//

martes, 19 de noviembre de 2024

Con botas militares, cuello y corbata

Los sucesos en Turquía el viernes 15 de julio son el refrito de las añejas opciones de toma del poder en práctica en Latinoamérica: por la fuerza o a través de “golpes blandos”...

José Gilberto Valdés Aguilar en Exclusivo 22/07/2016
1 comentarios

Con la sublevación del grupo de militares turcos y otras personalidades contra el presidente Recep Tayyip Erdogan no ha habido prácticamente un año en este siglo XXI sin asonada castrense o corruptos adversarios políticos contra un gobierno en el mundo.

Actualizando una lista publicada por ABC, ya suman 39 estos violentos acontecimientos, con diferentes lecturas, en los que siempre son las masas populares las que sufren desmanes de todo tipo.

Tan repetitivas resultan estas acciones que el año anterior el tema ocupó las pantallas de cines y videos, con la película Golpe de Estado, sobre una familia norteamericana que va a trabajar a un país extranjero. Con buenos, buenos; malos, malos y, coincidentemente, la presencia de agentes de servicios de inteligencia.

LATINOAMÉRICA, UN REITERADO ESCENARIO

Aunque los lauros pueden estar en manos de otras regiones del mundo en 15 años y seis meses, son los “gorilazos” de generales y doctores ocurridos en Latinoamérica los que nos llaman más la atención, bien por la cercanía geográfica, los rasgos seculares de identidad cultural, tradición solidaria, idioma común y aspiraciones políticas.

El periodista cubano Juan Morales Agüero destaca que el apelativo “gorila” para nombrar a las cabezas pensantes de los cuartelazos tuvo su origen en un programa argentino llamado La Revista Dislocada, en 1955.

Tras una pausa en las decisiones antidemocráticas adoptadas en campamentos militares durante las últimas décadas en el siglo anterior, el presente ciclo se reinicia en el año 2002 con la fallida sedición contra Hugo Chávez y la soberanía venezolana. Han ocurrido ocho coup d’État* al sur del Río Bravo: la cuarta parte de los registrados en el mundo.

Sin embargo, las características golpistasen el nuevo siglo permiten apreciar que el terrorismo de Estado en Latinoamérica ha cambiado frente al avance de las fuerzas de izquierda, populares y de integración regional.

Ya no son tanques ni fusiles contra mandatarios y pueblos que respetan los elementos esenciales de una democracia para el bien de todos. Se manifiestan otras tácticas más sutiles: los denominados “golpes blandos” para reprimir a gobiernos progresistas y, por supuesto, molestos para los intereses de los inquilinos de la Casa Blanca en Washington.

“La naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (...) Nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas”, dijo el politólogo estadounidense, Gene Sharp, quien lo definió como una estrategia de “acción no violenta”, que no recurre a la fuerza bruta para hacerse con el poder. Los servicios de inteligencia norteamericanos han abrazado esta ideología que les permite consumar sus objetivos sin emprender costosas intervenciones de sus fuerzas armadas. Como Poncio Pilatos: se lava las manos. Eso es cosa de ellos.

El viejo guión que muchos sabían de memoria tiene un remake con los grandes medios de comunicación como principales protagonistas y su libertad de “expresión”, además del acorralamiento difamatorio de partidos (pandillas) de las oligarquías contra quienes se ponen al lado del pueblo.

El listado, como se destacó, se inicia con las pocas horas que Carmona asumió por la fuerza la presidencia de Venezuela, en abril del 2002. Hugo Chávez, el presidente prisionero, inspiró el movimiento cívico militar contra la dictadura de la burguesía. En ese hermano país, propulsor de la unidad regional, no se han agotado los recursos de “golpes blandos” en ofensiva mediática, económica yguarimbas, con la intención de doblegar al pueblo bolivariano.

Posteriormente se registraron los siguientes: en el 2004 el golpe militar en Haitícontra Jean-Bertrand Aristide; el malogrado del Perú, en 2005, para derrocar a Alejandro Toledo; y en igual año la intentona contra Rafael Correa en Ecuador. También se incluye la frustrada asonada cívico-prefectural en Bolivia del año 2008 contra el presidente boliviano Evo Morales.

En Honduras, el rostro público del grupo (Roberto Micheletti), que enfrentó la soldadesca al pueblo hondureño y destituyó a Manuel Zelaya en 2009, fue llamado “goriletti” por Chávez, al describir con certero desenfado la imagen civil del “gorila presidente” impuesto inconstitucionalmente por la oligarquía. Al cumplirse los seis años del golpe, Zelaya declaró en una entrevista “Cuando gané llegó el embajador de Estados Unidos y me entregó la lista de mi gabinete. Yo me rebelé contra eso. A la semana siguiente, llegó un pedido de asilo político a través de mi canciller Jiménez Puerto para Luis Posada Carriles, terrorista internacional, acusado de grandes crímenes. Al poco tiempo me pidieron que me alejara de Hugo Chávez. Después de eso, a los tres años me quitaron del gobierno”.

En el año 2012 trascendió la modalidad del golpe de Estado parlamentario y el amañado juicio impulsado por la oposición contra el presidente constitucional de Paraguay, Fernando Lugo. Fue separado del cargo, pero reinició la gestión política desde un lugar en el Senado.

SIEMPRE ENCUENTROS CERCANOS CON USA

Cierto es que en “las estrategias conspirativas no violentas” siempre han tenido encuentros cercanos una agencia de base militar o la representación diplomática norteamericana con los promotores de la toma del poder por la fuerza.

Vale la pena traer a colación la frase sentenciosa de la presidenta chilena —víctima de una dictadura— Michelle Bachelet: “La razón por la cual no ha habido golpe de Estado en EE. UU. es porque en EE. UU. no hay una embajada de EE. UU.”.

En el presente año 2016 continúa la amenaza de asonadas golpistas contra gobiernos de carácter progresista. Lamentables son los cambios para mal de las masas populares de Argentina, con el ascenso de Mauricio Macri. Entretanto, en Brasil transcurren momentos inciertos con el pretendido juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, el cual ha tenido destapes de corrupciones entre los acusadores, como Michel Temer, uno de los 60 personajes más poderosos del gigante latinoamericano.

¿Cómo será el próximo golpe de Estado: gorilas con corbata o botas militares?

 

*Locución procedente del francés coup d’État y significa: toma súbita y violenta del poder político por un grupo de poder, vulnerando así la legitimidad institucional establecida en un Estado.


Compartir

José Gilberto Valdés Aguilar

Se han publicado 1 comentarios


senelio ceballos
 27/7/16 8:08

..Estimados seguidores de CUBAHORA...No debemos olvidar que en Turquia.. La OTAN..tiene uno de sus almacenes de mas de 50 bombas atomicas...En la base que se alzaron sus jefes contra el gobierno..Yo recuerdo  cuando en una ocacion (2008)..Yo estaba con un grupo de estudiantes-turistas por Turquia...Visitamos esa base. desde alli aviones espias.. sobrevolaban los teatros de operaciones militares de loa ejercitos de Georgia ( GRUSIA) y Rusia en la Guerra de 7 dias en Osetia..Lo recuerdan?? cuando las olimpiadas de China..PUTIN.. Regreso desde el acto de inauguracion y ordeno bombardear las bases militares de Georgia.. Los gringos acusaron a Rusia de usar  fuerzas mas de la cuenta en esa guerra... Eso es solo unos kilometros de terrotorios y aguas turcas..Habia que terminar esa guerra en el tiempo minimo...Antes que la OTAN..cerrara y abriera los ojos.. cont

Deja tu comentario

Condición de protección de datos