“Ser o no ser, esa es la cuestión”. Siempre que el veinteañero Hamlet Paredes Grau se presenta escucha esta oración, extraída de la obra Hamlet de William Shakespeare. “Ya estoy acostumbrado —me dice— pero no tenemos nada que ver ese personaje y yo. No titubeo en mis empeños y la inseguridad no me caracteriza”.
De ello estoy convencida, luego de conocerlo como colega del Diplomado de Locución del Centro de Estudios del ICRT, y me sorprendió saber que ese muchacho que compartía mis primeros encuentros con una cabina de radio, y que ansía conducir la emisión estelar del Noticiero Nacional de Televisión o de Telesur, es el mismo que protagonizaba la puesta en escena El hombre que no estaba y a quien también podía encontrar en la Dirección Provincial de Justicia de La Habana y en la Consultoría Jurídica de la Dirección Provincial de Cultura.
“Sucede que soy graduado de Derecho de la Universidad de La Habana pero desde que cursaba el preuniversitario he estado vinculado al mundo de la actuación a través de talleres y cursos. Si preguntas por mí en mi trabajo, me llaman El Artista, y me siento bien con el apodo porque puedo ser abogado y actor, ambas cosas”.
Y otras más, agrego yo, pues a estas alturas de la conversación, detrás del telón del escenario del Teatro Bertolt Bretch, ya sabía que Hamlet estudió piano y trombón en la escuela Alejandro García Caturla y que hoy, como delegado al Congreso de la Asociación Hermanos Saíz, integra la comisión que propondrá cambios en los estatutos.
“Dicho así suena como una carta de presentación muy extensa —afirma— pero es válida porque todo lo que he hecho hasta la fecha no ha sido muy fácil. He superado muchos obstáculos y he multiplicado mi voluntad para vencer cada desafío”.
Hamlet me cuenta de sus interpretaciones en monólogos y obras colectivas mientras formó parte del Movimiento de Aficionados de la Cátedra de Extensión Universitaria de la Universidad de La Habana, con Gladys Ávila, de sus premios y reconocimientos; y el brillo de sus ojos se contagia horas antes de ponerse la piel de Ángel, personaje de la comedia Dos de amor, que se mantendrá en cartelera durante el mes de agosto en el Teatro Bertolt Bretch, de martes a jueves a las 8:00 de la noche.
“Integré el grupo Los Nómadas, de la Facultad de Derecho, y recuerdo con cariño mis trabajos de aquella época. Los monólogos Yo, Judas; El enano en la Botella, No dejes escapar la ira, Vivimos en la ciudad…Con los dos primeros obtuve premios en Festivales Nacionales e Internacionales y con El enano… me crecí mucho. Tenía como antecedente la actuación de Mario Guerra y el personaje debía bailar, cantar, tener mucho dominio del cuerpo, ser muy versátil; me costó mucho lograrlo. En obras como Sábado Corto, de Héctor Qintero y Las Monjas, de Eduardo Manet, también participé y aprendí mucho.
"Cuando egresé de la Universidad toqué las puertas de Juan Carlos Cremata, director de la compañía teatral El Ingenio y afortunadamente me ofreció trabajar en Sleep, aunque después no pude actuar en ella por sufrir un accidente. Luego pasé un curso intensivo de formación de actores de Teatro D’Dos, con Daysi Sánchez, y más tarde Irene Borges me invitó a trabajar en Espacio Teatral Aldaba.
"En este último, en la obra performática La pintura y otros lugares, asumí un reto inmenso. Me llené mucho desde el punto de vista profesional y personal pues era una puesta de creación colectiva, se basaba en improvisaciones que hacíamos entre todos. Fue una obra intensa, llegábamos a momentos de catarsis en los que, por ejemplo, hablábamos de nuestros propios muertos, y no fueron pocos los del público que lloraron y algunos se marcharon de la sala”.
Desde hace poco más de dos años Hamlet integra el proyecto que acoge Carlos Díaz, director de la compañía Teatro El Público, que tiene en la dirección artística y de puesta en escena a la actriz Anaysy Gregory Gil.
“El trabajo es desde y para los jóvenes y debuté con el grupo, integrado por muchos artistas como Camila Arteche, Niusvel Ventura, Yeney Bejerano, Liliam Ojeda, entre otros; con la obra El hombre que no estaba. Yo era ese hombre, más bien, la imagen, el reflejo en el espejo, la conciencia del teniente Alonso. Lo más difícil en esa obra fue la coordinación que tuve que lograr con Denys Ramos, quien interpretaba el personaje principal.
"Luego integré el elenco de la puesta El año de Khalil Madoz, donde se me subió la parada desde el punto de vista actoral, pues hice dos papeles, de investigador y de mayordomo. Son textos muy complejos y tuve que prepararme mucho”.
A Hamlet podemos verlo ahora en la comedia Dos de amor, junto a Anabel Suárez, en el resumen de lo que puede ser el “sufrimiento” de un matrimonio en crisis al cabo de los años. “Es una obra cíclica, como pueden serlo las relaciones de pareja, pero también es un divertimento, aunque proponemos la reflexión pues hablamos de machismo, de tolerancia, de infidelidad… En esta obra tengo temores en relación con las reacciones del público porque promovemos la interacción con él desde el mismo instante en el que pedimos que hombres y mujeres se sienten por separado, y en los ensayos no puede predecirse lo que en tiempo real suceda”.
—¿Por qué estudiar Derecho si tu sueño era ser actor?
—Pienso que el actor debe tener una formación de base para su desempeño. Respeto los estudios de actuación de quienes los realizan desde que egresan de la secundaria, por ejemplo, en la Escuela Nacional de Arte o en el Instituto Superior de Arte, pero se puede ser actor si se transita por otros caminos, como hice yo, y tener otra base académica, otra preparación. Además, no siempre podemos tener trabajo como actor y, en esos casos, siempre seré abogado y ahora locutor.
“El Derecho en particular me ofrece la posibilidad de estudiar bien las obras, me brinda herramientas para enfrentarme a un texto desde la formación política y sociológica. Eso es muy útil”.
—Se te conoce no solo por tu trabajo en el teatro sino también en la pequeña pantalla…
—En las aventuras Adrenalina 360 hice un personaje secundario, Daniel, para el que tuve que prepararme mucho, pues practicaba apnea y alpinismo. Sumergirme 12 metros sin tanque y escalar, con el riesgo de un accidente que realmente sufrí, fue de los mayores riesgos que enfrenté. También participé en tres capítulos de la serie Tras la huella, en el que interpreté a un oficial en dos ocasiones y a un sospechoso de un asesinato en otra.
“Lo que sucede es que en televisión trabajas para una cámara, todo debe ser pequeño, no puedes exagerar en el decir. A diferencia del teatro, no hay una continuidad dramática a la hora de grabar, y aunque ello exige una preparación rigurosa de los actores, se resta espontaneidad con el ¡Corten!, y no aprendes a salvar situaciones, a crecerte ante el olvido de un texto, por ejemplo.
"La televisión te regala fama al momento pero yo nunca bajaré del escenario. Conocí la magia del teatro gracias a mis padres, que desde pequeño me llevaban a las salas y ahora, al cabo del tiempo, me apasiona trabajar en él, aunque las condiciones no sean las mejores, aunque tengamos que hacernos de nuestros propios recursos, y a pesar de que el salario no se corresponde ni en lo más mínimo con el empeño, el esfuerzo físico y la dedicación que entraña.
"Adoro ese silencio al inicio de una obra, me entrego al público y conducirlo por la trama es un desafío que intento asumir cada vez mejor”.
Ni la duda más diminuta se asoma en sus ojos cuando le pregunto por su disposición para hacer un desnudo, tema sensible para cualquier actor. “No tengo problemas con hacerlo, de hecho en El hombre que no estaba, la obra comenzaba y yo estaba sin ropas. Los motivos profesionales imperan y todos los cuerpos, en esencia, son iguales. No tengo tabúes en cuanto a ese tema”.
Ni el domingo dejas de trabajar, insisto. “Me pasa como a ti”, me dice. Y es que en el programa De joven a joven de la emisora COCO, Hamlet comparte la conducción en vivo desde las 12:00 y hasta la 1:00 de la tarde
“Es también un reto llevar el tema central, las secciones, los invitados, las llamadas de los oyentes y, sobre todo, responder a la exigencia de mantener el ritmo arriba todo el tiempo. La actuación me ayuda mucho en la improvisación y en la chispa que hay que tener en la cabina. Pero lo hago y quiero hacerlo cada vez mejor.”
—Hablemos de tus sueños…
—Soy joven, tengo muchos. Ya conoces los de la profesión de locutor, pero en otras esferas de mi vida sueño con que mejoren las cosas en el ámbito teatral y que los actores de este medio seamos más reconocidos y mejores pagados. Y sueño también con interpretar un personaje de los clásicos, y con tener siempre la voluntad de prepararme todo el tiempo. Me gusta desde el costumbrismo de Quintero hasta las obras de los novísimos… Igual me sucede con la música, pues escucho a Beethoven y también a los Van Van. Siempre hay que saber de todo porque en el teatro nunca se sabe qué personaje puedas hacer.
@whitehacker
13/8/13 13:00
Conozco a Hamlet, y ese joven tiene una gran versatilidad en sus papeles.... Nadie ha hecho comentarios, porque a lo mejor no se dan cuanta que en ese joven ca un gran actor-abogado
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