Cada país tiene sus ciudades emblemáticas. La de China es, sin lugar a dudas Xi’an. Después de continuar el rumbo hacia el sureste del gigante asiático, desde Cantón, el Ballet Español de Cuba, que dirige el maestro Eduardo Veitía, enrumbó primero hacia Chengdu, capital de Sichuan, y también de los Pandas Gigantes que tienen allí un Centro de Conservación, pues están en peligro de extinción, amén de que en esa provincia ellos se multiplican en cualquier lugar, en fotografías, objetos de todo tipo y otras propagandas, inundando las ciudades con sus graciosas imágenes en blanco y negro de su piel. Allí, el BEC dejó una estela de alegría y ovaciones en el Gran Teatro de Sichuan, continuando con su cadena de éxitos con el espectáculo Yo soy Cuba, coreografía de Eduardo Veitía, que cuenta con la colaboración de Eddy Veitía (padre) y los bailarines invitados Yessel Ramos, primer bailarín del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, y Daunis Noblet, del Ballet Rakatan.
Más tarde fue el turno de Yinchuan, capital de la Región autónoma de Ningxia que limita al norte con Mongolia. Una gran urbe, con muchos rascacielos en su centro, pero que al mismo tiempo es tranquila, dada por la forma de ser de sus habitantes, gentiles y amables, pero que en el interior del Teatro Popular de Ningxia cambiaron sus formas, y batieron palmas y ovacionaron lo cubano con mucho cariño. El mismo que nos ha escoltado por cada ciudad visitada.
UNA PARADA INOLVIDABLE
Muchos han sido los instantes de exaltación y alegría encontrados a lo largo de esta larga gira por China, del Ballet Español de Cuba, en su segunda visita a este país –la primera fue a finales de 2019. Pero, sin dudas en la antigua Xi’an, capital de la provincia Shaanxi, existe una magia particular. Es, en primer lugar un sitio singular en la historia del inmenso país asiático. Hace siglos se reconocía como Chang’an (Paz eterna), y era el punto más oriental que marcaba la Ruta de la seda. Albergó allí, muchos siglos atrás, las casas reales de las dinastías Zhou, Qin, Han y Tang. Y, es, además reconocido ese punto de la geografía, como el comienzo de la nacionalidad china, pues, el emperador QinShiHuang pudo reunir las diversas etnias del este y oeste, y dar así inicio a la posterior unión del vasto país.
Brilla también Xi’an por el gusto arquitectónico, donde se une la contemporaneidad con lo tradicional. Es fácil advertir en el recorrido por sus calles: pagodas, templos, campanarios y muchas construcciones erigidas en el estilo predominante: de la dinastía Tang,-que gobernó entre el 618-907-, considerada punto cimero de la civilización china y época dorada de la cultura-, caracterizado por variedad de colores, hermosos adornos y elegantes estructuras que recuerdan el fastuoso pasado. Ello se ve en la inmensa muralla que protege una parte de la ciudad, la Torre del Tambor, la Pagoda gigante del ganso salvaje y muchas otras.
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Allí, el Teatro Popular de Shaanxi acogió al Ballet Español de Cuba con su obra Yo soy Cuba. Y las imágenes nuestras, trasformadas en cinco cuadros/escenas El bar, El solar, El malecón,El parque y El carnaval, con el instante de transición entre el cuadro 4 y 5, que es neurálgico para dar a conocer –de forma inteligente, atractiva y novedosa- la génesis de nuestra nacionalidad, donde emerge lo español, lo africano y chino de nuestras raíces-, motivaron al auditorio que de lleno aclamó con ovaciones y palmadas las actuaciones de los magníficos bailarines que se entregan de lleno en los diferentes bailes, y esos cinco músicos y cantantes, del grupo Son D’Estilo liderados por el maestro Enrique Collazo, que suenan como una gran orquesta. Todos ellos arman una verdadera fiesta de cubania.
En esta ciudad que alberga un sitio arqueológico de importancia Patrimonial para la Humanidad: los famosos Guerreros de Terracota, que el emperador Qin mandó a construir para que lo acompañaran en su tumba a su muerte, y que fueron descubiertos hace más de 40 años en la afueras de Xi’an, tuvimos la oportunidad de asistir a un espectáculo muy famoso acá, a cargo de la compañía del Gran Teatro de la Opera de Shaanxi, que muestra con mucho gusto y versatilidad escénica, tradiciones ancestrales de música y baile.
En el emblemático centro, al reunirse al final del espectáculo la directora y coreógrafa de la compañía con Eduardo Veitía, comentó, emocionada, que aún guardaban en sus corazones, el inolvidable recuerdo de haber recibido en su sede, en una ocasión, al Comandante en Jefe Fidel Castro. Una gran oportunidad –dijo- de poder estar cerca y conocer a un hombre tan grande. No hay dudas de que a Xi’an la envuelve una magia particular…
BEIJING EN LA MEMORIA
El periplo es ahora en la capital del país: Beijing. La gran urbe, de más de 286 kilómetros cuadrados que reúne un total de 30 millones de habitantes, fue un sitio de inmensa alegría para las huestes de Veitía. La primera función tuvo lugar en el Teatro del Centro de Exposiciones de Pekín. Yo soy Cuba, subió la temperatura del inmenso coliseo de forma circular, que forma parte de un conjunto arquitectónico construido en un estilo ecléctico, chino-soviético hacia 1954 por un arquitecto de la antigua URSS y fue un regalo de esa nación a China.
Pues, el público, portando pequeñas banderas cubanas, coreó la Guantanamera, cuando el grupo musical la cantaba, aplaudió hasta el delirio, y hubo gritos de ¡Cuba! ¡Cuba! Que iluminaron más la sala. Es que una gran mayoría de los asistentes conocían bien nuestra patria, mostrando incluso fotos del malecón, que nos enseñaban durante el espectáculo, en el cuadro que aparece en la pantalla una imagen de esa inmensa terraza habanera. Todos querían retratarse con los miembros de la compañía, cantaban, aplaudían, bailaban… Tal parecía que estábamos en Cuba, tan lejos y tan cerca en ese instante que no se olvidará jamás. El carnaval, con el ritmo trepidante de los bailarines y la música, fue una verdadera fiesta cubana en azul, blanco y rojo por doquier en la sala!!!
Al final de la presentación, la cónsul de Cuba en Beijing, Sandra Olivia Hechavarría, junto a un grupo de miembros de la misión nuestra aquí, subió a escena para conversar con la compañía. Emocionados de ver la Patria reflejada en el espectáculo, de manera muy singular, a través de la música y el baile, expresaron su satisfacción por recibir al Ballet Español de Cuba en China, una compañía emblemática de nuestro país y nuestra cultura –señaló- que va dejando una estela de amistad y alegría por dondequiera que pasa en este inmenso país.
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Al siguiente día, el director del Ballet Español de Cuba, junto con Eddy Veitía (padre) y maître de la compañía, con cuatro bailarines destacados en esta gira: Kelly Álvarez, Lauren Betancourt, Ismel Soto y Yankro Y. Jiménez, este último del Ballet Rakatan, y otros miembros de la dirección, asistieron a un encuentro amistoso, en la Academia de Ballet de Beijing. Allí, en ese destacado centro docente, que tiene la misma edad del BEC, 37 años, fueron recibidos por la directora y otros miembros del ejecutivo, en una reunión donde se puso de manifiesto, una vez más, que la danza es un lenguaje universal. Los estudiantes y profesores de la Academia bailaron un grupo de piezas, de diferentes estilos, que ocupan posiciones en las distintas cátedras de la Academia: ballet clásico, contemporáneo, tradicional y popular, incluso una pieza de aires hispanos, y nuestros bailarines, guiados por el maître Eddy Veitía, dieron una demostración de bailes cubanos: danzón, danzonete, son y salsa, a la que luego se incorporaron los estudiantes chinos, quienes alegres y con mucha pasión, en pocos minutos bailaban todos unidos, al compás de nuestros ritmos, en un ambiente de franca camaradería y amistad que habla de la cercanía entre ambos pueblos.
Ahora el BEC terminará su estancia en Beijing, con una función en el teatro de la Academia de Danza de esta ciudad, en una función para los estudiantes y miembros de esa destacada institución de China. La gira continuará subiendo más al noreste del gigante asiático, específicamente en la ciudad prefectura Mudanjiang, de la provincia más septentrional: Heilongjiang, que tiene fronteras con Rusia. Sigue la fiesta cubana…
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