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miércoles, 27 de noviembre de 2024

Ébano, un viaje al continente olvidado

Kapuscinski no solo nos ofrece un testimonio de primera mano de la turbulenta coyuntura política que experimentaban muchas de las naciones recién independizadas, sino que acerca al lector a las preocupaciones y luchas cotidianas de los pueblos con los que se involucra...

Carlos Amed García Santoya en Exclusivo 22/05/2023
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Ryszard Kapuscinski con soldados de Angola
Algo por lo que la obra debe ser reconocida es la forma en que Kapuscinski aborda la vida los lugareños de los sitios que visita: no desde la superioridad o enfatizando su exoticidad, sino inmiscuyendo al lector en su vida y la forma en que afrontan las dificultades

Ébano, del periodista e historiador polaco Ryszard Kapuscinski, constituye una de las obras cumbre de los libros de viajes y una parada inevitable para cualquier interesado en el estudio de las sociedades de África, así como de la historia reciente del continente. Pocos materiales han logrado acercar tanto al lector a una región de extensión y diversidad como las de África de forma tan condensada y a la vez absorbente.

La novela se ambienta en una amplia serie de países del África subsahariana donde el autor se desempeñó como corresponsal en la segunda mitad del siglo XX, en los años posteriores a que comenzara el proceso de descolonización en el continente.

El empuje de los movimientos de liberación nacional obligó a las potencias coloniales europeas, la mayoría debilitadas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, a renunciar a sus posesiones africanas. Fue así que, en pocas décadas, la casi totalidad de las colonias en el continente emergieron como Estados soberanos. Sin embargo, como queda manifestado en la obra, el imperialismo estaba lejos de acabar en África.

La interferencia de los países occidentales en el continente se mantuvo, atizando enfrentamientos y derrocando gobiernos legítimos. Más importante aún, las marcas dejadas por la colonización dieron lugar a guerras civiles, conflictos étnicos y conflagraciones internacionales que han aquejado a África desde entonces. Esta realidad, ignorada por la mayoría de la población en el resto del mundo, es a la que Kapuscinski nos acerca en Ébano.

Desde los desiertos de Mali hasta las islas de Zanzíbar, pasando por ciudades milenarias como Lalibela en Etiopía, Kapuscinski no solo nos ofrece un testimonio de primera mano de la turbulenta coyuntura política que experimentaban muchas de las naciones recién independizadas, sino que acerca al lector a las preocupaciones y luchas cotidianas de los pueblos con los que se involucra.

A lo largo del libro, el autor denuncia en reiteradas ocasiones las injusticias a las que África fue sometida por parte de un puñado de potencias coloniales a partir de su reparto territorial del continente, y destaca cómo los antiguos colonizadores sembraron el germen de gran parte de los conflictos internos y fronterizos que enfrentan los diferentes países africanos. Eso transmite en el capítulo sobre Ruanda, donde señala responsabilidad indirecta de naciones como Bélgica y Francia en el terrible genocidio que asoló el país en 1994.

Algo por lo que la obra debe ser reconocida es la forma en que Kapuscinski aborda la vida los lugareños de los sitios que visita: no desde la superioridad o enfatizando su exoticidad, sino inmiscuyendo al lector en su vida y la forma en que afrontan las dificultades. Reconoce los problemas de sus sociedades, no idealiza a los africanos, imperfectos al fin como cualquier humano.

Kapuscinski embellece constantemente al continente en la obra, resaltando su prodigiosa naturaleza y sitios patrimoniales, lo cual se ve contrastado con la lucha de sus habitantes por superar las dificultades que les han sido impuestas. Así, Ébano es una oda a África y la fuerza de voluntad de su gente.


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Carlos Amed García Santoya

Estudiante de Periodismo


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