el día 13 de septiembre.
Sus restos mortales reposan en el Mausoleo del III Frente Oriental, en Santiago de Cuba, junto a otros combatientes de la Revolución Cubana.
Recordarlo vivo es parte de nuestra responsabilidad, al igual que seguir su ejemplo y legado de intransigencia. Por ello, repetimos lo expresado por Fidel en su Reflexión dedicada a su memoria: "¡No digamos que Almeida ha muerto! ¡Vive hoy más que nunca"
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