Hoy 28 de octubre se celebra el Día Internacional de la Animación. Un día de fiesta para todos los profesionales de este arte cinematográfico que crean para dar ilusión de movimiento a objetos que armonizan, desde la idea hasta el arte final en que la obra cobra vida.
ANTECEDENTES DEL DÍA DE LA ANIMACIÓN
Según antecedentes de la historia, este día pero del año 1892, el francés Émile Reynaud (considerado el padre del cine de animación) realizó la primera proyección pública de la historia Pantomimas Lumineuses, que incluía tres películas: Pauvre Pierrot, Clown et ses chiens y Un bon bock en el teatro óptico del Museo Grévin de Paris. Acompañaba, además, las imágenes con música compuesta por él mismo. Incluía efectos sonoros que aportaban un realismo sin precedentes a las proyecciones mediante discursos argumentados, por lo que más allá del movimiento.
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Sus escenas se caracterizaban por ser humorísticas, poéticas y de estética naíf. Este teatro fue un éxito total durante aproximadamente una década. Reynaud había perfeccionado el zootropo con el invento del praxinoscopio en 1877. Fue el primero en perforar la película e ideó un sistema de arrastre mecánico que utilizó durante años en la industria cinematográfica.
DEL ENTREVISTADO
Referente a las producciones animadas cubanas actuales comparadas con la de los inicios, Ernesto Padrón comenta…
- Es muy difícil establecer comparaciones, porque se trata de nuevas generaciones de artistas y en contextos muy diferentes. No obstante, creo se mantiene ese espíritu de creación para concebir historias memorables, descubrir diferentes formas expresivas, dominar las nuevas tecnologías y mantener el desarrollo de este arte en nuestro país. Todo eso contra viento y marea, porque el cine de animación es un arte que requiere muchos recursos humanos y materiales, ambos especializados.
- ¿Cree que los niños y adultos cubanos rememoran más las producciones antiguas que las actuales?
- Para afirmar o refutar esa opinión habría que hacer una encuesta. Sin dudas, muchos de los personajes creados por los artistas veteranos de los Estudios de Animación, tanto del ICAIC como del ICRT, calaron hondo en el gusto de los niños –y hasta de los adultos–. Mas han surgido nuevas propuestas de los jóvenes artistas –en mi opinión poco difundidas por la televisión–, las cuales requieren una pesquisa sistemática para conocer su grado de aceptación y lograr una retroalimentación para sus creadores.
- En la actualidad, ¿cómo ve el avance de la animación en el mundo y en Cuba?
- El cine de animación ha tenido y tiene un desarrollo acelerado en muchos países. Es un género para todos los públicos y que gusta muchísimo. Con los avances de las nuevas tecnologías, las obras han alcanzado un nivel de calidad extraordinario en la puesta en escena, en los efectos especiales y en la visualidad en general de las historias –la calidad de los guiones es lo único que mantiene sus altas y bajas–. Esos mismos progresos han propiciado igualmente muchas facilidades a los realizadores. Y súmale a ese desarrollo que los cines y la televisión han mejorado exponencialmente la calidad de sus proyecciones y trasmisiones.
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En Cuba, hemos tenido el privilegio del apoyo estatal para hacer progresar este arte. Los Estudios de Animación del ICAIC se crearon en 1960, y los Estudios del ICRT en 1968. Somos uno de los pocos países latinoamericanos en exhibir una amplia y variada obra en este campo, en haber creado personajes muy gustados por los niños, y en tener numerosas series y varios largometrajes en su haber. Sin embargo, las propias dificultades de nuestro país —bloqueo, pandemia, crisis económicas…— han provocado una disminución de esa capacidad de producción y, por ende, del inicio y desarrollo de los jóvenes realizadores. Igualmente, ha habido un inevitable retraso en la apropiación de algunas de las nuevas tecnologías y del resto de los avances mencionados. Sin embargo, el espíritu de creación y el apoyo cultural han convertido estas barreras en retos, tanto artísticos como técnicos y financieros, y seguimos, a pesar de los muchos pesares, produciendo cortos, series y largometrajes.
- ¿Qué recomienda para incentivar la creación de buenas obras animadas por los jóvenes realizadores?
- Para mí, hay tres elementos indispensables: descubrir talentos, formarlos como profesionales, y que las instituciones de apoyo tengan la capacidad para dirigirlos. Si falla uno de esos elementos, es muy difícil incentivar y desarrollar este arte. Muchos artistas jóvenes se apropian de las nuevas tecnologías y piensan que ya tienen al animado cogido por la barba. No le dan toda la importancia que merece el formarse como artesanos de este género; lo que significa que, si quieren dirigir, deben saber de dramaturgia, redacción, diseño básico, sonido, fotografía…, aparte de los conocimientos propios del cine de animación, y de las tecnologías que le dan basamento y desarrollo de este arte en el mundo. Todo eso sin mencionar su formación académica.
Para el resto de las especialidades es igual de decisivo el aprendizaje perpetuo y su interrelación con los realizadores de más experiencia, para evitar descubrir, una y otra vez, la sopa de ajo. No verlos como vallas en sus carreras, sino como la posibilidad, con ellos, de dar saltos con garrocha.
También los productores que dirigen a estos jóvenes creadores pueden ser canales o barreras, porque no son solo administradores de esos procesos artísticos y tecnológicos, sino defensores, facilitadores, hacedores de equilibrio entre el arte y la industria, promotores del trabajo en equipo y del intercambio generacional, y conocedores, apasionados, empedernidos, de las obras que tienen en producción.
- ¿Qué le viene faltando a la animación en Cuba?
- Le viene faltando un mayor financiamiento –pero ya sabes las causas– y una formación sistemática de todas las especialidades –mismo respaldo económico–. Esa formación teórica y práctica no puede parar. Anualmente, lo ideal sería captar nuevos talentos, capacitarlos y constantemente instruirlos en los cambios artísticos y tecnológicos que se producen en el cine de animación. Los artistas de más experiencia –viejos o jóvenes– deben contribuir a estos procesos. También fomentar el análisis de los proyectos, y luego de las obras, con los mejores especialistas, y realizar cinedebates con las obras propias y las de otros estudios, cubanos y extranjeros.
En nuestros Estudios de animación viene faltando, además, la preocupación por el público. Esa preocupación debe iniciar el ciclo de producción y luego cerrarlo. Los guiones se deben poner a prueba, total o parcialmente, ante un grupo de espectadores, con las llamadas Tiras Leica –animatics, story reel–, las cuales son bocetos animados del guion. Luego, la efectividad y aceptación de la obra terminada debe igualmente encuestarse, analizarse y servir a todos de retroalimentación. Algunos estudios, incluso, hacen pesquisas con un grupo grande de receptores, proyectándoles el primer corte de imagen de los filmes en proceso. De esta forma, pueden hacer correcciones antes de terminar la banda sonora.
- ¿Será el foro de animación en homenaje a Juan Padrón, que organizará el 44 Festival de Cine de La Habana, una forma de incentivar y nutrir sobre este arte a nuevos realizadores?
- El objetivo principal es el intercambio con los realizadores de Latinoamérica y el Caribe, porque tenemos más información sobre las obras que se producen en Estados Unidos, Europa y Asia, que las de nuestra región. Por supuesto que este intercambio creará un contexto propicio para incentivar a los nuevos realizadores. Tener, además de las charlas y paneles, sesiones de tutoría o asesoramiento para proyectos de animación en desarrollo, sin dudas marcará un apoyo singular para algunos de nuestros creadores. Lástima que el evento no pueda abarcar más en este sentido, porque solo dura tres días. Recuerda que sesionará del 9 al 11 de diciembre durante el Festival Internacional de Cine de La Habana.
En total se han inscrito hasta ahora 44 especialistas para las actividades del Foro y 37 para aspirar a recibir asesoría a sus proyectos. De estos últimos, ya se hizo pública, el 20 de octubre, la lista de los 15 proyectos seleccionados: cinco de Brasil, tres de Argentina, dos de Cuba, dos de Colombia, dos de Chile y uno de México. No obstante a la imposibilidad de asesorar a una mayor cantidad de proyectos, por el tiempo del Foro, sí pudimos apreciar la diversidad de temas, la originalidad y calidad de las propuestas y, por tanto, del potencial creativo de nuestros países.
- ¿Qué le augura a la animación cubana en este 28 de octubre?
- Le auguro el estreno de nuevas obras, con más calidad, y que tengan una amplia aceptación por el público. Auguro un mayor financiamiento, para aumentar la producción y no perder a los artistas que se han formado. En ese sentido, las coproducciones, cuando están bien equilibradas, pueden ayudar no solo a sufragar gastos, sino también a intercambiar conocimientos sobre todos estos procesos tan especializados, incluyendo el diseño de producción.
Igualmente, que logremos una mejor difusión del cine de animación cubano en nuestros canales de televisión y en los cines. Auguro la restauración de las obras clásicas que son patrimonio de nuestro país. Que haya un mayor intercambio entre nuestros especialistas, y que rescatemos los espacios –debates, concursos, festivales– donde se catalizan y estimulan los procesos de creación individuales y colectivos. Pero fíjate que más que augurios son deseos.
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