Se abre la ventana al mundo del séptimo arte

Para muchos termina la espera. Desde hoy y hasta el próximo 15 de diciembre La Habana será la capital del cine, un punto de peregrinaje para los amantes del mundo del celuloide que marcan en su calendario otra celebración del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano como uno de los momentos más especiales del año.

Especial atención recibirá esta 35 edición, la primera sin el que fuera desde su mismo inicio el principal guía, impulsor, creador y director: Alfredo Guevara, uno de los más importantes intelectuales de América latina y el mundo, quien falleciera en abril último y dejara como legado uno de los eventos más prestigiosos si de promover el cine regional se trata.

Al decir de Luciano Castillo, uno de los más avezados y serios investigadores sobre esta manifestación artística en Cuba, el Festival es una gran ventana al quehacer cinematográfico latinoamericano y de otras latitudes, una oportunidad única para actualizarse sobre la labor de cineastas consagrados y los nuevos que ya caminan con paso firme en la escena fílmica internacional.

Más de 500 cintas en cartelera, una selección de primera línea de películas ganadoras en otros certámenes, y un criterio que defiende la representatividad y la calidad por encima de todo, confirman la solidez de un evento, que a fuerza de tesón y buen hacer se reafirma como uno de los de mayor convocatoria en el continente.

COREOGRAFIAR UN FESTIVAL

Para conocer las peculiaridades del Festival por dentro y averiguar de primera mano las propuestas para este año, Cubahora se acercó a Zita Morriña, Jefa de Programación de la cita habanera, quien nos llevó por los entresijos de la preparación de uno de los mayores sucesos en la escena cinematográfica de América Latina y el Caribe.

Morriña, con una trayectoria en el evento tan larga como la existencia de este, comentó que un equipo de programadores se encarga de seleccionar de entre los mil títulos que se inscriben anualmente, la obras que mejore reflejen el espíritu del encuentro, las de mayor calidad, siempre teniendo en cuenta la necesidad de que se vean representadas filmografías de países con poca producción.

Explicó que se mantienen las categorías en concurso: largo y cortos de ficción, documentales, animados, carteles y guión inédito, aunque la sección no competitiva, también llamada informativa; fue renovada con la creación de una gran muestra titulada Latinoamérica en perspectiva, fragmentada por temáticas.

Así el público, que escoge las películas que verá de acuerdo al tema tratado o a su sinopsis, le será más fácil moverse entre tantas propuestas y satisfacer sus necesidades más fácilmente.

Este amplio mosaico que incluye alrededor de 250 títulos estará dividido en 15 subtemáticas: Los colores de la diversidad, Música, cámara, acción, Ciudades y otros paisajes, Éxodos, Memoria, Vanguardia, Cinemateca latinoamericana, Para todas las edades, Arte y tradición, A sala llena, A medianoche, Historias de violencia, Cuestión de fe, En sociedad y La hora del corto.

“También están las muestras de otras latitudes. Muchas de ellas las hacemos con el apoyo de los países que tienen representación diplomática en Cuba. Son ciclos que se mantienen todos los años gracias a la solidaridad de muchas embajadas e institutos como el Goethe de Alemania.

“A veces tenemos muchas dificultades.  Al dejar de existir el campo socialista que nos suministraba de títulos, el Festival se dio a la tarea de crear dentro de su celebración estas muestras de cine de todas partes del mundo para mantener la cultura cinematográfica del público cubano, que es bien alta.

“Nos dimos a la tarea, con Alfredo a la cabeza, de mantener un nivel de información sobre lo que se hace en el mundo. Con muchísimas limitaciones, porque la película hay que seguir pagando por el derecho de exhibirla, pero quisimos traer esas películas que nos ayuden a mantener un nivel de información y formación en los espectadores cubanos.

“En total son más de 500 filmes a proyectar. Son datos que vamos ajustando, porque se nos une alguno que no teníamos previsto y otro que sí lo estaba nos cancela, porque no tienen la copia en español. Esa es una dificultad con la que nos tropezamos a menudo en las películas que no son en español y es que necesitamos exhibir las copias subtituladas en nuestro idioma y a veces es un inconveniente porque no existen.

“Se conoce poco pero en muchos casos estamos haciendo subtitulaje electrónico. Para esto también necesitamos las autorizaciones, que nos manden los textos, buscar los traductores, hacer los ajustes para mientras se proyectan ir tecleando los subtítulos en español. Tienen que coordinar que queden bien. Llevamos algunos años haciéndolo y esta edición año vamos a tener como 20 o 30 títulos traducidos y subtitulados durante la proyección.

“Haremos esta traducción en la muestra de cine canadiense, coreana y checo. En el caso de este último logramos imprimirle los subtítulos, los obtuvimos con tiempo y ha sido traducida y subtitulada por el equipo de traductores que trabajan para el Festival.

“También en este mismo caso hay algunas muestras del panorama internacional, algunas obras de las presentaciones especiales. Tenemos dos películas brasileñas, que no concursan pero nos interesaban mostrarlas. Una es Flores raras, con Gloria Pires como protagonista y la otra es una obra coral de 14 directores internacionales: Mundo invisible”.

Al contestar sobre las principales satisfacciones de una labor a veces tan poco reconocida, Zita confesó que  para ella una señal de trabajo bien hecho es el agradecimiento de quienes asisten al cine.

“Es muy difícil hacer la selección, que todo el mundo quede contento, que lleguen las películas, que después se programen adecuadamente. Cuando uno pasa por un cine y ve un grupo grande de personas esperando para entrar es una satisfacción, y cuando por la calle te dicen a veces: ¡Qué bueno está el Festival! ¡Cómo me gustó! Eso es una satisfacción”.

UN FESTIVAL PARA EL CONOCEDOR Y EL PROFANO

Haciendo honor a su calificativo de festividad y a su poder de convocatoria, esta 35 edición trae propuestas que no sólo se circunscriben a la sala oscura de un cine, sino que va más allá y llega hasta la plástica, la literatura y la música.

Luciano Castillo contó entre las peculiaridades del Festival el incluir en su programa presentaciones de libros, exposiciones de carteles, pintura, fotografía, y un día dedicado a los profesionales de la crítica.

Intercambios entre profesionales del sector, encuentros de negocios y sesiones teóricas completan el programa del evento, uno de los más completos de su tipo, que establecerá su sede principal en el Hotel Nacional de Cuba, una especie de cuartel general para directores, guionistas, actores, actrices, productores, especialistas y entusiastas del mundo del celuloide.

El plato fuerte, la selección en concurso –que abre este día cinco con Gloria, una película del director chileno Sebastián Lelio- abarca 22 cortos, 21 óperas primas, 30 documentales, 31 animados, 25 guiones inéditos, 33 carteles y 21 largos, este último apartado con dos filmes de directores cubanos: Boccacerías habaneras, de Arturo Sotto y Jirafas, de Enrique Álvarez, que forman parte de la más de una veintena de obras nacionales.

En aparte con Cubahora, Castillo aseguró que lo más importante de este Festival es el respaldo popular con que cuenta.

“En diciembre muchos cubanos planifican sus vacaciones para hacerlas coincidir con el Festival, con esta fiesta del cine. Algo que es realmente raro. Muchos de estos festivales, incluso de clase A, no tienen este apoyo de los espectadores. Son eventos más elitistas, para la cítrica, para los invitados, para los intérpretes. Aquí en La Habana el público es muy cinéfilo. El Festival mismo incentiva esta afición.”