Una obra teatral escrita por Abel González Melo, con el aval del Premio Casa de las Américas 2020, y escenificada por Argos Teatro es una apuesta segura. Y allá nos fuimos a ver Bayamesa. Réquiem por María Luisa Milanés.
María Luisa, el Súper y yo, aunque no somos bayameses ni Bringas es la Milanés, sabíamos que la tarde nos regalaría emociones. Confieso que no había escuchado en la carrera de Letras nada acerca de esta poetisa que se suicidó con apenas 26 años de edad. La puesta invita a seguir hurgando en la vida de esta joven, y las condiciones que la llevaron a su vía crucis.
Pero, Bayamesa es más que la vida de María Luisa. Es un guiño a las dos primeras décadas de la República. A ese país de "Generales y doctores", del que forma parte su padre Luis Ángel Milanés, sobre todo cuando afirma que "En Bayamo, mando yo".
Es un guiño a la poesía de la época, con menciones a los poetas Regino Boti y José Manuel Poveda. A la revista Orto de Manzanillo, que aparece "a lo Hitchkock" o cuando Juan Francisco Sariol la invita a participar del proyecto.
Otro acierto de la puesta es el teatro dentro del teatro. Se entremezclan escenas de la posible historia, y el grupo de actores que preparan la obra, quienes brindan información de la protagonista, y los personajes que la rodean.
Y estos saltos en el tiempo son peligrosos, pero la directora Yailin Coppola consigue hilvanarlos de manera excelente, sin que el espectador pierda el rumbo. Además, a partir de las interrogantes de los actores de este siglo, el público cuestiona aspectos de la vida de María Luisa y sus familiares.
¿Por qué Luisillo, el padre fue tan intransigente con la hija? ¿Por qué enamorarse de un hombre como Ramón Fajardo? ¿Por qué buscar el suicidio como solución en plena juventud? ¿Por qué desconocemos la historia de una gran poetisa?
Lo que más me agrada de la obra es como la legendaria canción que le da título, compuesta por José Fornaris, es el hilo conductor. Precioso el trabajo vocal de los actores que cantan desde su alma la Bayamesa, ese himno de amor y romanticismo. Una melodía que nos acompaña durante todo el trayecto, y apoya el intimismo de la puesta junto al acertado vestuario y el trabajo con las luces.
Bayamesa es más que la vida de María Luisa Milanés. Es un canto a la lucha por los derechos de la mujer. Es una luz poética dentro de tanta oscuridad neocolonial aunque la muerte sea el destino final.
Cuba merece conocer la historia de una mujer adelantada a su tiempo. La que enfrentó a su padre, la que escribió poemas profundos, la que se equivocó en el amor o la que simplemente fue, sin proponérselo, una Bayamesa ilustre.
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