Por: Rachely Valerino Fernández
Al verlo me trasladé a la infancia. Recordé cada episodio de La sombrilla amarilla, y con ellos la llegada siempre alegre del cartero MonchiPio a ritmo de claves, con una felicidad que cautivó a varias generaciones de niños cubanos.
Rodolfo Bocourt Argudin es de esos artistas que llevan consigo el talento y la humildad, así como un particular sentido del humor, dentro y fuera del set, en teatro o en televisión.
Actualmente trabaja como asistente de dirección en el grupo teatral Pálpito. Además, imparte talleres de teatro y creación artística a niños y jóvenes, como parte de la extensión universitaria.
Por estos tiempos está en la Universidad Tecnológica de la Habana, ´´José Antonio Echevarría´´ (CUJAE), con el reto de inculcar arte en facultades donde priman las matemáticas. Todos, o al menos la mayoría le dicen con cariño Monchi, y él asegura que fue su mejor personaje.
-Mayormente conocido como MonchiPio, ¿qué hay de ese personaje en la vida de Rodolfo y viceversa?
MonchiPio es la mejor versión de mí. Más alegre, un poco nervioso, intranquilo, yo no soy tan alegre, soy un poco más… reflexivo. De manera social uno a veces se enfrenta a situaciones, luchando por las cosas cotidianas de la vida, y eso no siempre te pone muy feliz, pero Monchi está exento de todo aquello, se encuentra en los lugares donde hay niños, diversión, teatro, cuentos y canciones.
Rodolfo lleva la música y el ritmo en la sangre, lo heredó de su mamá. Le agradece a ella todo lo que es hoy. Ni siquiera recuerda cuando aprendió a tocar claves o a bailar casino, pues son cosas con las que nació, dice.
Sus otros agradecimientos van dirigidos a directores, al maestro Ariel Bouza junto al grupo de teatro Pálpito, quienes han sido y son parte esencial de su carrera.
Agradece al barrio, los niños, la gente, ellos son los personajes que le dan color a Cuba, y con los cuales el actor llena su mochila artística.
- ¿Cómo llega el personaje de MonchiPio?
- Recuerdo que por el año 1998 estaba en el teatro y a través de una amiga, que trabajaba en el grupo Pálpito, pero formaba parte del ICRT, me enteré del casting y me presenté.
En ese entonces La Sombrilla Amarilla era apenas un proyecto, estuvo rodando unos años antes de filmarse como programa. Me presenté a las pruebas en el edificio Focsa, y a finales del año 1999 comencé a trabajar como MonchiPio.
La vida del actor cambió desde entonces. Lidiar con prejuicios raciales y trabajar para niños en los años 90, no fue trabajo fácil, pero supo ganarse el cariño de la gente y asegura que Monchi fue ese querido personaje que le abrió muchas puertas.
-¿Qué cualidades debe tener un actor que trabaja para el público infantil?
- Debe tener siempre un niño dentro, ser una buena persona porque yo sí creo que existen malas personas, existen los malos sentimientos, pero el actor que trabaja para público infantil debe estar libre de todo eso. Sentirse niño, porque son muy ingenuos, valientes, de mucha libertad expresiva y así mismo tiene que ser quien trabaja para ellos.
Lo otro es que no se puede tener pena, ni miedo al ridículo, ser dúctil, flexible en los personajes, porque este tipo de actuación requiere una versatilidad muy alta, lo mismo puedes ser hoy El capitán Plin que un viejito.
Además, cualidades musicales, al menos las básicas, ser afinado, porque en teatro infantil pesa mucho la música.
- ¿Cómo combina las pasiones de ser maestro y ser actor? ¿Cuál prefiere?
- No tengo preferencias, creo que me gusta más enseñar arte, pero cuando me subo al escenario es asombroso. La verdad es que estoy llevando de la mano dos profesiones que me gustan mucho.
Rodolfo se inició en el teatro por embullo, aunque siempre le apasionó: ‘‘Desde niño a mi hermana y a mí nos gustaba mucho ver muñequitos, seriales, teníamos un mundo de fantasías, los juegos en los campos de La Habana me llenaban de sueños. ‘‘
Cursó incluso un año de carrera militar, en la especialidad de Aviación. Luego incursionó al mundo artístico de manera empírica, tomó disímiles cursos, desarrolló un diplomado de actuación para niños, hizo mucho teatro, se graduó de instructor de arte, y ´´después de viejo´´, como él mismo dice, realizó estudios en La Academia Profesional de Pedagogía.
- Series como Adrenalina 360, El teleplay Historia Antigua, y el programa infantil Claro Clarita son televisivos en los que le hemos visto ¿Por qué hace este tipo de programas?
- Es para lo que más me llaman. Pienso que es un poco de encasillamiento, porque si la gente te ve haciendo ese tipo de trabajos, te visualiza solo en programas para público infantil y joven.
Quizás yo también le he dado de lado a las cosas que llamamos para adultos, pero a veces no te llaman para un casting, o no puedes ir, o simplemente no te seleccionan.
Entonces me dedico a enseñar arte y al teatro, pero nada, el día que me llamen para una novela o un policiaco, como una vez que hice Tras La Huella, ahí estaré: “Ojalá y me llamen”.
- ¿Qué es la felicidad para usted ?
- Suplir algunas cosas básicas que faltan, para estar un poquito mejor. Que la gente sea más sincera y exista menos hipocresía. Ver más sonrisas en los rostros, que a pesar del trabajo que se pase los cubanos seamos más unidos. Eso, y que nunca deje de existir el arte.
-¿Tenía pensada alguna otra profesión antes de ser actor?
- Antes de ser actor nada. En cualquier caso, hubiera elegido alguna profesión donde pudiera ser útil y servirle a la gente. Soy un fiel pensador de que un sueño es tan grande, como seas capaz de llevarlo por dentro.
Lya
21/10/22 17:33
Gracias Monchipio, eres auténtico, con muchos como tú, Cuba seguirá adelante con su Revolución humanista.
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